Capítulo 11: La mataste.

2585 Words
—A si estás segura. —le dice Bast que continúa sentada a la roca. A lo que Neith la mira al arquear la ceja y decirle. —Claro que sí. —Yo no lo estaría. Cuando Bast dijo esto el cielo se empezó a oscurecer, pero Neith no lo noto, ella continuaba tratando de que Guillermo le diera no sé qué, eso solo ella lo sabía, después se volteó para terminar con Bast, pero antes le dijo: —Sabes Bast ya me cansaste, a mí no me sirves de nada así que voy a terminar de una vez contigo, a ver si tu protegido viendo esto me da lo que quiero. En eso Guillermo le dijo: —A ver Neith ya estuvo suave, así que dime que es lo que quieres de mí, no entiendo por qué tanta necesidad de parte tuya así que dime que es lo que quieres, porque yo no lo sé. Ella se acercó a Guillermo y le dijo: —Como que no sabes que idiota algo, algo que te encontraste en algún lado y que me pertenece a mí. —Mm… mm… pues no, no sé qué Neith y si tu no lo sabes, entonces el idiota no soy yo, si lo entiendes verdad, ya me cansé de que andes detrás de nosotros nada más amenazando, quien te crees tú que eres. —Que, que insolente sabes a quien le hablas, así irreverente yo soy una de las diosas más poderosas del inframundo. —A sí y no entiendo entonces porque estás aquí tratando de encontrar no sé qué, y ni tu misma sabes lo que es idiotita. Al estar frente a un mortal y escuchar lo irrespetuoso que es a lo que responde Neith. —No creas que porque eres el protegido de Bastet voy a permitir que me insultes. —A no tu empezaste. —le dice Guillermo. Algo que la puso furiosa y es como Guillermo mira que sus los ojos de esa mujer se volvieran tan oscuros, y que parecía su vista como mirar a esas horribles aves de las que habían escapado hace unos minutos, pero aun la vista de aquella mujer frente a él se torna diabólica, cuando Neith alzo las manos para que las gárgolas lo atacaran y acabar con Guillermo, pero en ese preciso momento, pero al dar la orden a las gárgolas empezó a llover era una lluvia no muy fuerte, pero copiosa Neith se dio una vuelta y desapareció antes de que una gota de agua la tocara, las gárgolas empezaron hacer sonidos horripilantes ensordecedores y ante los ojos de Bastet y Guillermo conforme les tocaba el agua, se iban deshaciendo, dejando un líquido lodoso y pegajoso que empezó a oler horrible como a carne putrefacta era horrible, pero empezaron a ver a su alrededor como se desasían, todo lo que estaba a su alrededor, esas rocas tan grandes y altas desaparecían ante sus ojos, el agua que caía las desasía, era como si el agua apagara fuego porque empezó a salir vapor de ellas, ellos se quedaron parados viendo lo que pasaba, después Best le dijo a Guillermo. —Vamos caminemos, alejémonos de esto lo más pronto posible. Así que ante ese todo pestilente y espeso, empezaron a caminar, aunque esto les costaba un poco de trabajo, continuaron sin ver lo que pasaba a sus espaldas. Cuando ya todo estaba derretido, dejo de llover, las nubes desaparecieron y el sol volvió alambrar, entonces vieron a su alrededor, ya todo había desaparecido ya tan solo era arena y más arena, vieron a lo lejos y tan solo vieron un punto verde a lo lejos, solo eso de lo demás era solo arena, era un gran desierto y tan solo un punto verde en el horizonte, así que caminaron y caminaron acercándose cada vez más al punto verde que a cada paso que daban se hacía más y más grande, parecía que el peligro había pasado y Neith ya se había dado por vencida y todo estaba en calma, Bast y Guillermo iban platicando, Bast quería que Guillermo le contara como era la vida en su mundo, como vivía el y el complacido le platicaba. Estaban en eso cuando de pronto la arena a sus pies empezó a moverse, ellos trataban de equilibrarse para no caer, justo delante de ellos empezaron a salir toda clase de bichos rastreros, estos los empezaron a rodéalos grandes escorpiones en sus colas grandes, aguijones a punto de atacar y matar al primero que se moviera, ellos se quedaron quietos sin moverse para no ser atacados, por ellos Bast vio que a lo lejos venia un escorpión n***o y encima dé el venia alguien dirigiéndolo, este se empezó acercar poco a poco a ellos Bast y Guillermo empezaron a reconocer a quien venía, encima dé el entonces Bast dijo: —Vaya, vaya tenía que ser Neith, esta no nos va a dejar en paz hasta que consiga lo que quiere. —Pero ¿Qué es lo que quiere? —pregunto Guillermo. —Pues a ti, solo a ti tu eres la manzana de la discordia, pero no te preocupes no voy a dejar que te haga daño. —No si yo no me preocupo, esta lo que necesita es una lección, es una