La puerta del pasajero del inmenso camión de carga se abre para que el chofer le permita subir a una congelada chica que tiembla de frío.
"Pero por dios niña!"
"Cómo es posible que estés tu sola en estos caminos tan desolados y con este intenso frío?"
Linny, quien entra en la cabina del camión se frota las manos para lograr entrar en calor, pues siente ya no siente sus dedos
"Gracias señor...gracias..."
Es lo único que la pobre chica puede decir mientras que se hace ovillo en el asiento del pasajero.
Por lo que, Braulio, el conductor del camión de mediana edad enciende el aire acondicionado para calentar a la chica.
Con destreza aprendida, Braulio le extiende con una sola mano, una manta abrigadora que siempre guarda en la parte trasera de su asiento.
"Toma niña, abrígate bien el cuerpo."
"Llegaremos a una gasolinera en unos minutos y te compraré un café bien caliente para que termines de entrar en calor."
Braulio mira con preocupación a la joven.
Estima que no debe de tener mas de veinte años y aparte de verse completamente muerta de frío tiene un expresión torturada en el rostro.
La joven solo viste con unos jeans muy deslavados, tenis sucios, los cuales en el pasado, tal vez, fueron blancos relucientes.
La delgada sudadera que lleva encima es casi traslúcida de lo gastada que está.
Con algunas reservas, Braulio vuelve a enfocar su atención en el oscuro, solitario y desolado camino que transitan.
El hombre ha escuchado de mujeres asaltantes repartidas en los más apartados parajes, las cuales despojan a los conductores de sus camiones dejándolos a su suerte en el solitario camino.
O peor...
Los asesinaban.
Debido a ese temor, Braulio se mantiene en guardia en todo momento con la chica, mirándola de reojo en el corto trayecto hacia la gasolinera.
Rodeados de montañas oscuras, autopistas de color n***o como la noche, señalizaciones que se iluminaban con las potentes luces del camión y esporádicos autos, el camión blanco se mueve con fluidez como un gran animal mecánico que corre en esa fría noche.
Las luces de neón se distinguen a lo lejos indicando que la gasolinera está muy próxima.
Braulio baja la velocidad lentamente mientras busca un buen lugar para estacionarse.
"Quieres acompañarme o prefieres quedarte aquí?"
Braulio cuestiona a la chica, quien, por fin, ha dejado de temblar de frío.
Linny ha recuperado la sensación en sus dedos.
"Niña?"
Repite Braulio frunciendo el ceño.
Linny sale de su ensimismamiento.
"Linny, me llamo Linny señor y me encantaría acompañarlo señor "
Braulio le indica que puede bajar, pero que espere hasta que se situe del otro lado.
Linny hace lo que le pide el hombre y aguarda hasta que Él mismo abre la puerta extendiéndole la mano para que ella pueda descender con mucho cuidado por los tres pequeños escalones de la alta cabina.
"Vamos, entremos antes de que puedas resfriarte."
Braulio extiende su brazo, el cual Linny toma, pues sabe que es mejor contar con la protección del amable hombre a entrar sola ese lugar.
Deteniéndose en la barra del lugar, Braulio ordena.
"Dos cafes americanos por favor."
"Quieres algo más Linny?"
Linny rueda los ojos ante las delicias que ese extienden en el mostrador cuando escucha la pregunta amable de Braulio.
"Podría cambiar mi café solo, por un café y una dona?"
"En verdad muero de hambre!"
Braulio cambia la orden y el cocinero del lugar prepara dos sándwiches de jamón y queso fundido.
"Me llamo Braulio."
El hombre se presenta mientras que extiende una mano hacia la jovencita y ella acepta mas que encantada el apretón de manos.
"Dime Linny, porque estaba tu sola en ese lugar, en esta madrugada gélida?"
Linny sigue frotándose las manos en espera de la bebida caliente y su estómago retumba por el el hambre que tiene.
Han pasado casi doce horas desde que ella comió algo.
Han pasado tantas horas desde que Linny huyó de ese lugar tan apartado del mundo.
"Tengo que llegar a Oklahoma City Braulio."
"Debo llegar a un restaurante como este lo mas rápido posible y no tenía nada de dinero conmigo."
"Por lo que tuve que salir a la autopista esperando que alguien me llevara o acercara lo más posible hasta ese lugar."
"Nadie se había detenido hasta que tu lo hiciste, muchas gracias."
El pedido de ambos aparece frente a ellos, por lo que Linny sin esperar más toma el sándwich para morderlo con demasiado deleite.
El delicioso y dulce olor de la taza de chocolate humeante le despiertan mas el apetito a Linny!
La joven está tan agradecida con el hombre.
Mientras muerde el sándwich con tranquilidad, Braulio examina a la chica y llega a la conclusión de que no es una chica de ciudad.
Tiene tierra en su ropa, zapatos e incluso en su carita de niña.
