EL SR. BROWNING Y SU ESPOSA

1507 Words
21 “EL SR. BROWNING Y SU ESPOSA” “te amo más que a mí propia piel “ Frida Kahlo Ella resopló ante esa frase y lo vio avanzar fuera de la caballeriza sin problema, cacerías de zorros aprendidas de sus amos , eso debía de ser. Cierto. ..no todo era Shakespeare en Inglaterra. Fingal con pericia condujo su caballo y el de Prudy hacia los fondos de la casa .El progreso no tardaría en alcanzar esa parte de la ciudad que ahora estaba casi desierta. Ya era el atardecer cuando regresaron y entró en la casa para cambiarse. Estaba envalentonada por la pequeña aventura sobre su mesa de noche además de folletos feministas había recetas de cocina manuscritas y algunas indicaciones para el manejo de la casa. Inaudito para ella! Pellizcó sus mejillas para darles algo de color y dejó su cabello suelto. Su nueva ropa era mas cómoda sin resaltar ningún atributo femenino. Bajó para ver a Fingal ya adelantado con la comida. Se había ocupado de los caballos. Pobres de ellos atrapados en la ciudad . -Y pobre de ti también en lugar de cabalgar libre tu camino terminas siempre aquí o en la fábrica . Él se acercó con un plato de sopa a la mesa, su rostro se marcó por algún recuerdo; no: nunca había sido tan libre como ahora ella no se dejó engañar sabía que por la expresión de él había hallado problemas en la fábrica Sólo hay algo hizo dar vuelta la cuchara en el plato a lo que ella lo miró directo a los ojos y le aconsejó” sólo cuida de ti , esta ciudad es grande y nadie te conoce a ti aquí” ella supo que él quería referirse a un peligro mayor para una mujer pero Prudy no era tonta sabía cuidarse; luego de la cena él organizó lo que se transformaría en una bodega y luego preparar su ropa para el día siguiente A ella le intrigaba eso, por eso él le agradaba y le intrigaba, aún cuando lo encontraba en el mercado esa figura segura y aristocrática por momento sería incapaz de rudos trabajos, su sonrisa entre risueña y melancólica sus manos delgadas como de un pianista , pero diestras y maltratadas por el trabajo , una combinación inesperada de hombre romántico y sufrido con un hombre común y corriente. Fingal podría vestir ropa sencilla como la de un operario de esa máquina pero con sólo incorporarse y emitir una palabra captaba la mirada de admiración y respeto de quienes lo habían visto . no ya perdió sus vocablos británicos de esos típicos para recitar sonetos Como dijo Emily una vez alejada del romanticismo o de la ilusión Fingal podría ser el comienzo de un relato sobre sí mismo un relato que costaba dejar , mezcla de cuento dramático , algo inquietante… por otra parte siempre su sexto sentido femenino se negaba a caer en esa seductora red aquí había más que romance, había apoyo complicidad metas en común , una atracción. Cenar o almorzar o compartir ideas y paseos. Podía acostumbrarse a esa rutina. Luego debería de ceder a Brie la cocina y Parnell se ocuparía de parte de este la limpieza y los mandados. Fingal perseguía sombras no sólo de su pasado. En Chicago se encontró una desagradable sorpresa. .. alguien conocido. Aun así Fingal no se retrasaba en su trabajo .Al salir fue al barrio de los italianos. Logró que le hablaran de alguien. Obtuvo un nombre. El que suponía y el que ensombreció su semblante. Fingal rodó luego por las calles con la insistencia de quien persigue una sombra . Esto solo podría significar un problema más. Prudy si sabía lo que quería : libros clásicos. Pero sonaba en cultivarse un poco sobre linaje, geografía e historia del otro lado del océano y luego se abocaría a preparar la cena. Una rutina liberadora para ella. Tenía un paquete con libros y cruzó la rejas de entrada limpiándose los zapatos en el tapete cuando un acorde le hizo rechinar los dientes : “Oh!el maldito piano y el maldito afinador!” había cosas más urgentes que contratar a un sujeto para mantener el piano listo para su uso! Que caso tenía? Abrió la puerta tan silenciosamente como pudo y trató de calmarse. De seguro Fingal hasta habría hecho buenas migas con él .Prudy se detuvo en el medio de la sala observando el oscuro rincón donde se hallaba el piano emitiendo una perfecta melodía. La cual proveía no del piano sino del poco diestro ejecutante. -Tú!! El