Paris abandonó el salón de clases al culminar la pequeña charla con Sebastián o, mejor dicho, con su profesor de arte. Su pecho subía y bajaba, sus manos temblaban aún ante la sensación de su grande mano sobre la suya guiándola para realizar sus trazos sobre el lienzo, pero también había cierta presión en su pecho debido a sus palabras, y es que Paris jamás pensó que podría tener una relación más cercana con él, jamás quiso hacerse a la idea de algo más que una noche con el hombre apuesto que había conocido en Las Vegas y esa era la razón por la que había pasado la noche con él, porque Sebastián representaba algo parecido a un sueño, uno del cual despertaría y solo sería un bello recuerdo, pero ahora, aquel sueño se volvía más bien una pesadilla.
Paris negó con la cabeza para si misma y p
