¿Una decisión apresurada?

3288 Words
Busqué rápidamente mi ropa para vestirme, estaba subiéndome el short cuando escuché sus pasos. Fui organizando la habitación, recogiendo lo que pudiera estar fuera de su lugar, no reparé en que Alessandro estaba sentado en la cama observándome hasta que me llamó. - Luciana. – dijo y me acerqué a él sentándome en la cama. Con él me pasaba algo parecido a lo que me pasaba con Gregory, me sentía cómoda en su presencia, con el componente adicional de que me atraía físicamente. – Dios, no sé cómo decir esto. Me asusté, ¿iría a decirme algo malo? ¿Nos habríamos apresurado al decidir pasar las vacaciones juntos? Sonreí – Solo dilo. - Vale, ¿tú y Gregory están saliendo? – ya estaba cansada de responder a esa pregunta, pero entendía que nadie sabía lo que yo y por lo tanto mi cercanía con Gregory se prestaba para malentendidos. Tenía mis manos en mis piernas y él las tomó entre las suyas. – Tú me interesas Luciana, me atraes, me gustas, no tienes idea cuánto. – en otro tiempo, tal vez me habría sentido muy feliz, incluso me habría atrevido a besarlo, pero yo ya no era la de antes. Igual sonreí, me había dicho cómo se sentía y no quería hacerle sentir mal o invalidarlo. - ¡Vaya!, no… no sé qué decir. –de verdad no sabía que decir ¿tú también me pareces muy guapo, pero sé que nada puede pasar porque no soy tu tipo? Ah no, lo mejor era responder a su pregunta y luego a su confesión. – Vale, Gregory y yo no tenemos nada, somos amigos, nos hemos entendido muy bien, pero él no me interesa de esa forma ni yo a él. Ahora, respecto a lo demás, estuve esperando que en algún momento empezara a reírse diciéndome que era una broma, pero todo el tiempo estuvo serio, sus ojos azules fijos en mí. – Y respecto a lo otro que dijiste, bueno, ya sabes lo que pienso al respecto, sé que no hablaste de amor, pero no te puedo ofrecer mucho, tú también me atraes, pero creo que es algo puramente físico. – era una verdad a medias él me atraía físicamente era todo lo que a mí me gustaba, pero yo lo había visto con esa rubia y sabía que yo no era como ella, no tenía ese cuerpo de proporciones perfectas ni tampoco estaba dispuesta a simplemente tener sexo con él por todo lo que implicaba para mí. - No quería incomodarte Luciana, entiendo perfectamente lo que dices y espero que esto no interfiera en nuestra amistad. De verdad quiero ser tu amigo y acompañarte en tus vacaciones. – él se sentía vulnerable, había expresado de alguna forma lo que sentía y yo no lo había validado de la manera correcta. Solté una de mis manos de su agarre y la puse en su mejilla – Yo también quiero ser tu amiga Alessandro, eso no va a cambiar por lo que me has dicho. Solo quiero ser clara contigo para que no tengas falsas expectativas. - ¿de verdad era posible gustarle a un hombre como él? Ahí estaban las inseguridades de siempre, él ya lo había dicho, ¿Qué ganaría él mintiéndome? Nada, absolutamente nada, así que lo que me había dicho tenía que ser verdad. Sonrió – Está bien, entiendo lo que dices. – como si no hubiera dicho nada antes volvió a hablar. - Entonces está decidido, pasaremos juntos las vacaciones, es más, le pediré a tu hermano la planeación que él ha hecho para acomodar todo. Vaya, era enserio lo de pasar las vacaciones conmigo, ¿sería eso perjudicial para nuestra amistad? O ¿tal vez terminaríamos siendo mejores amigos? La respuesta a esas preguntas no importaba, pasara lo que pasara se quedaría como una anécdota de mis vacaciones por Europa. -Estas dos semanas estaré entre Londres y Francia con mi hermano y tal vez con Gregory. – ¿por qué mencione a Gregory? No