No se equivocaba con lo gastada y raida sudadera gris, la cual, al igual que los tenis, en algún momento fue de un color mas intenso.
Braulio no pierde detalle de las manos y cara curtidas por el sol de la joven.
Su cabello que esta fuertemente agarrado en un moño apretado no tiene ningun brillo.
Desplazándose en su celular por todas las fotos de chicas desaparecidas, extraviadas o secuestradas, Braulio termina su sándwich manteniendo una expresión neutral en su rostro.
Tal vez la chica se había dado a la fuga de su hogar y ahora viajaba de incógnito por el país.
O peor.
Ella podria haber escapado del lugar donde la tenían retenida contra su voluntad.
Al no encontrar su foto en los registros, Braulio no sabe que pensar.
Excusándose con mucha educación, Linny se dirige al baño después de una comida que le devolvió el alma y las energías.
Cuando cierra la puerta del sanitario del pequeño restaurante se mira al espejo, por primera vez, después de casi siete meses de no hacerlo.
Lo que ve la deja triste y abatida.
No es la misma sonriente y feliz Linny de comienzos de año.
Y ciertamente ya no será la misma despreocupada Linny a partir de ese momento.
Pero ella esta determinada a encontrar a Graham en ese restaurante, el cual es el favorito del hombre.
Después de usar el baño, lavarse las manos y la cara, Linny se acomoda el cabello de forma diferente antes de salir del mismo para regresar hasta Braulio.
Pero cuando camina de regreso ya no puede encontrar al hombre por ningún lado.
Asustada, Linny se envuelve en la frazada mientras que discretamente camina hacia la salida lo mas rápido posible.
Teme que le cobren al comida y ella no puede pagarla.
Si esa situación ocurriera sería un gran problema para Linny, por lo que sale del restaurante para intentar buscar el camión del señor Braulio.
Justo cuando su grado de ansiedad era elevado, el grito del señor Braulio hizo que Linny girara la cabeza hacia
donde están ubicadas las bombas de gasolina.
"Entra en el camión Linny, ire enseguida!"
Mas aliviada, la chica jala con fuerza la puerta del pasajero para poder dejar cuanto antes el gélido viento frio que sigue soplando inclementemente.
Gracias a que ya está amaneciendo, Linny puede observar algunas fotografías en el tablero del conductor.
En esas fotos, seguramente familiares de Braulio, se aprecian mujeres y niños riendo.
Una de las fotos llama la atención de Linny.
En la imágen aparece una joven risueña casi de la misma edad que ella.
Cuando Linny intenta tomarla, la puerta del conductor se abre provocando que Linny se asuste un poco y regrese a su asiento.
"Tienes suerte Linny, voy más allá de tu destino, por lo que puedo llevarte hasta el lugar a donde te diriges."
Lo cierto era que Braulio había decidido que nadie más debería de llevar a esa niña.
No todos sus compañeros camioneros eran respetuosos con las mujeres desamparadas como lo era Linny.
Algunos camioneros en el pasado habían abusado de chicas solas que también pedían aventón, varios de ellos habían acabado en la cárcel debido a que las habían asesinado.
Además estaba aquella terrible experiencia del pasado...
"Puedes dormir un poco en la parte trasera Linny."
"Hay un pequeño colchón que, te prometo, esta muy limpio."
"Ademas de que encontraras mas frazadas abrigadoras y almohadas."
Linny observa al hombre que le habla con una singular ternura.
"Mi esposa lava toda mi ropa de cama cuando llego a casa y este es mi primer viaje, por lo que no he tocado nada."
"Por lo que puedes dormir tranquila."
Linny escuchó con agradecimiento todas las palabras del buen hombre.
Había comido, bebido!
Y ahora tenía un lugar limpio y acogedor para dormir!
Eso era más de lo que había tenido en los últimos terribles meses.
"Braulio, no sabes como te agradezco de verdad todo lo que haces por mi."
"No he dormido nada en varios días...gracias."
Antes de que Linny pase a la parte posterior de la cabina, ella se detiene un momento apenada.
"Braulio...no tengo dinero para pagarte el viaje, o la comida..."
"Pero prometo que en cuanto lleguemos a Oklahoma encontraré la manera de pagarte por todas tus atenciones."
El hombre niega con la cabeza instando a Linny a que descanse.
"No te preocupes por eso ahora Linny, solo descansa."
"Aun estamos muy lejos de Oklahoma."
Braulio encendió el camión que rugió y vibró cobrando vida de nuevo.
Linny se acurrucó debajo de las deliciosas, suaves, cálidas y perfumadas frazadas para dormir.
Gracias al arrullo del movimiento del camión y su acumulado cansancio Linny pronto se encontró en brazos de Morfeo.
Soñaba que escapaba por fin de su pesadilla...
Soñaba que escapaba del bastardo que tanto miedo le infundía.
Soñaba con la hermosa libertad.
***By Liliana Situ***
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