Samantha le besaba vorazmente, se sentía como si tratase de consumirlo en el fuego ardiente que le abrazaba a ella en ese momento. No podía pensar en nada coherente, pues lo único que tenía lógica y a la vez no, era el hecho de que los suaves y regordetes labios de esa alfa estuvieran sobre los suyos, danzando armoniosamente, mientras la música que implicaban las succiones y chupadas entre sus labios y lenguas, eran lo que les llenaba y hacia entibiar sus corazones y cuerpos enteros. —Sa-Samantha—gimió, pues el placer que sentía con sólo besarse así de intenso y rico, nunca lo había sentido con nadie más, aunque hubiese besado a cientos de personas antes y entonces cayó en la verdad de un todo: "No estaba soñando" Porque sentía aún el malestar de haberse desvelado por días seguidos y