León infla su pecho. —Si.— Remoja sus labios.
Y a que esa respuesta es más que suficiente para Enzo, quién no necesita volver a preguntar absolutamente nada al respecto.
—Odio las giras.— Comenta relajado mientras que come de su ensalada.
León remoja sus labios y observa momentáneamente al hijo mayor de su entrenador, para darse cuenta de que no lo está diciendo solamente para sacar conversación, sino que lo dice para hacerlo sentir más cómodo.
—¿Y eso?— Se carajea. —Tu hermana me dio un sinfín de folletos en los que parece ser que la pasan por demás bien.— Agrega burlón.
—Que nos hospedemos en lugares costosos solamente porque los sponsors nos los obsequian no significa que sea el mejor de mis pasatiempos, a mí me gusta pelear, y si te soy sincero me gusta mucho más la adrenalina de cualquier underground y no esa fama esporádica que te da estar arriba de un cuadrilátero de la UFC, o de cualquier tipo de boxeo.— Lo señala y suelta una pequeña carcajada.
Refiriéndose justamente a la técnica por la que León va a competir durante su carrera.
El rubio no hace más que alzar sus cejas y concentrarse en su plato, teniendo que admitir que era una de las pocas veces que comía algo tan elaborado, a pesar de que era una simple ensalada.
Últimamente tenía a Enzo detrás de su espalda con aquellas viandas que eran tenía a Enzo detrás de su espalda con aquellas viandas que eran absolutamente completas y llenas de todo lo que él necesitaba consumir, no obstante, antes de eso tan sólo consumía algún que otro sándwich en algún puesto callejero que se encontrara o aceptaba la comida que Nick le preparaba y le dejaba para cuándo llegaba tarde.
Siendo que nunca se había puesto a pensar en que debía de cuidar más las formas que tenía de comer, ya que no necesitaba preocuparse por eso debido a la intensidad con la que entrenaba.
—¿Por eso estás golpeado?— Señala su pómulo.
Y recuerda no haberle hecho ese golpe en los entrenamientos, y tampoco recuerda haberlo visto que saliera lastimado cuándo estaba entrenando en soledad y él estaba entrenando con quién era su custodio y la persona que utilizaban para sus prácticas.
Enzo muerde su labio inferior y le da un sorbo a su vaso de cerveza. —Todos tenemos diferentes formas de quitarnos la rabia y la frustración, y lamentablemente si no lo puedo hacer con la persona correcta, quizás lo haga de manera clandestina.— Sube sus hombros no teniendo ningún pudor al admitir aquello.
Y tampoco necesitando mentirle a León respecto a por qué tenía esos golpes todavía, ya que el rubio se los había visto durante esta semana en la que habían estado entrenando arduamente y agradecía qué, al menos, hubiera sido lo suficientemente austero como para preguntarlo de manera privada y no delante de su padre.
—Pero no sigas mi ejemplo porque lo más probable es que alaric nos golpee a ambos.— Agrega colocando sus ojos en blanco y haciendo una pequeña burla ante su comentario.
A a pesar de que sabe perfectamente que su padre podía llegar a enloquecer si se entera de que estuvo peleando clandestinamente por las madrugadas en algún lugar de la ciudad.
—Si, entiendo esa necesidad.— Murmura tragando saliva.
Y a pesar de que no es un hombre de muchas palabras siente la necesidad de soltar simplemente esa pequeña frase para que sepa que no le parece extraño la forma que tiene de actuar.
Es más si tuviera un poco más de confianza o fuera una persona que hablaría de manera más esporádica al contar sus incidencias, lo más probable es que pudiera llegar a admitir que era una persona que necesitaba hacer exactamente lo mismo que él al menos una vez por semana para poder tener en claro sus ideas y descargar el resto de la furia que lo abrumaba por completo.
—Gracias por la comida.— León señala ambos platos vacíos y se levanta queriendo tomar los mismos para dejarlos en el área de la cocina.
Tiene que admitir que se siente levemente intimidado ante el hecho de encontrarse en aquella casa, y que todavía la castaña esté durmiendo en el sillón sin haberse dado cuenta de su presencia.
Por lo cuál, le parece un poco intimidante y absorbente el hecho de querer lavar los platos en una propiedad que no es de él, no teniendo ni la menor idea de si a cualquiera de ellos dos le puede llegar a molestar.
