Me encanta ese momento momento cuando, después de una borrachera desenfrenada, descansas como si hubieses dormido en el mismo cielo. Nada duele, todo en tu mente es blanco y la realidad aún no ha hecho presencia. Lamentablemente, ese sentimiento me dura tan solo cinco segundos porque al sexto todo empieza a llegar a mi memoria. La cena, yo con Daniel, yo bebiendo mucho más de lo que debería… Maxon. Un yo muy borracho gritándole a Maxon. Oh por dios. Luego solo tengo pedazos rotos de recuerdos. Vomitando, en la bañera desnuda. Nosotros besándonos y luego… luego de eso no recuerdo nada. ¿Pero cómo? Me levanto de golpe y el mundo me da una vuelta. !j***r que dolor! Estoy sola en la cama. La luz se filtra por un pequeño espacio en la cortina y lo primero que hago es ver que llevo puesto.