Habían cosas que era mejor mantenerlas resguardadas en tu corazón bajo llave y no dejarlas salir nunca, Samantha estaba consciente de ello, pero ver a lo lejos como Imer se deshacía en llanto no le estaba gustando para nada y a su León interior tampoco, este último estaba gruñendo en su interior y exigiéndole que fuera en dirección de ese alfa. —Sarah —dijo el nombre de su linda novia —. Tengo que ir con mi amigo. —Vamos —sonrió tiernamente la chica en su dirección. Samantha se sentía un poco fuera de lugar yendo hacia Imer tomada de la mano con su novia, no sabía porqué, pero de un momento a otro la incomodidad reinó en su cuerpo al estar frente al alfa y sus amigos quienes veían atónitos las lágrimas que corrían por las pálidas mejillas de aquel lobo que rebozaba en orgullo. —Tranqui