quería fastidiarlo, pero tampoco quería que llegara a ver algo en las r************* y sintiera que le ocultaba cosas. Dios, yo había estado en su lugar muchas veces, yo sabía lo que se sentía que alguien te gustara y verlo con otra persona, aunque entre sentirte atraído por alguien y estar enamorado de alguien había una gran diferencia. – Perfecto, acomodaré el resto de las semanas entonces. Tal vez te vea en Francia antes del Gran Premio. – dijo caminando hacia la puerta. Lo seguí. – Por supuesto, gracias por todo lo que haces por mí. – lo abracé y besé su mejilla. – No tienes nada que agradecer. – dijo separándose de mí – Te veo entonces en unos días. – y salió de la habitación. Repasé toda la conversación en mi cabeza, tenía que ser sincera conmigo misma físicamente él era todo lo que yo siempre había deseado, todo lo que me gustaba, me trataba bien, era especial, Dios, ¡viajaríamos juntos por Europa! Pero eso era todo. Tocaron a mi puerta. -Buenos días hermanita. – dijo Julián entrando. -Buenos días, Juli, estás de buen humor. – señalé lo obvio. -Bueno, hay muchas cosas que me tienen feliz. Isabela, por un lado, tú con Alessandro por el otro. Una nueva propuesta de trabajo. - Espera, espera, me estás bombardeando. Vamos por partes. - Vamos a desayunar, que tengo hambre. – dijo mientras me arrastraba a la puerta. Ni siquiera había reparado en que no había desayunado. -Bueno, ahora si cuéntame – le dije a Julián luego de sentarnos a la mesa. -Bueno, Isabela y yo hemos decidido dar el siguiente paso en nuestra relación, oficialmente somos pareja. – sonreí, ellos ya eran pareja, aunque no lo dijeran, pero bueno supongo que necesitaba admitirlo de manera oficial. – Tú te vas a ir de viaje con Alessandro y espero que él te ayude a olvidar al imbécil de Sebastián y quién sabe tal vez algo más. – puse los ojos en blanco. – y me postulé para ser jefe de mecánicos de un piloto en otro equipo. Apenas he pasado los primeros filtros, por lo que prefiero no decirte en que equipo para que no te hagas ilusiones. Sonreí, desde pequeños habíamos aprendido que lo mejor era no contar las cosas antes de que se dieran y aunque yo era su hermana y nunca le desearía nada malo, entendía que tuviera sus reservas. – Bueno hermanito, sea el equipo que sea estoy segura de que ese trabajo es tuyo. Isabela y tú hace rato son oficiales, aunque parece que ustedes son los últimos en enterarse. – se río. – Y en cuanto a mi viaje con Alessandro, ¿no crees que sea algo apresurado? Digo apenas lo conozco desde hace dos semanas. -No trates de convencerme de que es una mala idea para que luego yo te convenza de que es una mala idea. Alessandro es una buena persona, lo conozco dentro y fuera de la pista y sé que estarás segura con él, así que así lo conozcas de hace dos semanas no me parece una mala idea que vayas con él. Chasqueé la lengua. – Esta mañana me ha dicho que le gusto. Julián sonrió. – Perfecto, tú le gustas, él no te es indiferente. Se van de viaje y que pase lo que tenga que pasar. Negué, mi hermano siempre había visto todo tan fácil. – No Juli, ningún que pase lo que tenga que pasar, yo en agosto regreso a mi vida en Colombia. - ¿Y? La vida cambia Luci, eso es lo emocionante, no saber dónde estarás al día siguiente. Terminamos nuestro desayuno y subí de nuevo a mi habitación para hacer mis maletas. Pasé la mayor parte del vuelo hacia Londres distraída en mis pensamientos, aunque también intenté revisar cosas del trabajo, pero no había nada que requiriera de mi atención inmediata. -Dedicaremos unos días a Londres, luego iremos a Woking y te mostraré las instalaciones de McLaren