La impresión en el rostro de Paris al observar a Sebastián sentado en su cafetería fue evidente, aunque no fue la única asombrada, pues, aunque Sebastián mantuvo una expresión calmada y aparentemente natural, estaba tan asombrado como Paris.
Sebastián mostró una ligera sonrisa al pensar que de todos los posibles lugares en donde ella podía trabajar, Paris se encontraba justo en el lugar que Henry eligió para beber café. Ahora no solo se encontraría con ella en el salón de clases, también lo haría fuera de este.
—Profesor Harris, buenas tardes —dijo Paris con la expresión más seria que sus nervios le permitieron, sujetando con fuerza la charola con el café para no derramarlo y convertir ese momento en uno aún más incómodo y bochornoso.
Sebastián mantuvo su mirada en los ojos de ella y d
