Cuando bajaron las escaleras, Ansel ignoró como su padre nuevamente había pedido que arreglaran la mansión, cambiando los arreglos que pusieron cuando Dominique apareció la noche anterior y buscó con la mirada a Mordis. Tan pronto como detectó al alfa mayor dándole instrucciones a un par de empleadas, el omega se detuvo, logrando con ello que Dominique le imitara. —¿Qué sucede? —preguntó el alfa, observándole. —Ahí está el mayordomo, iré a informarle que envíe a alguien a mi habitación —explicó e intentó apartar su brazo. Pero por supuesto que Dominique no se lo permitió y caminó junto con él. —Señores, ¿en qué les puedo servir? —preguntó Mordis respetuosamente, como si estuviera hablando con Antoni. —Necesito que envíes a una empleada a la habitación de Ansel, su cachorro está solo