—Dejalo ahí, ya después lo limpio.— Le guiña un ojo y también se pone de pie sabiendo que se acaba de terminar la conversación.
León traga saliva y asiente pasando una mano por su cabello, habiéndose agotado lo poco que tiene de batería social. —¿Cuánto te debo?— Señala aquello y comienza a sacar la billetera de su bolsillo para poder dejarle algo de dinero.
Desde que aceptó la comida sabía perfectamente que no le iba a permitir que fuera gratuita, es por eso que se ofende levemente cuándo Enzo suelta una pequeña carcajada elevando su brazo, mientras que niega con la cabeza.
—No es nada, estás loco si crees que te puedo llegar a cobrar por un simple plato de ensalada.— Se carajea colocando los ojos en blanco.
—No importa que sea simple, pero es algo que salió de tu bolsillo y yo lo estaba contemplado para comerlo.— Sisea poniéndose serio.
Y no puede evitar hacerlo con esos temas, desde que había sucedido lo de su familia que no podía dejar de fijarse en aquellos pequeños detalles, y por más que no quisiera meterse directamente en la economía de cada familia, le era imposible no comportarse de manera justa a cada lugar al que iba.
—Leon, cada vez que vengas a mi casa vas a comer y tomar lo que quieras sin siquiera pedir permiso y menos que menos con la intención de abonarlo, reconozco que es un gesto amable de tu parte y te lo agradezco, pero realmente no es necesario.— Asegura golpeando su hombro al haberse acercado un poco más hacia él.
El rubio no hace más que suspirar, no encontrando palabras para seguir discutiendo ante aquello.
Por lo que decide darse por vencido y tener aquella pequeña moraleja de que no debe volver a aceptar nada que venga de Enzo, sabiendo que no le va a permitir abonar.
—Nos veremos pronto entonces.— Señala el pasaporte y Enzo no hace más que asentir con la cabeza y asegurarle con un gesto, de que el mismo estará en buenas manos.
—Le diré a Noah qué pasaste a dejar el pasaporte para que pueda ultimar los últimos detalles que necesitaba con el mismo, cuándo nos veamos antes de ir al aeropuerto te lo entrega todo.— Explica.
—Bien.— Infla su pecho dirigiéndose hacia la salida.
—Bestia.— Lo llama antes de que cierre la puerta de atrás de su cuerpo.
León se da media vuelta levemente.
—Lo del loft sigue estando en pie y dispone.— Señala con la cabeza hacía arriba.
Queriéndo por todos los medios que la persona que tiene frente a sus ojos enloquezca por completo por su comentario, pero tenía que hacerlo.
—Y antes de que digas algo respecto a que estamos haciendo caridad, ese es un lugar destinado para la gente que viene al gimnasio, a este gimnasio en particular, ya sabes porque es así de exclusivo, y además esto es algo personal que yo te debo por haber ayudado a Noah.— Puntualiza elevando su pecho ante una respiración profunda.
León lo analiza de arriba a abajo y no dice ni una sola palabra. Sólo achina sus ojos y suspira.
—Se que sos de pocas palabras, y eso esta perfecto, y puede que no parezca, pero en este equipo somos una familia, y siempre lo somos con los campeones de Alaric.— Alza sus manos. —Podes contar con nosotros para lo que necesites, y si bien estoy más que seguro de que la relación para con mi hermana no es la mejor, y tendrás tus razones, porque ella ni siquiera me dijo qué es lo que sucedió entre los dos, podés contar conmigo para lo que necesites que no voy a juzgarte, ni me va a sorprender nada.— Sonríe levemente de costado.
El rubio asiente con la cabeza y se da media vuelta para retirarse del establecimiento.
Cree qué es mejor no perder saliva en palabras que van a salir de manera ofensiva por sus labios y que no van a terminar en nada, a pesar de que tiene que admitir que se muere de curiosidad respecto a saber qué es lo que ocurre entre los hermanos y su padre, y cómo es que ella permite que su padre la trate de esa manera.
No obstante, es consciente de que no tiene derecho a saber eso, de la misma forma que pide que Noah no se meta en su vida ni quiera hacer caridad con él, a pesar de que Enzo dice que eso es todo lo contrario, él sabe perfectamente que están queriendo hacer caridad.