artículo acusador de Prudy resonó al mismo tiempo que acabó la melodía. Ella dejó en la alfombra los paquetes. -Fingal! Éste se puso de pie sin mirarla como si Prudy lo descubriera robando el piano mismo. Ella se mantuvo de brazos cruzados esperando una respuesta que él no dio. -Tú no tienes manos delicadas de pianista. Mas bien son rudas por el trabajo… Fingal ocultó las manos tras su espalda como si temiera ahora que ella las viera. Prudy dio unos pasos fijando su vista de él al piano. -Por qué sabes tocar el piano? Fingal abrió la boca y la cerró, luego meneo la cabeza y respiró hondo. -Aprendí… espiaba a los niños de los señores de la casa en sus lecciones. Cuando se marchaban mi madre aseaba la sala y yo la ayudaba así … que me sentaba en el piano repitiendo lo visto ... es un pecado? Prudy no se amedrentó. Porque entonces Parnell no sabía tocar el piano? -Parnell? Parnell es incapaz hasta de jugar dados! Además no se empleó en las mismas casas que mi madre y yo. Supongo era bueno para tocar la armónica. Yo no. Eso sí es que no escupe sangre de sus pulmones ..olvídalo. Como sea. Me falta práctica. .. Fingal se compuso dispuesto a regresar a la cocina y Prudy continuó dudando. -Eres un caja de sorpresas Fingal, espero que no resultes una caja de Pandora! Fingal continuó con las manos en la espalda y un gesto autoritario que intimidó a Prudy. -Yo?-Fingal separó por fin sus manos sólo para señalarse a si mismo con falsa inocencia -Soy simplemente un hombre, no mas que eso. Pero tú…! Prudy lo vio avanzar hacia ella con un gesto helado y retrocedió al oírlo: -Y tú pregonas la igualdad y no te atreves a nada, no a ser una mujer, ni una hija o una amiga, menos una esposa! Tú ni siquiera eres un ser humano! Ella abrió un palmo la boca pero no se atrevió ni a negar. Él prosiguió casi compasivamente : -Tú temes ser humana. Yo solo soy un simple hombre. Prudy se recuperó carraspeando y mirándolo a esos ojos brillantes. -Y que sabes tu Fingal que yo ignoro? -Nada Prudy-Fingal abrió los brazos perdiendo la paciencia- sólo se lo evidente. ..Que hasta el hierro más fuerte se vuelve manejable ante el calor. Fingal lo dejó escapar galante y dirigió sus pasos a la bodega. Prudy dio un puntapié a una de las patas del piano maldiciendo y fue a refugiarse a la cocina llevando sus libros allí y dejándolos en un rincón. Descargó con ahínco la ira en su trabajo. Entre frutas y verduras masculló frases sobre las ofensas masculinas y el orgullo social sin olvidar demás tonterías de cursilerías .observó por la ventana de la cocina hacia la bodega. Odiaba el ver a un hombre ofendido, con razón o sin ella. Por que siempre negaban a hablar e imponían la ley de hielo? Absurda y deplorable actitud! Lo único que qué le faltaba a Prudy : haber tenido su primera pelea marital! Lógicamente ilógico y predecible. Todo por el maldito piano! -Absurdos hombres! Con tan poca ropa y carnes y obligaciones vida les parece incómoda! Prudy continuó farfullando sola y restregándose las manos en el delantal: -No deben parir, ni llorar ni sangrar cada mes y son tantos estúpidamente vulnerables! Arrogantes, teatrales, obstinados, insensibles, intolerantes, in… Prudy se detuvo antes de decir :”infantiles” advirtiendo una nota de Fingal en la mesa misma. Seguramente la había escrito antes de su “ concierto “. Ella reconoció esa letra firme y varonil. Legible para provenir de un autodidacta. Se trataba de un par de nombres femeninos y direcciones exactas. No comprendió pero luego golpeó su propia frente . Fingal habríamos logrado contactarse con feministas en la ciudad y por lo que leyó ella reconocía esos nombres. Se sentó sujetándose la frente: -Malditos hombres! Por qué son tan impredecibles? Suspiró y guardó la nota en ese delantal demasiado femenino para ella decidiéndose a hacer las paces ignorando aquello de que “ quien cede una vez cederá siempre”. Hizo un sándwich de pavo sustancioso y comestibles. Separó una servilletas ignora si Fingal al menos respondería al llamado y fue directo a la gruta del ogro. La puerta estaba abierta. Fingal martillaba y clavaba más estantes con los dedos de la mano envueltos en un paño y sangrando aún.
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