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1114 Words
Nick analiza a su mejor amigo, mientras que muerde su labio inferior. No podía creer cómo es que todo había terminado de un momento al otro, incluso, con lo que habían hablado el día anterior en el que León le admitía que no sabía cuánto tiempo podía llegar a durar con esta gente. De todos modos tenía que hacer un meaculpa y ser completamente sincero ante el hecho de que en su lugar hubiera actuado de la misma manera, y no hubiera permitido que una persona cómo Noah se metiera en su vida y quisiera hacer actos de caridad para con él. El ego de los hombres era algo demasiado delicado en algunas oportunidades, y en este momento tenía que darle completamente toda la derecha a su mejor amigo. —¡Sólo soltá lo que estás pensando y deja de analizarme con la mirada por favor!— Se queja rodeando los ojos. Él suelta una pequeña carcajada. —¿¡No pensas ir por tus cosas?!— Cuestiona después de un rato de haberse mantenido ambos en silencio. León niega con la cabeza. —No.— Responde ronco. —¿Que me podría importar de toda la mierda que dejé ahí?— Se carajea. Sintiendo la necesidad en sus venas y en su cuerpo de seguir golpeando a más personas, y si no hubiera sido porque Enzo hiciera acto de presencia en aquella cueva en la que se encontraba, lo más probable, es que todavía continuara así ganando dinero y acumulando una pila de cuerpos a su costado. Su amigo rueda sus ojos y se levanta tomando las botellas vacías de cerveza, llevandolas a la pequeña cocina. —No coincido, pero no me voy a meter en lo que tengas que hacer o no, simplemente me pediste que te dijera lo que estaba pensando, y yo cumplo cada una de tus órdenes, amiguito.— Murmura alejándose. León lleva una mano a su cabello con frustración, bufa y relame sus labios molesto. —¡No me pongas de mal humor, por favor, que creo que no necesito mucho más para explotar nuevamente, y si te lo conté fue porque necesitaba que me escucharas!— Agrega fastidioso. Nick aparece nuevamente en el living comedor y se vuelve a sentar frente a él. —En realidad si somos completamente sinceros me lo contaste porque te vi llegar de esa manera y no tuviste otra alternativa más que responder a cada una de mis preguntas, por miedo a que algo malo tuviera sucedido.— Parpadea fingiendo demencia. León suelta un suspiro mientras que niega con la cabeza. —Carajos.— Murmura teniendo una horrible jaqueca. —No digo más nada, e lo prometo, no gastes tus energías en enloquecer conmigo.— Alza sus manos. —Solo era una pequeña pregunta disfrazada de sugerencia.— Sonríe observando a su alrededor. La casa a pesar de ser pequeña esta completamente limpia y ordenada... La causa de aquello era gracias a León, quién no podía soportar el desorden de ningún tipo. Su amigo por el contrario era completamente desordenado, pero cuándo León llegaba a la casa sólo sea para bañarse o dormir un poco en el sofá, ambos ordenaban en menos de un segundo y todo parecía estar reluciente. Quizás, fuera también lo que necesitaba para despejarse, y para mantener su cabeza libre de pensamientos mientras que ordenaba de manera rápida y sencilla aquel departamento pequeño. —¡No me importa la ropa ni las mierdas que me haya olvidado!— Admite ronco. —¡No quiero volver a pisar ese lugar!— Asegura moviendo su cabeza. —¿No querés pisar ese lugar o no querés volver a verla a ella?— Mueve su lengua dentro de su boca y suspira pensativo. León sonríe con frustración al escuchar su pregunta. —Si voy no se de qué soy capaz de hacer si la veo... Es una pendeja metida, y de tan solo imaginarla tenerla enfrente hace que comience a querer golpear todo lo que hay a mi alrededor.— Se lleva una mano a su cabeza de nuevo, mientras no deja de pensar en Noah. Siendo el problema principal desde que había llegado a la propiedad, que no se podía sacar a la castaña de la cabeza y eso eran realmente un motivo de preocupación para él. Se lo ve ofuscado nervioso, e incluso, contradictorio contra el mismo, vuelve a chasquear su lengua y mira a su amigo con desgano, las grandes ojeras bajo sus ojos se hacen presentes y denotan las horas que lleva sin dormir. —No voy a mencionarla porque sé que va a ser para peor y no quiero que enloquezcas por completo por algo que quizás no tiene ni siquiera sentido.— Le guiña un ojo. Y le demuestra a todo momento que está de su lado y que no lo está juzgando, simplemente sí le parece justo que vaya a por sus cosas. Quizás, de esa manera pueda volver a reconectar con el gimnasio y darse cuenta de que es lo que necesita, de que tiene que salir de esas cuevas, y de que puede ser algo mucho más grande de lo que siquiera él imagina. No puede ser completamente sincero y decirle que tiene miedo de que un día no vuelva de las cuevas, que no puede entender cómo se denigra a él todo el tiempo echándose abajo. —Creo que son cosas que te pertenecen, y que viendo la realidad son cosas que te vendrían bien, según lo que me contaste había mucha ropa de sponsors y todas esas mierdas, y eso sigue siendo tuyo.— Lo deja sólo mientras palmea su espalda y le señala las llaves que dejó el rubio sobre la mesa. —No quiero nada, Nick, que se quedé con la rabia de que hizo todo eso en vano.— Remoja sus labios y es completamente insistente sobre el tema. Nick infla su pecho al escucharlo hablar con tanto rencor sobre la chica. —Y respecto a que te lleve las lleves, creo que deberías ir vos en persona, y de paso aprovechas para ir a buscar tus cosas.— Se pierde por las escaleras dejando un rato de tranquilidad en la mente de León para que pueda estar tranquilo consigo mismo. —Imbecil.— Murmura achinando sus ojos. Nick lo llega a escuchar y sonríe mordiéndose labio inferior, creyendo que sus palabras harían algo de efecto en su mejor amigo y en cuanto bajara de darse un pequeño baño podría llegar a no encontrárselo en el living de la propiedad, dando por hecho de que se había dirigido hacia el gimnasio a reclamar lo que es suyo.
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