SHADIA Llegamos al 12 de Archer Street, en Soho. Daniel se bajó del auto y me abrió la puerta, le dediqué una sonrisa de agradecimiento y tomé la mano que me ofreció para bajar. Su tacto me resultó bastante electrizante, sus ojos eran todo un mar de aguas griegas en las que me deseaba sumergir. Me sonreía mientras lo miraba fijamente y llegué a olvidar hasta las iniciales de mis dos nombres. —Bocca Di Luppo, algo así como boca del lobo en italiano —dijo a manera de explicación. Justo pensé que estábamos entrando a una gran boca de lobo con eso que estaba pasando entre los dos, que ni yo misma sabía con exactitud que era aquello que estaba surgiendo además de lo obvio y con eso me refiero a las ganas que nos traíamos. Sonó mi móvil en el momento, miré la pantalla y vi la foto de una