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1415 Words
Nick y Joseph se miran ambos en desacuerdo con la actitud del rubio. Saben que desde que la familia de su amigo quedo en bancarrota él no vivió en buenas condiciones, incluso, hubo tiempos verdaderamente difíciles en los qué León no quiso molestar a nadie y sólo dormía en la calle, se bañaba en albergues y peleaba día a día por su subsistencia y por dinero para el pan de cada día. Su situación se habia vuelto crítica en aquel entonces, ya que gracias a su padre habían quedado directamente en la calle, no es que simplemente habían perdido algunas propiedades y los autos caros, lo habían perdido todo... Y junto con todo lo material, León entro en una depresión profunda de la cuál no podía darse cuenta por sí mismo de qué tenía qué hacer algo si quería revertir aquello. Tenía qué esforzarse y ocuparse de su salud mental si quería volver a ser un tercio de lo qué había su vida tiempo atrás. Pero él no era consciente de que todo ese daño qué se estaba generando hacia él mismo en su interior, era pura y exclusivamente por sus propios demonios y por como él se estaba dejando hundir. Ninguno de sus dos amigos jamás lo juzgaron, a pesar de ser conscientes de que necesitaba ayuda psicológica para poder afrontar lo que había sucedido y cómo es que su figura paterna se había ido por el barranco. Sólo buscaron la manera de poder sacarlo de la calle y de hacerle entender que ese no era el modo en el que tenía que resolver las cosas, y que a pesar de que León quería castigarse, de alguna forma, y no molestar a nadie en el proceso, ellos seguían estando allí para él para recordarle que no tenía que hacerlo solo. Nick, demoró mucho tiempo en convencerlo de que vaya a vivir con él, prácticamente fue una lucha de día a día de ir a buscarlo a los lugares en los que él solía entrenar de forma clandestina y dónde es que solía pasar sus noches. Y a pesar de que fuera un trabajo tortuoso, no se rendiría, porque León no lo haría si él estaría en aquella misma situación. León era de los que luchaban y nunca se rendían, y es por eso que su mejor amigo no podía creer que se rindiera con lo que le había sucedido. A pesar de que León seguía creyendo que no se rindió, sólo estaba centrando su cabeza en otras cosas. Lo que gana en las peleas se lo gasta en el gimnasio al que va, pagar la mitad de los gastos de Nick y el alquiler de la bodega dónde guarda algunas valijas con ropa, recuerdos familiares y hasta, muebles y computadoras. Nick había insistido durante tanto tiempo en que no necesitaba recibir dinero por parte de él para hospedarlo en su pequeño departamento. Que se había cansado de rechazar el mismo cada vez qué León apoyaba dinero en la mesa de su sala. —¡No me esperes!— Sisea al verlo fijamente a los ojos. Esperando qué Nick no vuelva a decir ni una sola palabra al respecto de lo que acaba de suceder. —¡Es invierno, León, no podés pretender qué te deje ir a dónde mierda sea qué vayas sin estar seguro qué vas a volver!— Le hace saber alzando sus manos. Lo conocía tanto cómo para reconocer que se estaba culpando a sí mismo por haber tratado a la chica de aquella manera, pero no sólo por la agresión física, sino por haber flaqueado al dejarse llevar por el enojo. —¡Estaré bien, Nick, no tengo cinco años!— Niega alejándose. Pasaría la noche en una plaza o en un cordón bajo algún puente, solía hacerlo cuándo necesitaba despejar su mente. Nick no lo aprobaba y no tenía problema en decírselo en voz alta, menos luego de una pelea, pero conociéndolo desde hace más de ocho años, no había posibilidades con alguíen así de que entrara en razón... —Solo quiero ayudarte.— Suelta bajo suspirando y dándose media vuelta al ver a Joseph de brazos cruzados negando. ~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~. —¿Estás bien, verdad?— La revisa por tercera vez en la madrugada. Ambos hermanos ya se encuentran en su piso. La castaña asiente y va por agua a la cocina. —Tranquilo, Enzo.— Le resta importancia con una pequeña sonrisa. Él infla su pecho y la observa con preocupación. —Si te duele algo necesito qué me lo digas, por más mínimo qué sea...— Insiste, pero ella lo corta negando con la cabeza. —Estoy bien, sólo fue el impacto, no me iba a lastimar, sólo me tomó por sorpresa...— Sube su mano. —Viniendo de él, nada me sorprende... Es una bestia y lamento haberte llevado por orden de Alaric.— Alza una ceja y rasca su cabello confundido... Noah sonríe levemente. —Hacemos esto desde siempre, así que no te disculpes porque no es tu culpa.— Frunce sus labios honesta. Su hermano suspira pasando ambas manos por su cabello al mostrarse frustrado. —No irá.— Noah hace una mueca con sus labios. —Lamento si me fui de eje...— Se sienta en la banqueta de la isla y bufa tomando su cabello. —Tranquila.— Susurra. —Me estaba exasperado. ¡¡Nos vió que estábamos ahí!! Desde que inició la segunda parte, cuándo le partió la mandíbula nos miró...— Eecuerda algo alterada, mientras niega con la cabeza viviendo las imágenes en su cerebro rápidamente una vez más. —¡Tiene el control de su entorno en el ring!— Dice obvio. —¡Todos los tenemos cuándo estamos ahí arriba.— Le explica comprendiendolo. —Lo hace aproposito, sabe perfectamente que estamos desesperados por tenerlo y él está jugando con nosotros porque sabe que nunca va a aceptar presentarse ante Alaric.— Asegura dejando la jarra vacia sobre la isla. —Debe de tener sus razones...Si somos sinceros no tenemos idea de su mundo, ni de su vida.— Suspira cansado. —¿Y eso es motivo para que sea un irrespetuoso?— Se carajea. Enzo sonríe levemente. —Yo creo que irá.— Admite pensativo. —Por cómo te miró jamás nadie lo increpó de esa manera, y eso es un desafío y quizas sea un deporte para él, te lo dice el cinco veces campeón mundial, bebé.— Se burla de ella guiñandole él ojo y tirándole un beso a la vez. Su hermana ríe ante su gesto amistoso. —Papa me va a matar si se entera lo qué sucedió está noche...— Se queja apoyando la cabeza en la mesada de la isla. —Ese imbécil... ¿Por qué tuvo que elegirlo?— Cierra los ojos y mueve sus pies cuál niña ofuscada. Enzo la observa en silencio unos instantes. No quiere decir algo que la pueda llegar a incomodar o a ofuscar mucho más de lo que se encuentra. —Yo voy a responder por vos, tranquila.— Le asegura apretando su mano. Ella niega pero él la calla con un beso en la frente. —No tenés porqué, es mi responsabilidad.— Remoja sus labios pasando una mano por uno de sus ojos. —Necesitas descansar, hablamos mañana...— Hace un movimiento con la cabeza señalando hacia las habitaciones. Noah sonríe y se baja de la banqueta dejando en la bacha de la cocina la jarra para rellenar mañana con el agua filtrada... No puede siquiera pensar en dormir, arruinó la única oportunidad que tenía de hacer las cosas bien con su padre y eso no parece llegar a buen puerto mañana a pesar de las palabras de aliento de Enzo.
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