y ya luego iremos a Francia. – me dijo Julián mientras reclamábamos nuestro equipaje después de pasar los controles de migración. La vista que me ofrecía la habitación del hotel me dejó sin palabras. El río Támesis impresionante y el Tower Bridge, mi imaginación no había logrado ni la mitad de lo que estaba viendo y sintiendo en ese momento. En la noche Londres adquiría una belleza particular, Julián me llevó a cenar y luego recorrimos la ciudad en uno de sus famosos buses de dos pisos. Luego de cruzar el Tower Bridge, pasamos la torre de Londres, el palacio de Westminster y el London Eye. Parecía una niña pequeña mirando todo a mi alrededor, estaba realmente deslumbrada. Luego, pasamos por Trafalgar Square, Piccadilly Circus y finalmente el lugar en el que pensaba cada vez que escuchaba mencionar Londres: El Big Ben. Después, decidimos hacer el mismo recorrido caminando y Julián aprovecho para tomarme la mayor cantidad posible de fotos. Asistimos también a la ceremonia de las llaves en la Torre de Londres y paseamos por Harrods que me pareció precioso por su iluminación. Me despertó el sonido de mi móvil, la noche anterior había estado tan agotada, que no tuve energía para revisarlo. -Hey Hun! – era Gregory. - ¿Cómo va todo en Londres? Espero que no tengas planes para esta noche. Dime dónde te estás quedando y esta noche paso por ti. Le envíe los datos de dónde estaría y él aseguro que pasaría por mi sobre las siete. Tenía otro mensaje que no había leído, era de Alessandro. - ¡Hola Luciana! Solo quería saber cómo estas, espero que todo esté yendo bien en Londres. -Hola Alessandro, toda va magnífico. ¿Tú qué tal? Respondió de inmediato. -Todo perfecto, pasaré unos días con mis padres en Milán y luego iré a Maranello. Por cierto, ya tengo un itinerario completo. ¿Quieres conocerlo? -No, ¡sorpréndeme! Julián me envió en ese momento un mensaje también, preguntándome si estaba lista para continuar nuestro recorrido por Londres, por lo que no tuve demasiado tiempo para pensar en el mensaje que le había enviado a Alessandro, aunque no me importaba mucho, en verdad esperaba sorprenderme. Decidimos subir primero al London Eye, Julián me aseguró que debía conservar la imagen de Londres tanto en el día como en la noche, era realmente espectacular, podían verse muchos de los monumentos y puntos de interés de la ciudad desde allí. Pasamos el día recorriendo diferentes lugares, fuimos a la Abadía de Westminster que encontré fascinante por su arquitectura, también visitamos el palacio de Buckingham y el Madame Tussauds London. Todo fue mucho mejor de lo que había imaginado. Sobre las seis de la tarde regresamos al hotel, me duché y me cambié de ropa para salir con Gregory. A las siete me escribió para que bajara a la recepción. -Te ves preciosa como siempre. – dijo mientras besaba mi mejilla. Le sonreí. – Gracias, supongo. Tú también estás guapo, es bueno verte sin ese mono. Se rio y me tomo de la mano para dirigirnos a la salida, donde había un auto esperándonos. Me abrió la puerta y subí. - ¿Adónde iremos? – pregunté en cuanto él estuvo a mi lado. - ¡Es una sorpresa! Es más, debería vendarte los ojos, pero también quiero que disfrutes un poco más de las vistas que ofrece Londres hacia el anochecer. No hablamos mucho durante el trayecto, él solo me preguntó por los lugares que había visitado y las impresiones que tenia de ellos. Se detuvo en una calle y estacionó el auto. -Ahora si te voy a vendar los ojos. Sonreí y asentí. -Tranquila. – dijo en cuanto abrió mi puerta y tomó mi mano para guiarme. – Confía en mí. Sonreí y dejé que él me guiara. Sentía el asfalto al