“Los nuevos comienzos a menudo se disfrazan de finales dolorosos.” Lao-Tse A pesar de la difícil situación que Anna tuvo que vivir siendo acusada por la madre de Otto, Doña Cira intercedió por ella y la defendió de aquella injusta acusación. Después que se calmaron los ánimos, Anna regresa a su habitación. Alguien toca a su puerta, ella se levanta y abre: —Tenemos que hablar Anna. —Sí, pasé. Siéntese por favor —le ofrece la silla. —No es mucho lo que voy a tardar, así que no te preocupes, siéntate tú. —la mujer coloca sus manos en los bolsillos de su bata.— No me gusta que ataquen injustamente a alguien delante de mí, por eso te defendí de esa mujer, además hasta ahora has sido respetuosa y responsable tu p**o y dentro de esta casa. Pero… no me gusta tener que escuchar en la calle,