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—No.— Asegura el rubio guardando a la fuerza la ropa de su locker para lavarlo... —Leon.— Suspira alzando sus manos. La bestia lo observa de manera fulminante, sabiendo perfectamente que si no estuvieran en el gimnasio, probablemente, le hubiera propinado un buen golpe. —No es una opción.— Puntualiza manteniendo su postura. Enzo rueda los ojos mientras bufa y lleva una mano a su cabello confundido. No era ningún tonto y estaba más que claro de que aquello le iba a costar, por eso mismo es que su hermana se lo había pedido de aquella forma tan perspicaz, y ahora comprendía un poco hacia dónde iba el asunto, o al menos podía llegar a sospechar que Noah sabía perfectamente que León no aceptaría. —Es sólo cuando lo necesites, no es necesario que vivas ahí... Es como una habitación para que tengas cuándo terminés de entrenar muy tarde o cuándo Alaric te diga que hay que entrenar muy temprano y no tengas que viajar tanto.— Sube sus hombros y analiza los pasos de León. Quién vuelve a negar con la cabeza y cierra la puerta de su locker con fuerza dándo dos pasos hacía la salida. Enzo evita seguir insistiendo, quiere esperar a ver qué es lo que él puede llegar a responder ante lo último que le dijo, si es qué lo hace. Estuvieron meses para que el aceptara estar en el gimnasio de su padre, de un día al otro no iba a poder converserlo de que se mudé al altillo en dos horas, además de qué su fuerte no se basa en las palabras, teniendo algo más en común para con la bestia, aúnque, ninguno de los dos lo sepa. —¿Pero qué carajos tienen ustedes que no entienden un no como respuesta?— Bufa cruzándose el hombro bajo el brazo. —Peleamos, todo el tiempo y no solamente arriba del ring o en un cuadrilátero.— Sisea habiéndosele salido de manera espontánea las palabras. Porque así lo sentían y lo creían continuamente, y tan solo León supiera un cuarto de su historia, podrían llegar a entenderlo presionados que estaban esos dos hermanos por hacer todo lo que su padre solicitaba y calmar un poco ese ardor de dolor en su pecho. De todos modos, el incidente que hubieran tenido en el pasado no justificaba lo que estaba sucediendo ahora mismo, tan sólo, Enzo, esperaba poder ser comprendido por León y tener un mejor vínculo de relación, teniendo en cuenta que tendrían que viajar a lo largo del país durante al menos ocho semanas y convivir. León da media vuelta observándolo con intriga. —No me interesan tus juegos de palabras, y no me interesa que peleen todo el tiempo, están cruzando la línea.— Escupe. ~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~ Noah, inmediatamente salieron de la reunión, y obtuvo la aprobación tanto de su padre como de su hermano, se había tomado el atrevimiento de solicitar que amueblen el altillo, el cuál contaba con una habitación amplia, cocina con barra, comedor y un living amueblado con los básicos... Un baño para invitados y el baño en habitación grande, y a pesar de que ambos hermanos utilizaban aquel lugar para alguna que otra reunión exclusiva, en la que no querían que se supiera nada de sus estrategias. Se veía cómo un verdadero hogar... Y gracias a algunos contactos de sponsor que había conseguido a lo largo de su carrera, había logrado que el departamento estuviera amueblado y completamente equipado en menos de unas horas, es por eso mismo que había tenido que concurrir a chequear que todo estuviera en perfectas condiciones y permitirles a los sponsors tomar las fotos pertinentes para luego subirlas a sus r************* . Ella estaba conforme con cómo había quedado todo, habiendo sido muy meticulosa en el hecho de que fuera todo en colores neutros y que nada llamada por demás la atención, teniendo en cuenta la persona para la cual estaba destinada aquel altillo. —Hasta luego.