caminar y sus manos una en mi cintura y otra en mi mano derecha, guiándome. Luego sentí el cambio en el suelo, tal vez era madera. Luego subí unas escaleras y el suelo cambió de nuevo. Gregory me soltó y retiró la venda de mis ojos. ¡Estábamos en un barco tipo crucero! Tomó mi mano y me condujo hacia un salón en donde había varias mesas, todas vacías. Nos sentamos en una cerca de las ventanas. -Son bastantes mesas. – señalé lo obvio. Asintió. – Así es, normalmente hay más gente, pero me tomé la libertad de reservar el recorrido solo para nosotros. Sonreí, suponía que lo hacía porque no quería ser interrumpido constantemente para firmar algún autógrafo o sacarse alguna foto con un fan, aunque también podría ser porque no quería que lo vieran conmigo y seguir alimentando el chisme que había nacido por nuestra foto en el paddock. Tomó mi mano. – No me importa que me vean contigo, pero quería tener una velada en la que pudiéramos estar tranquilos. – dijo como si hubiera leído mis pensamientos. Un camarero llegó en ese momento y nos ofreció una copa de vino espumoso a cada uno, inmediatamente el barco empezó su trayecto. Empezó a sonar una música de fondo que le dio al lugar un aire más íntimo. Ordenamos la cena y estuvimos charlando acerca de nuestras vidas. Gregory mencionó que estaba conociendo a alguien, pero que aún era muy pronto y que odiaba tener que estar siempre de alguna manera escondido. En cuanto terminamos de cenar salimos a la gran terraza para disfrutar del paisaje, me encantaba el sonido del agua al chocar con la estructura del crucero, podían verse muchos de los lugares emblemáticos de Londres que me habían cautivado. - ¿Tu ya tomaste una decisión? – preguntó Gregory sacándome de mi ensimismamiento. – Respecto a Alessandro y su ofrecimiento. – continuó como si supiera que no sabía a qué se referiría. - ¡Ah! Pues decidí viajar con él, de hecho, en la mañana me dijo que ya tenía todo planeado, básicamente. Sonrió. - ¡Vaya! Espero que en su momento me cuentes todos los detalles. - dijo sonriendo mezquinamente. -No va a pasar nada de lo que te estás imaginando, aunque me dijo que le gustaba, ¿crees que fue una decisión apresurada aceptar viajar con él? Sonrió de nuevo. – ¡Te lo dije! Se nota a metros que le gustas, ¿Cómo te sientes tú al respecto? No creo que sea una decisión apresurada, simplemente tomaste una decisión respecto a lo que querías. La pregunta en realidad está relacionada con las posibles consecuencias de esa cercanía entre ustedes. Negué con mi cabeza. – No, yo le aclaré que nada podría suceder entre nosotros. -Claro, porque uno puede elegir que sentir y por quién sentirlo ¿cierto? – dijo irónicamente. Puse los ojos en blanco. – Yo tengo claro que regreso a mi vida en mi país el 31 de agosto y que todo lo que haya pasado en estas vacaciones se quedará como un recuerdo. – sonreí. -No todo, yo no pienso ser solo un mero recuerdo, tú y yo ya somos amigos, seguiremos hablando, seguiremos viéndonos. - Sabes a lo que me refiero. – dije tajante. Gregory no respondió nada más, el resto del trayecto estuvo contándome algunos datos curiosos de los lugares que veíamos y de sus propios recuerdos cuando los vio por primera vez siendo muy pequeño. En cuanto regresamos al lugar donde había dejado estacionado el coche y me abría la puerta, lo abracé. -Gracias por esta noche y por ser tan especial conmigo. Me abrazó de vuelta. – No tienes nada que agradecer, es fácil ser especial contigo. Tal vez no te das cuenta, pero eres una persona maravillosa y todos los que te conocen lo pueden notar. Sonreí y entré en el auto. Cuando llegamos al hotel me