Mi Esposa Se Divorcia.

Cambios de planes.

James recogió los papeles de la mesa y los puso uno encima de otro, Grace se mostraba un poco asombrada, no pensaba que hablarle de esa forma a su jefe tendría consecuencias, sabía que definitivamente él se había enojado.

“Señor ya le dije que había avisado que no iría a mi compromiso, no puede jugar con el tiempo de las personas”, le respondía mientras lo seguía hasta la sala.

“Si no quiere que trabajemos, entonces tengamos sexo”, le respondió mientras pegaba su cuerpo al de Grace.

La respiración de Grace pasó de ser normal a un poco agitada, podía sentir el cálido cuerpo de James y aunque eso le asustaba, también le gustaba.

“Señor ¿Se volvió loco?”, Preguntó sonrojada.

“No quiero hacerla perder su tiempo, así que como ya no vamos a trabajar, solo decía que tengamos sexo para no perder el tiempo, aunque claro, olvidaba que usted es Virgen”, respondió en un tono de burla.

Grace no sabía que ma a podía responderle, simplemente se encontraba atada a su cuerpo, quería alejarse espero a la vez quería permanecer entre sus brazos.

James se inclinó un poco más Hacia ella y la besó con moderación, Grace intentó alejarse pero en vez de eso decidió ceder y cerrar los ojos para dejarse llevar por lo que sentía por su jefe, quizás esta sería la única a oportunidad de volver a sentir sus labios.

“¿Por qué diablos haces esto?”, preguntó Grace en voz baja, estaba muy ofuscada.

“Simplemente no quiero hacerla perder el tiempo”, una vez más insistió en lo mismo.

“Me parece que esto no es justo para mi señor Miller”.

“Grace la vida no suele ser justa”, le respondió sin dejar de mirar sus labios.

La mano derecha de James empezó a deslizarme por toda su espalda, apretando así levemente su trasero, Grace no podía evitar sentirse seducida por lo que estaba pasando, nunca nadie le había hecho algo así, al menos ella jamás lo había permitido.

Sin esperarlo James tomó a Grace con un abrazo en el aire, ahora sus piernas rodeaban la cintura de su amado y posesivo jefe.

Grace intentaba no ceder ante sus encantos, jamás se había imaginado en una posición cómo está con su jefe.

James besa con suavidad los labios de Grace, la lleva hasta la pared para tener más control sobre el peso de su cuerpo, no puede pronunciar la palabra mágica para que todo se detenga, ella desearía simplemente poder decir ‘detente ahora’ pero prefiere sentir sus besos y el aroma de su cuerpo.

De repente James decide llevarla hasta la habitación, nunca dejó de besar sus labios, se mantenía cerrando la boca de Grace para que no dijera una sola palabra.

Las sábanas blancas de la cama destacan la belleza de Grace al dejar caer su cuerpo con suavidad.

Grace puede sentir como el m*****o viril de James ejerce fuerza sobre su delgado cuerpo. Las manos se deslizan con facilidad, el único sonido qué hay en la habitación es el de los besos tronados y apasionados.

James desabrochaba la camisa de su secretaria mientras no dejaba de besar sus labios y cada que tanto su cuello, sus manos ya habían recorrido casi todo el cuerpo de Grace.

El corazón de Grace parecía estar dando martillazos de lo fuerte que retumbaba en su cuerpo, estaba a punto de tener su primera vez, pero de repente James se detiene y se levanta de encima de su cuerpo.

“Lo lamento mucho, no quiero tener problemas con su novio, no me gustan las mujeres con compromisos de esa magnitud”, dijo James al levantarse.

“Tiene razón señor”, respondió a vergonzosa mientras intentaba abrochar su camisa.

“Mejor la llevó a su casa, seguro que un taxi tardara demasiado en llegar”, decía mientras se ponía una tshirt.

Grace salió avergonzada de la habitación, quería desaparecer en ese momento, no podía ignorar lo excitada que estaba por aquellos besos apasionados de James.

“¡Vamos!”, dijo James con indiferencia.

Durante el tiempo de regreso a casa, hubo un gran silencio, Grace apretaba sus piernas para que la sensación de aún tener su cuerpo sobre el de James desapareciera.

James estaba pensando en sus acciones, sus emociones por su secretaria le hicieron pasar una línea que jamás debió ocurrir, ahora solo se preguntaba ¿Cómo olvidaría sus besos? Y sin duda alguna sabía que debía mantenerse al margen.

Finalmente estaban frente la casa de Grace, ella ignoró que James estaba allí, así que solo se fue sin mediar una sola palabra, la vergüenza parecía matarla.

James no quiso verla dándole la espalda, por lo que encendió su auto y se marchó, daba algunos golpes al guía, se sentía impotente, jamás debió dejar que las cosas con Grace llegaran a esas altas temperaturas.

Sabía que deseaba besarla hasta el amanecer, hacerla indudablemente suya, incluso saber si las palabras que salían de la boca de Grace solían ser ciertas.

Mientras que Grace tomaba una rápida ducha, no podía dejar de imaginar aquel momento que fue efectivamente una realidad, no podía creer que no haya tenido la suficiente fuerza para detenerlo, pero ¿Cómo lo haría? Si era todo lo que realmente deseaba.

Aunque la noche fue larga, terminó por amanecer, así que como siempre Grace debía ser puntual, la mañana estaba un poco lluviosa, mientras se bajaba del taxi un paraguas detuvo la lluvia, Grace levanta la mirada, su jefe está impidiendo que el agua caiga sobre ella.

“Buenos días Grace, supongo que no quiere mojarse”, dijo James con una sonrisa en su rostro, realmente no le era importante lo que había sucedido entre ellos la noche anterior.

“Buenos días señor, agradezco su gentileza”, respondió con timidez.

Grace camino en silencio junto a James, pensó que al menos entraría seca a la empresa y no pasaría el día con frío por llevar una ropa húmeda.

Ambos esperan que el ascensor se abra, por unos segundos se miran detenidamente, James puede ver que los ojos de Grace brillan un poco más de lo normal, sus miradas terminan por liberarse la una de la otra, el ruido del ascensor abriendo los despistó.

El ascensor cierra sus puertas, solo ellos están allí, mirando hacia el frente, de repente James deja caer su maletín, Grace lo mira un poco confundida, en el momento menos pesando, James se acerca y la besa, parecía que se estaba volviendo adicto a los besos de su secretaria.