Zack

1688 Words
País K, Ciudad Omicron, MacDowell Co. Lunes 8.30am Seis días antes… -Buenos días Joven MacDowell –La señora de 55 años, vestida de traje sastre en color n***o, el cabello canoso totalmente recogido, saludaba al joven que entraba por el vestíbulo del piso. -Buenos días Sofía, ¿qué hay programado para hoy? –Zack se quedó parado a un lado del escritorio de su secretaria, quien ya le tenía su taza de café preparada. -Tiene una video-conferencia a las 9 con los inversores de Ciudad Lambda –Le dijo con tono de preocupación, causando que Zack frunciera el ceño, y la mujer continuó –Una grúa golpeó uno de los pilares de la construcción, cayéndose una parte del edificio y llevándose a dos empleados. Aunque los trabajadores están fuera de peligro, temen que haya alguna cuestión legal en contra, además del retraso que podría existir en la entrega del proyecto –Sofía vio como cambió el semblante de Zack. -Bien, cancela todo lo del día, programa el jet para salir hoy mismo por la tarde –Él no podía disimular su enojo. -Joven, le recuerdo que el jet comenzó con su chequeo rutinario el sábado, y por la tarde enviarían el reporte para autorizar los gastos de mantenimiento y reparación requeridos –La mujer le habló seriamente. Los dedos, pulgar y medio, viajaron al puente de la nariz de Zack. -Sofía, dime mejor que ya resolviste todo, y que solo tengo que seguir el horario que estipulaste –Sofía sonrió con satisfacción. Tenía trabajando para la empresa 25 años, había sido la secretaría del padre de Zack por 15 años, hasta que éste falleció de un ataque al corazón, y al ser Zack el único hijo, se hizo cargo del negocio familiar cuando apenas comenzaba a involucrarse. Zack apreciaba a Sofía en sobremanera, había sido ella quien le había ayudado a ponerse al tanto de los negocios; pero mantener la empresa, se debía al don que tenía para los negocios, esa habilidad que había heredado de su padre. -Bien, calculo que la junta durara no más de una hora, porque ya sé lo que les dirá -Le sonrió con orgullo, porque lo conocía -A las 10.30 viene contabilidad para revisar con usted los ajustes en el presupuesto para el proyecto de LeTian Park, a la 1.30 tiene la comida con su madre –Zack suspiró y cerró los ojos –Lo siento, es que saldrá a ciudad Lambda, y las cosas que no se pueden posponer las acomodé para el día de hoy - -Sofía, mi madre puede esperar hasta que regrese –Zack le recriminó. No porque tuviera problemas con su madre, sino porque cada vez que se veían insistía en que ya era hora de que se casara. -La semana pasada no comió con ella –Sofía levantó ambas cejas, y su tono era un regaño –¿Puedo continuar? – -Sí, prosigue –Zack dijo resignado, tocándose las cienes con una mano. -Bien, a las 3.30 tiene la cita con el Arquitecto Del Río, a las 5 con el Licenciado White y a las 6.30 viene la Señorita Marcel –Cuando dijo el último nombre, Sofía hizo una expresión de fastidio, no ocultaba su desagrado hacia ella –Su vuelo sale mañana a las 9 de la mañana, fue el único vuelo que conseguí a último minuto y el vuelo de regreso está abierto, cuando arregle todo en Ciudad Lambda, lo podré programar – -Bien Sofía, comunícame con el Ingeniero Díaz a la brevedad –Tomó su taza de café y se alejó hacia su oficina. El día se desarrolló de acuerdo a la agenda. Los inversores fueron tranquilizados, especialmente cuando les informó que iría personalmente para revisar el inconveniente. El papeleo con Contabilidad lo dejó con un dolor de cabeza. La comida con su madre no ayudó en lo absoluto con su malestar. El Arquitecto Del Río trajo buenas noticias con los diseños, pero el Licenciado White lo volvió a empeorar con los documentos que le entregó. En ese momento agradecía que Lucrecia Marcel pasara por su oficina. -Señorita Marcel, puede pasar, ya está esperándola –Le dijo Sofía educadamente a la rubia de 26 años, con cuerpo y estatura de modelo, pero con actitud altanera, que ni gracias le dio. Él estaba sentado en su silla ejecutiva, con papeles en sus manos y la mirada fija, concentrado; pero cuando escuchó abrirse la puerta y la vio entrar, dejó todo en el escritorio y se reclinó completamente. -Lucrecia, te ves espectacular, creí que nos veríamos hasta el fin de semana –Ella era la hija menor de uno de los magnates del mundo de las bienes raíces, había crecido sin carencias, y al ser la única mujer en una familia de 3 hombres, la habían malcriado. Llegaba a ser descortés con las personas que no eran de su círculo y siempre obtenía lo que quería, aunque no fuera por sus propios méritos. Zack sabía que era un buen partido, al menos en el ámbito social; él, al ser otro magnate, pero en el ámbito de la construcción, era consciente de lo que podría representar su unión. Sin