17. AYUDAR A SANAR.

1608 Words
POV. CHARLIE. El despacho del Rey Alfa era imponente, pero en ese momento no podía concentrarme en nada más que en mis propios pensamientos. Sentada en una silla junto a la gran ventana, esperaba pacientemente. Mi mente estaba dividida entre el dolor que había cargado durante semanas y el deseo de resolver algo, cualquier cosa, para encontrar un propósito. La puerta se abrió de golpe y entró Ethan, el beta. Su postura era tan rígida como su expresión. Aunque no me había dirigido demasiadas palabras desde que llegué a la manada, sabía que no me miraba con buenos ojos. Para él, siempre sería una renegada. —Charlie —dijo en tono neutral—. No esperaba encontrarte aquí sola. Levanté la vista lentamente, encontrándome con sus ojos llenos de sospecha y algo más, tal vez lástima. Eso fue suficiente para encender una chispa en mí. —Si vienes a juzgarme, no pierdas tu tiempo —le espeté—. No necesito lástima ni compasión. Ethan frunció el ceño y cruzó los brazos. —No te estoy juzgando… solo… trato de entender. Los renegados no suelen ser personas de fiar. —¿Y crees que no lo sé? —respondí, levantándome de la silla. Mi voz salió con más fuerza de la que esperaba. —Tú no sabes nada de lo que he pasado. No necesito tu compasión, ni tus sermones. No tienes idea de porque o como es que termine siendo una renegada, ni yo tengo idea de la primera parte de mi vida así que... —No es compasión —replicó Ethan, su tono endureciéndose—. Es… frustración. No entiendo por qué alguien elegiría ser renegado. Todo lo que representan es destrucción. Mis manos temblaban de rabia. —¡¿Elegir?! ¿Crees que fue una elección? ¡Yo no pedí esto, Ethan! Nada de este dolor amargo y duro que he tenido que soportar durante años. La tensión en la habitación se cortaba como un cuchillo, pero antes de que pudiera responder, un guerrero entró apresuradamente, pidiendo hablar con el Rey Alfa. Ethan me lanzó una última mirada antes de salir. POV. DAMIÁN. Estaba escuchando a Nina atentamente con mi rostro completamente desencajado, la ira aumentando y con el deseo latente de poner mis manos alrededor del cuello de Lizeth hasta que dejará de respirar, cuando de pronto el enlace mental de uno de mis guerreros interrumpió la conversación. —Alfa, tenemos rebeldes merodeando cerca de la frontera. Además, dos alfas nos han contactado; sus manadas fueron atacadas brutalmente. Hay muchas bajas… y varios niños quedaron huérfanos. Mi corazón se encogió ante la información. No podía ignorar esto, aunque me moría por ir tras Charlie. Me giré hacia Nina, quien me miraba con preocupación. —Nina, necesito que te encargues de mantener todo en orden aquí mientras voy a resolver esto. Ella asintió, pero antes de que pudiera irme, me agarró del brazo. —Damián, cuando vuelvas, seguiremos hablando. Hay algo más que necesitas saber sobre la madre de Charlie. Mi ceño se frunció más, pero no podía quedarme. —Cuando vuelva. Lo prometo. Salí rápidamente, concentrándome en los renegados y los nuevos ataques. Alguien estaba realmente interesado en joderme la vida y la verdad es que yo no tenía interés en dejar que eso pasará porque llevaba años de paz y tranquilidad entre las manadas, no iba a dejar que mi legado se dañará por eso. Yo tenía un objetivo y una promesa que cumplir. Y definitivamente no iba a fallar. Y demás tenía a Charlie, tenía que pensar en ella y empezar a considerar su felicidad. Tenía que hablar con ella y decirle todo lo que estaba pasando en mi interior y eso incluía a un Kian muy molesto que deseaba arrancarle la piel a Lizeth, centímetro a centímetro sin anestesia. POV. CHARLIE. Mientras esperaba a Damián en su despacho, escuché fragmentos de las conversaciones entre los guerreros y Nina, que había acabado de llegar para organizar a todos. Hablaban de los ataques y de los niños huérfanos. Algo en mí se encendió. Sin pensarlo demasiado, fui directamente hacia Nina. —Quiero ayudar —le dije con determinación. Nina me miró sorprendida. —Charlie, no estás en condiciones… Tú... —No puedo quedarme aquí haciendo nada mientras esos niños sufren. Dime qué puedo hacer. Al final, Nina cedió y me acompañó. Organizamos un equipo para traer a los niños al refugio de la manada del Rey. Cada uno de ellos llegó llorando, perdido, y asustado. Mi corazón se rompió al verlos, pero me esforcé por mantener la calma. Estaban llenos de sangre, algunos con graves raspaduras y golpes, no podía entender como es que alguien tenía el corazón para hacerle algo así a esos pequeños cachorros. Ninguno tenía más de 10 años. Pasé las horas, alimentándolos, y