En mi mente ya existe un plan de acción: sé que el sujeto no se puede levantar, pero puede gritar, y aunque el resto de las personas no lo escucharían, yo sí, y eso no me dejaría disfrutar el baño. Decido buscar la forma de amordazarlo antes de que se despierte. El resultado no es muy profesional, debo confesarlo, pero me siento más que satisfecha para ser mi primera vez. Le tomo unas cuantas fotos al tipo, para tener evidencia, pues obviamente no puedo dejarlo así eternamente y continúo con mi siguiente urgencia. Mi habitación es mucho mejor que la de Oliver, sobre todo por esa tina gigante en el baño, cuyas sales y escencias me ayudan a relajarme. Una vez que me visto, subo al siguiente piso con la esperanza de que Richard ya haya terminado su faena; no es necesario tocar la puerta n