embargo, Zack no era un hombre fácil de conquistar, aunado al carácter inmaduro y a la posesividad de ella, hacía que no formalizara, aun cuando ella era la compañera más formal que había tenido. Lo acompañaba a las reuniones sociales y salían constantemente, por lo que todos consideraban que tarde o temprano formarían una pareja. -Gracias Zack, sabía que te iba a gustar este atuendo –Dijo dándose una vuelta para que él pudiera verla de todos los ángulos -Sé que nos acabamos de ver ayer, pero te extrañaba –Agregó haciendo un puchero y se sentó sobre el escritorio a un lado de Zack. -Solo termino de enviar unos correos electrónicos y nos vamos a cenar, pero no puedo pasar la noche contigo, mañana salgo de viaje –Se escuchó el timbre del teléfono, interrumpiéndolo. Al ser Sofía, contestó de inmediato . ** Sofía: Joven me retiro, a menos que necesite algo más. Zack: Sería todo Sofía, gracias. Sofía: Sobre mi escritorio le dejo el nuevo informe de los estándares de construcción en eco-eficiencia energética, entraría a dejárselo, pero no quiero topármela –Zack sonrió –Además ya le envíe por correo el informe del mantenimiento del jet y los datos de su vuelo para mañana. Zack: Eres muy amable Sofía, gracias, me mantendré en contacto -Ambos terminaron la llamada. ** -¿Cuántos días te vas a ir? –Le preguntó Lucrecia con tono recriminatorio, tan pronto como colgó. -Aún no lo sé, hubo un accidente en uno de los proyectos, necesito atenderlo a la brevedad y personalmente –Zack contestó serio, porque no le agrado el tono que ella uso. Lucrecia era divertida y atrevida, constantemente lo hacía alejarse del trabajo mentalmente, pero era demasiado posesiva. -Si formalizáramos lo nuestro, podría viajar contigo sin problema alguno –Lucrecia se acercaba peligrosamente al regazo de Zack. -Por el momento solo puedo considerarte como una amiga Lucrecia, creo que he sido muy claro con eso –La alejó de él, su tono había sido frío y distante. -Con la que te acuestas cuando quieres, que conveniente, ¿no? –Le reprochó la rubia. -Lucrecia, en ningún momento te he obligado a nada, si consideras que nuestra relación de amistad no incluye sexo, no tengo problema con limitarme y no tocarte –Zack habló firme y sombríamente. -No quiero discutir contigo bebé; cuando regreses del viaje podemos hablar acerca de esto –Lucrecia cambio de inmediato su semblante, a uno más dulce y tierno –Vamos a cenar como me habías dicho - Fueron a cenar, la actitud de Lucrecia era totalmente diferente, esa chica divertida y atrevida que le gustaba fue a la que acompañó a su apartamento, tuvieron una sesión de sexo y regresó a su casa, bajo la excusa que debía preparase para su viaje del día siguiente. Estaba sentado en el centro de una fila de asientos metálicos, esperando a que anunciaran el abordaje. Pretendía distraerse con su celular, tener que tomar un vuelo comercial aunado al motivo del viaje, lo hacía tener muy mal humor. Por algún motivo levantó la mirada, y la vio caminando segura, aquella trigueña de 1.60, cabello corto color castaño cenizo obscuro; iba con un pantalón formal tipo palazzo blanco, con botones a los costados en la parte de la cintura, una blusa de vestir gris, que llevaba por dentro del pantalón haciendo sus curvas lucir, y unos lentes obscuros. La siguió con la mirada, ella bajo la mochila que cargaba y se sentó una fila antes de donde estaba él. No la perdió de vista durante los pocos minutos que pasaron antes de escuchar la llamada de abordaje, y para su sorpresa ella se levantó. Caminó detrás de ella, y cuando se detuvo en la línea de primera clase, no dudo en acercarse lo suficiente para quedar a pocos centímetros de ella. La vio cuando giró su rostro ligeramente, pero no le dijo nada, no pudo asegurar si le incomodó o no su cercanía. Comenzaron a pasar y ella se adelantó unos cuantos metros; cuando entró al avión, la pudo notar acomodando sus pertenencias y tomando asiento. Ella estaba del lado de la ventana y él en el centro, solo una fila atrás. Le sorprendió ver que durante todo el vuelo, la luz de la laptop se había mantenido prendida, eso sin contar el sonido del teclado. Cuando él cambiaba a cierta posición el asiento, la luz de la pantalla le daba en el rostro, podía distinguir una hoja de Word llena de palabras. ¿Qué tanto escribía? Aterrizaron. Aún dentro del avión, el hombre frente a él se le adelantó, comenzó a conversar con ella; entonces pudo verle los ojos grises que contrastaban con su tono de piel, y alcanzó a escuchar –Soy escritora –Debía aceptar que era una maestra al momento de eludir los flirteos. Escuchó cuando el hombre aceptaba estar casado y tener hijos; sin embargo, pudo sacarle su nombre: Aranza Olivier.
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