—¡¿Algo más pensas arruinar?!— Golpea la mesa y ella mantiene su postura tranquila y quieta en su lugar.
—¡No fue algo que hiciera de manera premeditada, solamente lo quería ayudar, y todos ustedes estaban de acuerdo en ofrecerle un lugar donde vivir!— Exclama frunciendo su entrecejo.
Su padre desde hace quince minutos que no para de maldecir.
Y Noah agradecida enormemente que su hermano no estuviera en la conversación, ya que así lo había preferido ella, y le había pedido una y otra vez que no se metiera.
Todavía sentía la culpa correr por cada rincón de su sistema, además de que tenía que hacerse cargo y responsable de que eso había sido absolutamente toda su culpa, y es por eso mismo que había decidido llevar las riendas del asunto al contarle a su padre porque es que León no se había presentado en el gimnasio en la jornada de hoy.
—¡Nos hiciste juntarnos para preguntarnos sobre eso cuándo ya sabías que él no tenía un hogar dónde vivir!— Se carajea y la observa con toda la furia a flor de piel recorriendo todo su cuerpo. —¿Te crees que soy lo suficientemente imbécil cómo para creer que no sucedió algo más entre ustedes dos que te haya dado la pauta de que él necesitaba un hogar donde vivir?— Agrega.
Noah niega.
Está más que segura de que su padre no sabe absolutamente nada de lo que pasó en realidad entre ellos dos aquella noche, y tampoco el día que decidió dejar el club.
No obstante, tiene que ser consciente de que no necesita ser un genio para sumar todo lo que acaba de suceder y poder sacar sus propias conclusiones.
—¡Se cómo piensan los boxeadores, sé cuál es el instinto que cada uno de ellos tiene, y no puedo creer que puedas llegar a pensar que te podés presentar delante mío diciéndome que no es tu culpa que mi boxeador estrella se quiera ir, ese mismo boxeador por el que peleamos durante más de medio año para poder conseguir!— Insiste gritando.
Su hija entre abre sus labios y los vuelve a cerrar, antes de tomar una gran bocanada de aire, intentando tomar algo de valor para poder responder ante aquello.
—¡No fue por completo mi culpa, yo solamente quería ayudar y poder encontrarle un hogar para que fuera el campeón que a vos te rindiera, no hice nada malo, y te recuerdo que también estabas de acuerdo en que tuviera un techo donde vivir, y si estabas de acuerdo en eso es porque observaste las mismas perspicacias que yo pude llegar a observar sobre León!— Se excusa cruzándose de brazos.
Desde hace un buen tiempo que había aprendido a no quedarse callada, y no sabía si en esta oportunidad estaría funcionando o no, pero no iba a permitir que su padre continuamente le bajara el ánimo y la hiciera sentirse una porquería de persona, cuándo ella solamente había hecho aquello tan sólo para poder ayudar a León, además de haber estado pensado en el equipo al tomar aquella decisión y proponer que le ofrecieran un lugar dónde vivir.
—¡¡Lo peor es que esperaba algo así de tu parte!!— Maldice nuevamente observandola a los ojos y sin importarle lo que ella haya respondido segundos atrás. —¡Ya que siempre estás arruinandolo todo, siempre estás metida en todo, y solamente tenés que hacer tu jodido trabajo en tiempo y forma y alejarte de mis boxeadores!— Refunfuña y niega con la cabeza dando vueltas por la oficina de su hija.
Noah, ahora sí, se mantiene sin decir una sola palabra, y peor aún cuándo lo ve levantarse de la silla y moverse de lado a lado completamente desesperado por la situación, incluso, el pequeño deseo de que su hermano aparezca allí se hace presente en cada oportunidad que ve que su padre pierde los estribos.
Aúnque sabe perfectamente que él no va a aparecer, ya que se lo pidió ayer por la noche, insistiendo en qué se haría cargo ella misma de lo que había ocurrido con León...
—¡No voy a hacerme cargo de todo!— Se ríe y se enfrenta a Alaric.
Sin siquiera poder procesar en su cabeza que es una muy mala idea estar exponiéndose delante de su padre de aquella forma, más cuándo es una persona que cuando pierde los estribos puede llegar enloquecer por completo.
Y si bien, jamás le levantó la mano ni a ella ni a su hermano, a menos que fuera para un entrenamiento para con este último, no puede evitar pensar que en algún momento Alaric podría llegar a comenzar a romper cosas de su oficina y la situación se volviera mucho más intensa y preocupante.
—¡No tenés ni la menor idea de lo que hiciste!— Demanda pasando una mano por el puente de su nariz. —¡Y lo peor de todo es que yo tampoco tengo idea de cómo es que lograste que él no quiera venir más a entrenar acá!— Señala el lugar.
Y se siente impotente al no poder haber previsto una situación así, ya que tanto le había costado poder conseguir a la bestia, además, de que sabía perfectamente que un pequeño tirón de orejas que pudiera llegar a tener por demás el rubio, echaría todo por la borda.
Y lo peor de todo es que ese pequeño tirón de orejas había resultado ser su hija, y eso era lo que más rabia e impotencia le generaba a cada minuto que la observaba frente a él, con sus ojos cargados de lágrimas y las mejillas mojadas por las mismas.
Dándole impotencia que no pudiera contenerse ante el hecho de llorar, que no se mantuviera cómo una mujer fuerte y que no demostrara la debilidad que estaba demostrando ahora mismo del otro lado del escritorio.
—¡Realmente Me sorprende la capacidad que tenés para arruinar las cosas, y lo peor de todo es que estás resultando ser mucho más egoísta de lo que yo podía llegar a imaginar y esperar de vos!— Se carajea riendo con fastidio.
Noah infla su pecho. —¡No podés decirme egoísta tan sólo porque tu boxeador estrella no quiere estar en este lugar!— Achina sus ojos.
Y si bien, aceptaba cada parte que le tocaba de la culpa, no podía creer cómo es que su padre seguía apretando y lastimando aquella herida abierta que nunca dejaba de cerrarse.
—¡Puedo decirte todo lo que quiera porque acabas de cometer uno de tus peores errores coma y si quiero te lo voy a recordar las veces que sean necesarias para sentirme mejor!— Alza sus manos. —¡Aúnque dudo que haya algo que me haga sentir mejor, ya que voy a quedar como un completo imbécil delante de la prensa, adelante de mis amigos, adelante de mis colegas, y delante del mundo del boxeo por haber dejado ir a un futuro campeón que tiene por demás demasiado potencial!— Sonríe de costado.
Noah cierra los ojos soltando un suspiro.
—¡Y ni hablar de cuándo la gente se entera de que lo perdí por la inoperante de mi hija!— Alza sus manos señalando el lugar con una fría mirada hacia ella.
Quién no hace más que tragar saliva, manteniendo la mirada fija en su padre y apretando sus puños con fuerza al aguantar las ganas que tiene en estos momentos de salir corriendo hacia el primer baño que encuentre para vomitar.
Podía llegar a sentir toda la bilis creciendo en su garganta, y aquella horrorosa sensación de ardor que recorría todo su estómago en tan sólo pocos segundos.