— Se despide del conserje y baja con su carpeta y su computadora en su mochila lista para ir a un curso de perfeccionamiento de unos programas... En la puerta se cruza con León furioso saliendo del gimnasio, quién al verla no para, sigue y la empuja con su hombro haciéndola trastabillar... Ella achina sus ojos y suelta un "imbécil" por lo bajo mientras que recompone el equilibrio. León la escucha perfectamente, aprieta sus puños y se da media vuelta, tan sólo para volver a quedar frente a ella. —Sos una jodida caprichosa bocona.— La toma del brazo y la mirada azul le quema de tan furiosa manera que su boca se entreabre y se seca instantáneamente... Ella lo mira sin saber que hacer o decir. —¿Que?— Titubea asustada. En otra oportunidad lo más probable es que la bestia se hubiera alejado de ella inmediatamente al observar sus ojos brillosos cargados de miedo, ahora mismo, la furia hablaba por él y no había manera de que utilizara la lógica para saber que la estaba asustando. —¡¡No vuelvas a hablar de mí vida privada, mocosa!!— La vuelve a empujar y la acorrala contra la pared que divide la puerta al edificio y al gimnasio. —¿Que estás haciendo?— Enzo aparece sorprendido por los murmuros que se escuchaban desde allí. León lo ignora, y a pesar de que le demuestra que sabe perfectamente que está allí observando toda la escena, se gira volviendo a enfrentar sus ojos para con los de la castaña. —¡¡Te lo dejé muy en claro la otra noche!!— Amenaza. Noah relame sus labios nerviosa, todo su cuerpo se quedo en shock y eso que siempre tiene una respuesta para todo, pero con sólo ver los ojos de León su cuerpo se paralizó... —Yo... yo... No... Dije nada.— Traga saliva al terminar de responder, sin poder quitar la vista de los azules ojo de León. Su hermano se queda en la puerta mirando la escena con las cejas alzadas y su rostro completamente desencajado esperando por si las cosas salen, aún más, de lugar poder actuar rápidamente, pero su curiosidad vale un poco más, por lo cuál se queda escuchando a ver si puede detectar de qué se trata la conversación que ellos dos están llevando. El rubio se ríe y niega con la cabeza frustrado y furioso. —¡¡¡No me tomes el pelo, tengo mucho más tiempo recorriendo la calle y encontrándome con gente como vos!!!— Golpea la pared a un lado de su rostro. Y ahí es cuando Enzo se mete alejando lo más tranquilo que puede a León de su hermana. —Ya es suficiente.— Sisea mirándolo. —¡¡¡Se perfectamente la clase de persona que sos, y que tengas estudios y una buena estabilidad económica no te da derecho a meterte en la vida de los demás!!!— Se lleva una mano a la cabeza y se aleja del toque de Enzo furioso. —Leon, ya basta.— Pide Enzo cansino. Noah está pálida. Pegada a la pared sin poder gesticular o responder. —¡¡Te lo deje en claro el otro día, no puedo creer qué seas tan estúpida de meterte dónde no te quieren!!— Vuelve a repetir apuntandola con el dedo furioso. —Y te avisé lo que iba a pasar si habrías la boca sobre lo que no te incumbe.— Escupe a modo de amenaza. Enzo teme que él se lance contra su hermana, ya qué claramente no controlar su furia en estos momentos... —Lo que tengan que hablar lo hacen adentro, y sin violencia... Me importa una mierda lo que pasa entre los dos, pero no pueden estar discutiendo en la calle, además qué te recuerdo estás hablando con una mujer, y para tu mala suerte es mi hermana.— Alza una ceja molesto mirando al rubio, quién no separa la mirada se Noah. —¡¡Yo no tengo una mierda que hablar con nadie!!— Suspira con pesadez y la mira fijamente antes de encaminarse hacía la esquina. —¡Carajos, León!— Enzo lo llama. —¡¡¡Decile a tu papi qué se quedó sin boxeador porque su hija es una mocosa bocona!!!— Demanda. Ella abre y cierra la boca pero cuándo las palabras van a salir de sus labios su hermano se mete frenando al rubio por el hombro.
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