abrió la puerta de nuevo y me tendió su mano para ayudarme a bajar. Lo abracé de nuevo. - ¡Gracias! Te veré en Francia ¿cierto? – pregunté mientras deshacía el abrazo. -Claro que sí, nos veremos en el circuito, desde el jueves. – me besó la mejilla y regresó al auto. Mi hermano estaba esperándome en la puerta de mi habitación. - ¿Cómo te fue Luci? ¿La pasaste bien? Abrí la puerta y lo hice seguir. – Ha ido bien Juli, fue un paseo maravilloso por el Támesis. Sonrió. – Me alegra que todo haya ido bien. Mañana partimos a Woking después del desayuno. – dijo mientras se dirigía de nuevo a la puerta. Estaba extraño. Le tomé del brazo. – Juli algo te pasa, sabes que puedes decirme lo que sea. -No Luci, no me pasa nada. – suspiró – O tal vez sí, pero es una bobada. -Si te afecta no es una bobada. – respondí. -En realidad es que tengo muchas cosas en la cabeza, las carreras que faltan, la posibilidad de entrar en otro equipo… - E Isabela. – ella era lo que realmente le estaba afectando en ese momento. Asintió. – Nunca había sentido lo que siento por ella y me asusta Luci. Dios estamos saliendo como desde hace un año y apenas nos convertimos en algo oficial y ¡quiero más! Sonreí. – Juli, háblalo con ella, hazle saber cómo te sientes, no reprimas tus sentimientos solo por miedo, tal vez ella se sienta de la misma manera, tal vez no, pero no lo sabrás a menos que se lo preguntes directamente. Sonrió. – Siempre sabes que decir. – me abrazó y se marchó. Mi hermano había sufrido en el pasado por amor, mujeres que no lo valoraron como merecía, entendía que sintiera miedo por estar experimentando algo completamente nuevo para él, pero yo también había estado pendiente de Isabela, en diferentes situaciones y casi estaba segura de que ella sentía lo mismo hacia Julián. La mañana siguiente, emprendimos nuestro camino a Woking luego de desayunar, el trayecto en tren fue apenas de media hora. Luego, Julián me llevó a su piso. Era un apartamento inmenso de tres habitaciones y dos baños, me instalé en la habitación de huéspedes. -Vaya Juli, este lugar es inmenso. Rio. – No es tanto Luci, hay lugares más grandes y lujosos, pero como casi no permanezco aquí, es perfecto para mí, es más solo estaremos como un día acá, luego iremos a Francia, porque yo tengo que estar en el circuito desde el próximo miércoles. Julián me llevó en su auto hasta la sede oficial de McLaren, era una construcción impresionante, con la fachada mayormente en vidrio y un lago bordeando una parte del edificio. Julián guio el recorrido por el centro de producción, algunas oficinas y luego me llevó a lo que para mí es un museo, donde estaban exhibidos varios autos McLaren que habían sido conducidos por diferentes pilotos de F1 a lo largo de los años. Pasamos gran parte del día en el edificio, Julián iba mostrándome diferentes lugares e incluso me dejaron subir en uno de esos autos, aunque por supuesto no pude conducirlo. -Oye, en alguna de las carreras que siguen, me gustaría subirme a un auto de esos – me miró extrañado. – Se qué no puedo subirme en un monoplaza, pero también sé que casi siempre hay un evento de vueltas rápidas. Julián asintió. – Voy a ver qué puedo hacer. ¿Te gustaría escoger al piloto o no importa? Sonreí. - ¿Crees que me importa quien sea el piloto? Solo quiero sentir la adrenalina de ir en un auto a 300 kilómetros por hora, no me importa quien conduzca. Se rio. – Está bien Luci, veré que puedo hacer. Lo abracé agradeciéndole. Fuimos a cenar y luego regresamos a su apartamento, al día siguiente en la tarde tomaríamos un vuelo a París.

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