Capítulo 3

1289 Words
Anneliese Observó el enorme edificio sin expresión alguna, llevo varios años sin venir aquí y no se como algunos puedan reaccionar Ya que aunque la dueña murió ellos fueron obligados a trabajar, supongo que Arturo no quiere que nada cambie, lo único que cambiará ahora es que yo soy la dueña absoluta de todo esto Camino a paso firme hasta entrar al edificio, observó a la recepcionista quien se interpone en mi camino -Lo siento señorita, sin autorización del dueño no puede pasar- dice ella apenada Yo la observó de pies a cabeza es más que obvio que es nueva, además se ve que es joven, quizá tenga entre 18 a 20 años -¿La autorización de quien disculpa?- pregunto con voz neutra Puedo notar que traga grueso pero se mantiene firme -Sin la autorización del dueño, el señor Arturo Fisher- dice ella Yo sonrió y niego para luego retirar mis lentes, ella al mirarme palidece, supongo que piensa que esta hablando con un fantasma -El señor Fisher no es el dueño, la dueña era mi hermana Rosalie, por lo tanto todo esto es mio, siempre ha pertenecido a mi familia y eso no cambiará- digo fríamente Ella asiente aún pálida y se hace aún Lado -Entiendo Señorita Minelli, lo siento- dice ella avergonzada -No Tienes por que disculparte, eres firme en tu trabajo y eso me gusta, sigue así y llegaras muy lejos- digo Ella sonríe y asiente, yo me pongo nuevamente mis lentes y continuo mi camino, me dirijo al ascensor y subo por este hasta el último piso, al llegar puedo notar a otra secretaria Antes era una señora un poco mayor yo le calculo unos 45 años, ella era eficiente y puntual con su trabajo, pero ahora en su lugar hay una mujer joven que a la distancia se nota que solo viene a perder el tiempo Camino hasta la oficina donde ella me detiene antes de que siquiera pueda abrir la puerta -¿Quién demonios eres?, ¿Y que haces aquí?, esta es un área restringida- dice ella con infulas de superioridad Yo suspiro y niego -Primero que nada, modera tu tono, yo no soy esas amantes de Arturo a las que estas acostumbra a tratar, segundo ni tu ni nadie puede prohibirme venir a mi empresa, tercero y último aprende a tratar a las personas o considerate despedida, no necesito a una mocosa que no sabe hacer su trabajo por estar perdiendo el tiempo en estupideces- digo fríamente -¿Y tu quien te crees para darme ordenes?- pregunta molesta Yo retiro mis lentes y le sonrió con sorna -Soy Anneliese Minelli, la heredera de grupo Minelli y todo lo que hay, así que, o te comportas, o puedes pasar por recursos humanos a retirar tu liquidación, decide- digo fríamente Ella solo me mira sin saber que decir es claro que me parezco a la esposa de su jefe pero no Puede decir con certeza que soy Rosalie Yo la hago a un lado y paso directamente a la oficina, Observó todo a mi alrededor y suspiro Todo esto esta hecho un desastre, al parecer alguien viene solo a holgazanear, me siento en la silla y comienzó a leer los documentos, algunos son proyectos, otros son los pagos pendientes de los empleados y muchas cosas más Firmó solamente el p**o de los empleados ya que ellos no tienen por que esperar algo que les corresponde y se ganan día a día Arturo entra en ese momento junto con la secretaria y su amante -¿Con que permiso entras a mi oficina?- pregunta el Yo dejo el documento que estaba leyendo y lo miro sin mucho interés -Creo que a ti no te quedo claro nada de lo que dije, Así que te lo repetiré para que no haya mal entendidos- digo - Soy Anneliese Minelli hermana gemela de Rosalie Minelli, y la única heredera de grupo Minelli y de toda la fortuna Minelli, así que espero que sepas cual es tu lugar de ahora en adelante, por que tu no eres nadie en mi empresa- digo firme La secretaria los mira con un rostro de confusión y a la vez de lástima -Tu al parecer vives en una nube niña, Arturo es el Único heredero de todo, tu hermana firmó un documento que así lo estipula- dice Isabel Aunque esto me toma desprevenida se que no debo preocuparme, pues aunque Rosalie le haya dejado un documento de respaldo, el abuelo y papá dejaron estipulado que si una de las dos moría automáticamente todo pasaría a manos de la otra por lo que no hay documento que valga Sonrió ante su superioridad y niego -Mira chiquita, ya te lo había dicho pero te lo Voy a repetir, no por que eres la amante, significa que al morir mi hermana tu te convertirás en la señora, por que la que nació para moza, jamás llega a señora- digo con burla -Yo no soy la amante de nadie- dice ella a la defensiva Me es imposible no reír al escucharla -Por favor solo mirate, vives pegada como sanguijuela al marido de tu supuesta mejor amiga, a lo lejos se nota que ustedes tienen una relación amorosa, quizá Rosalie parecía ingenua pero no lo era, ella se daba cuenta de las cosas, y por supuesto que sabía que ustedes eran amantes- digo Ellos se miran entre sí mientras la secretaria no sabe que hacer, claramente esta presenciando una disputa entre la hermana de la difunta dueña y el viudo de esta -Yo me retiro- dice ella saliendo rápidamente y dejándonos solo a Arturo, Isabel y yo -Ojalá Dios tenga perdón para lo venenosa que eres- dice ella -Quizá le sea más fácil perdonarme a mi lo venenosa, que a ustedes dos lo sinvergüenza y desleales- digo Pues jamás me he dejado de nadie y no lo haré ahora -Bueno basta, se callan las dos- dice Arturo o más bien grita -Primero que nada, gritale a tu amante, y ya haz el favor de salir de aquí, que te guste o no está oficina me pertenece- digo volviendo a mirar los documentos De repente siento que alguien me jala del brazo obligandome a levantarme, miro a la causante y resoplo -Largate de una vez por todas de aquí, tu no eres nadie, y cuando Arturo finalmente heredé todo esto, yo misma te sacaré a patadas de aquí- dice Isabel furiosa -Vaya, es la primera vez que veo que la amante se cree superior a alguien que está por encima de ella- digo soltandome de tu agarre - Escuchame bien querida, lo único que tu amado hombre heredera será su patrimonio si es que tiene uno, pero de los bienes de Rosalie ni tu ni el podrán tocar ni un solo dolar, es una lastima sabes.. Cuando Arturo se canse de ti te mandara a la mierda y tu te quedaras en la calle como la perra qué eres- digo Detengo su mano en el aire antes de que siquiera pueda tocar mi rostro -Atrevete a tocarme, y te juro que te haré arrepentir- digo soltandola bruscamente y haciendo qué caiga al suelo Arturo rápidamente se acerca para ayudarla a ponerse de pie -No la vuelvas a tocar- dice el fríamente Yo sonrió burlona al escucharlo -Mantén a tu amante alejada de mi, y por favor salgan de mi oficina, no me obliguen a llamar a seguridad- digo sin importarme lo que el dijo o si ella se lastimó El solo me mira con enfado antes de salir de la oficina junto a Isabel, yo suspiro con alivio al ver que se fueron Si quiero sobrevivir aquí necesito una aliada y creo que ya la encontré...
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