Despues de haber hablado con Samantha, se sentia muy feliz de que todo se aclarara, vivian cerca el uno del otro y eso de alguna forma lo ponía ansioso.
Le gustaba mucho que Samantha volviera a ser la misma dulce y tímida chica de siempre, eso le encantaba de alguna forma enfermiza que no estaba para nada bien en un alfa.
Se sentía un poco raro su pecho, cada que la chica hacía algo mínimo como una pequeña sonrisa, entonces, se le ocurrió que quizas podría comparar ese sentimiento con el que sentía cada que reía con sus mejores amigos, pero todo resultó ser muy distinto.
—Jamás de los jamases, Namul podría ser tan tierno como Samantha —dijo sin pensar, en voz alta, aunque pareció que nadie lo escuchó y se alegraba por ello.
No quería ser despreciado como el alfa recien llegado.
Luego
