Hedrick tumbó a Heleanor sobre la cama. Se acomodó sobre de ella y sus labios pronto se fundieron con los de su amada. Sus lenguas se movían adentro de sus bocas como un suave torbellino. Su entrepierna se endureció al instante y se le notaba el bulto en el pantalón. Le quitó la túnica. —Espera aquí —dijo Hedrick y se separó de ella. La vio entonces con el rostro sonrojado y expresión dócil. La azulada mirada de Heleanor lo observaba atento y eso lo estimulaba mucho más. Hedrick se levantó con destreza de la cama. Se quitó la camisa, los zapatos y las medias. Buscó en el lugar donde había dejado los objetos que había comprado en la tarde. En su mano zurda tenía un dildo rosado de tamaño promedio y en la diestra un vibrador ovalado de color morado. Debatió en cuál debía escoger para usarl