Sebastián no deseaba ver a Samantha, Imer y a aquel alfa raro que siempre se reía de su persona a la lejanía, muy deslumbrante sería, pero la verdad era que ya le estaba cayendo mal, la razón: Hace unos dias había hecho un alboroto en su gran preocupación por no saber nada de su amigo alfa y había contactado a la policía para saber de su paradero, insulto al terriblemente popular Imer Palace y por eso mismo ganó miradas de odio de este, mientras Samantha le defendía. —So-Sólo estaba asustado por mi amigo —Sebastián unió entonces los dedos índices de sus manos y dio suaves golpecitos nerviosos, mientras tenía sobre él la pesada mirada de Imer y la dulce y conmovida de Samantha. —¡Yah! Imer, perdonalo — dijo Samantha golpeando amistosamente con su puño, el brazo musculoso de Imer —. Ere