asegurándome de que se sintieran seguros. Era doloroso, porque cada pequeño era la representación de lo que yo había perdido, de lo que Lizeth me había arrancado de las entrañas y de lo que había anhelado. POV. NINA. Mientras yo seguía organizando las casas de hogar de paso a los pocos sobrevivientes de las dos manadas atacadas y que eran enviados por el Rey con nuestros mejores guerreros, me di cuenta de la bondad y la fortaleza de Charlie, definitivamente esa chica iba a ser una gran Luna, porque definitivamente es una gran personas y mi ansiedad porque Damián regresará pronto iba en aumento, el tenía que saber la verdad. tenía que ayudar a Charlie y sí, ellos tenían que unirse como la pareja que son. Sigo sin entender porque el Rey, mi rey y amigo es tan insistente en su deseo de permanecer solo, cuando nada hace más fuerte a un lobo que su compañero destinado. Poco a poco, los miembros de la manada comenzaron a ver de manera diferente a Charlie. Notaron su bondad y dulzura. Pero también su liderazgo y firmeza. Ya no era solo una renegada a la que mirar con desprecio. Incluso Ethan, aunque seguía siendo distante, le lanzaba miradas menos duras. Por primera vez en semanas, pude ver algo de brillo en los ojos de Charlie. Sabía que de alguna manera, esto podría ayudarle a sanar. POV. DAMIÁN. Las escenas en la frontera eran un caos absoluto. El olor a sangre impregnaba el aire, mezclándose con los gemidos de los heridos. Mis guerreros trabajaban incansablemente para contener a los renegados que intentaban infiltrarse. Mientras tanto, yo dirigía las operaciones para reforzar nuestras defensas y asegurarnos de que ningún intruso volviera a cruzar nuestras tierras. Sin embargo, mi mente no dejaba de divagar hacia Charlie. No podía sacar de mi mente la conversación con Nina y lo que seguía pendiente por hablar, esa promesa no se había podido cumplir, porque yo llevaba semanas sin regresar al castillo, no podía abandonar a mis guerreros. No era común que me distrajera en momentos así, pero había algo en ella que no podía ignorar. La imagen de sus ojos llenos de determinación cuando pidió hablar conmigo seguía persiguiéndome. ¿De verdad estaba dispuesta a rechazarme, a sabiendas del terrible dolor que sería eso? ¿De verdad estaba dispuesta a sentir un dolor desgarrador como el que había sentido hace poco con la perdida de nuestro cachorro? ¿De verdad estaba dispuesta a someterse a su prima, una vez más? ¿Por qué carajos me estaba preguntando esto, si fui yo el primero en joderla, lastimarla y aislarla? Definitivamente no merecía una compañera como ella, en realidad no merecía ninguna compañera. Cuando finalmente volvimos a la manada semanas enteras de enfrentamientos, estaba agotado. Pero lo primero que noté al llegar fue el cambio en el ambiente. Guerreros y otros miembros de la manada murmuraban sobre lo que había sucedido en mi ausencia. Las calles de la manada, algunas casas y el castillo... El cambio era impresionante y notorio, aunque yo siempre fui un Alfa muy justo, muchas veces algunas cosas se escapaban de mis manos, pero ver las fachadas de las casas tan renovadas le daba vida a la manada. —¿Qué está pasando? —le pregunté a Nina mientras ella se acercaba a mi encuentro. —Charlie —respondió con una sonrisa ligera—. Ella ayudó a organizar el refugio para los niños que trajimos. Ha estado cuidándolos día y noche. Muchos están empezando a verla con otros ojos, Damián. Incluso Ethan. Eso último me hizo alzar una ceja. Ethan, el más reacio de todos, estaba cediendo. —¿Dónde está ahora? —pregunté curioso y con deseos de verla. Sí, Kian definitivamente estaba aullando en mi cabeza y eso me daba algo de risa. —En el refugio. Estaba contando una historia a los más pequeños cuando la vi por última vez. Parece… diferente. Como si esto le hubiera devuelto algo que había perdido. —Iré... —Damián tu y yo tenemos una conversación pendiente y entre más tiempo pase, Lizeth esta ganando terreno en la cabeza de Charlie. —¿A qué te refieres? Le prohibí el ingreso a Charlie a los calabozos, ella no... —No, no la ha ido a ver, pero lo que sea que le haya dicho esta firme en su cabeza, pues no deja de hablar de lo que hará cuando por fin se reúna con su madre y de la vida tranquila que tendrá junto a ella... Las dos solas, lejos de aquí —completo casi con dolor Nina. Sin decir más, me dirigí al refugio. Tenía que verla, no solo para entender el impacto que había tenido en la manada, sino también porque no podía ignorar la curiosidad que crecía en mi interior.
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