cobarde que tan luego se ve perdida huye del lugar. En esa discusión estaban cuando llego hasta ellos Neith y les dijo: —Qué tal, que andan haciendo por aquí, ustedes no quieren salir de mi territorio, ustedes quieren que yo termine con los dos, verdad, pues bueno les voy a dar gusto en esto. Diciendo esto uno de los escorpiones empezó a mover sus tenazas y se dirigió a Guillermo, él le grito y le dijo: —Espera, espera vamos hacer un trato yo te doy lo que tú quieres y nos dejas en paz que te parece. —No, no todo el que entra en mi territorio no sale y dejarlos ir me daría muy mala fama. —Entonces no te daré lo que quieres. —Cuando mueras yo lo tomare. —responde algo sínica Neith. A lo que por sorpresa para ella Guillermo responde riendo. —Ja, ja, jaa, pero no la traigo conmigo, está en un escondite donde nadie la encontrara. Bast se le quedaba viendo a Guillermo con asombro, ella sabía que él no traía nada y que solo estaba engañando a Neith, ella sabía que eso era muy peligroso así que mientras el distraía a Neith ella pensaba que es lo que iba hacer, Guillermo corría mucho peligro con estos bichos, en cualquier momento que el fuera una amenaza uno de ellos podía terminar con él, todos estos bichos su veneno era letal o si Neith lo ordenaba, el moriría de inmediato, así que había que hacer algo y pronto, después Neith le dijo a Guillermo. —A ver, a ver entonces si tienes algo quiero saber que es. Guillermo estaba a punto de responder cuando Bast interrumpió y le dijo: —Oye Neith y yo no cuento. Cuando dijo esto alzo la mano y de inmediato Guillermo tenía un escudo transparente que solo Bast y Guillermo la veían, en seguida le dijo: —Que pasa, que quieres, no te cansas de atacarnos ya déjanos pasar para llegar a gusto a nuestro destino. —A sí Bast y dime a dónde vas, que es lo tu buscas, también no había reparado en el por qué están ustedes aquí y el por qué se están arriesgando mucho, entonces el humano tiene razón, lo tienen escondido y van a buscarlo. —A ver, a ver Neith no, no estas completamente equivocada, no es lo que piensas las cosas no son así, déjanos ir y ya. —Ja, ja, jaa que ingenua eres Bastet y suaves para poder tener al humano que es tu protegido, primero tengo que terminar contigo así que lo siento, pero tendrás que irte y dejarlo para que yo me haga cargo de él. En eso el escorpión se abalanzó sobre Bastet y con sus pinzas trataba de agarrarla, pero esta con gran agilidad brincaba para no ser atrapada por este, mientras tanto Neith reía eufórica y decía. —Así que tus gatitos no pueden hacer nada aquí y con mis mascotas no podrán, es por eso que no los llamas. En seguida Guillermo llamo su atención para distraerla y Bast pudiera hacer algo. —Hey, hey Neith, pero tú y yo no hemos quedado en nada no me contestaste. Ella volteo a verlo y le dijo eufórica. —Cállate pequeño mortal, que después de ella sigues tu. Diciendo esto último volteo a verlo y en esos segundos en que ella se distrajo Bastet brinco encima del escorpión, justo detrás de Neith y con una manta que traía y que saco de entre sus ropas la tomo y la cubrió, con esta Neith luchaba por zafarse y salir de esta manta, pero le era imposible, así cayeron del escorpión y rodaron por la arena puchando. Enseguida Bastet de sus manos salía una cuerda dorada, con la cual empezó a rodear a Neith, poco a poco Neith dejo de luchar, en ese preciso momento las alimañas fueron muriendo una a una, haciéndose polvo después de morir y desapareciendo entre la arena. Enseguida Bastet se paró y le dijo a Guillermo. —Solo así nos podemos deshacer de ella. —La mataste. —dice él con algo de sorpresa. —No, no solo está atrapada y ahí se quedará, por lo menos mientras arreglamos este asunto, es un enemigo menos porque, así como sabe ella que tenemos los objetos para liberar a Amunet, así lo han de saber otros del bajo mundo y van a venir hacia nosotros, tratando de conseguir el anillo de Amunet, así que continuemos ya no falta mucho. Así continuaron caminando acercándose más y más, aquel punto verde que ya no era un punto ya iba tomando forma de un oasis, hasta donde iban ellos se veían las palmeras, poco a poco se respiraba el olor a yerba verde y a tierra mojada, cuando iban llegando a lo lejos vieron a un hombre que los saludaba desde lejos alzando la mano, con eso ellos apresuraron su paso, para llegar más pronto, conforme se acercaron fueron reconociendo poco a poco, al hombre aquel que los esperaba y era nada más y nada menos que Set. Cuando llegaron hasta el Guillermo lo saludo y abrazo con gusto, Bastet viendo esto hizo lo mismo, Set les dijo: —Bienvenidos. —Gracias, gracias —, contesto Guillermo y le pregunto. —¿Que sabe de mis hermanos? Set. En eso estaba preguntando cuando llega Armando corriendo y todos ven con sorpresa la alegría y cariño que había entre ellos, Armando le dijo a su hermano. —Guillermo como estas como te ha ido en esta aventura tan peligrosa. —Bien, bien hermano no sabes por cuantas cosas hemos pasado. En lo que ellos se preguntaban y contestaban, Sejmet y Bastet ya se habían saludado, pero se encontraban sorprendidas veían como al estar juntos los hermanos todo desaparecía alrededor de ellos, de pronto ambos se voltean a ver y preguntar a Set concretamente. —Set usted sabe ¿Cómo está mi hermana y Ernesto? El contesto. —Lamento decirte que no, no se sabe nada de ellos. Enseguida Sejmet contesto: —Pero aún están vivos, no les ha pasado nada. —¿Porque estas tan segura? —pregunto Guillermo al mirar a Sejmet. —Porque la protección que les di aún sigue con ellos, y si les hubiese pasado algo los dioses del inframundo ya no estarían buscándolos. —Sí, si en eso tiene razón Sejmet. —contesto Armando. En seguida sonrieron, después se dirigieron a una gran carpa que había puesta en medio del oasis, entraron en ella y ahí encontraron cómoda y grandes viandas de diferentes frutos, se sentaron a comer y a platicar por todo lo que habían pasado, Bast se dirigió a Set y Sejmet diciéndoles. —Los dioses del inframundo ya saben porque están aquí ellos, ya andan buscando donde están atrapados Amunet y Anubis y que ellos no tienen sus respectivos poderes que se encuentran perdidos, saben que si encuentran sus objetos serían tan poderosos como el mismo gran dios, la ventaja que tenemos es que no saben qué cosa es y en donde está, solo tienen teorías de que serían, en el camino nos encontramos con Neith y ella fue lo que nos dijo, ella pensaba que Guillermo tenía algo que la podía llevar hasta el, pero no pudo, la deje atrapada en su propio desierto es por eso que nos demoramos tanto. —Eso sí que es delicado, tendremos que luchar con ellos si tregua. —dijo Set. —Pero si estamos unidas, podemos enfrentarnos a cualquiera. —responde Sejmet. Así continuaron platicando los cinco y mientras tanto, Ernesto y Nefertiti continuaban en el templo sin poder salir, ellos sabían que debían salir del templo, ellos solo se dejaban llevar por sus presentimientos y otras veces parecía que alguien los guiaba, no sabían quién era ni lo que era, pero los guiaba y protegía, ellos sentían esa protección, así que continuaban delante. De pronto se sentaron en unas bancas que había en los grandes corredores del templo y Ernesto le dijo a Titi. —Me parece que solo estamos dando vueltas en círculos, no podemos salir de este templo, ya cuanto tiempo llevamos y no podemos salir Titi. Ella le contesto: —Si me parece que sí y ya estoy cansada y hambrienta que hacemos. Ernesto vio para todos lados y le dijo: —Mira vamos abrir esa puerta y si no tiene salida bajamos por el balcón, al fin que todas las habitaciones tienen balcón ¿Qué te parece? Titi. —Sí, si entremos ahí. Ambos se levantan y se dirigieron a la puerta que Ernesto había señalado, la abrieron y entraron cuando lo hicieron cerraron nuevamente la puerta, entraron despacio y con precaución se pararon de frente y vieron que es lo que había en esa habitación, pero no había nada solo veían cortinas y más cortinas así que caminaron entre ellas, pasando varias hasta que por fin llegaron a un espacio, en el que había una mesa redonda con diferentes frutos y grandes manjares, Titi se fue directo a la mesa, pero Ernesto la detuvo y le dijo: —Espera debemos tener precaución no sabemos de quien es y si nos lo están dando o solo es una trampa espera. En ese momento Titi se detuvo y le contesto: —Si tienes razón sí. Se acercaron a la mesa, pero no tomaron nada solo lo veían, caminaron alrededor de la mesa, para ver que no fuera una trampa, abrieron una silla, Ernesto le dijo a Titi que se sentara mientras el vigilaba, ella lo hizo enseguida tomo una fruta que comió ávidamente, después los dos se quedaron quietos esperaban que pasara algo, pero viendo que no, no pasaba nada entonces Ernesto también se sentó y empezaron a comer, Ernesto empezó a guardar en su mochila toda clase de frutos secos, vio una vianda de agua y se la colgó en el hombro, enseguida le dijo a Titi. —Bueno prepárate para ver si por aquí hay una salida o hacemos lo que tenemos pensado. Así continuaron caminando entre las cortinas, llegaron hasta una pared y con tristeza en sus rostros vieron que no, no había ninguna puerta.
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