Capítulo 7

2563 Words
El dolor que Aaron sintió en su cuerpo tras despertar no fue para nada inesperado, después de todo, era una de las consecuencias que tenía el usar su poder para sanar a otros. Lo que si fue algo sorpresivo e inesperado, fue que, el dolor que estaba en su cuerpo, en realidad no era uno increíblemente fuerte considerando la situación de Liam, era más como... Una molestia. Era algo molestoso, pero que podía ignorar con un poco de esfuerzo. Y eso, considerando todas las heridas que tenía el lobo alfa, no tenía mucho sentido para el cambiaformas omega, pero si pensaba en ello, la primera vez que había utilizado su poder en Liam, se sintió exactamente de la misma forma. El dolor en su cuerpo no le había perturbado tanto como el cansancio en este tras haber pasado su propio límite para utilizar su poder. No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado encerrado en la habitación de Liam tratando sus heridas, pero era obvio que nuevamente sobrepasó su límite si había arrojado aquella extraña sustancia negra de su cuerpo y el cansancio lo había derribado casi como una gran ola oceánica. Girando su cabeza hacia la derecha, el lobo omega contempló a través del borroso ventanal como aún había luz solar, y, tras observar por una ventana, comprobó los rayos del atardecer siendo reflejados. Realmente, tras volver a su habitación apenas y si había alcanzado a llegar a su cama antes de caer sobre esta para perderse en las profundidades de un profundo sueño que no le había dejado libre hasta ese momento. En su mente, su lobo gimoteó queriendo algo de comida y comprobar al alfa, cosa, que Aaron también deseaba hacer. Con el cansancio golpeándole, había tenido que cortar su poder abruptamente, sin darse la oportunidad con ello de comprobar los cambios que obtuvo en el cuerpo del lobo alfa gracias a su esfuerzo. De lo único que estaba seguro, es que dudaba de que su vida siguiera estando en riesgo. Tomando una profunda respiración, el lobo omega se impulsó para sentarse en la cama y sus labios se torcieron inevitablemente en una mueca al sentir su cuerpo quejarse casi como si hubiera hecho una extenuante lista de ejercicio intenso. Bueno, al menos estaba lejos de los peores dolores que se habían visto reflejados en su cuerpo tras sanar a sus pacientes. Alzando su camiseta, Aaron la olfateó e inmediatamente se levantó como un resorte al encontrar su fragancia dulce en esta. No sería para nada bueno que lo descubrieran en ese momento, en especial desde que los otros integrantes de la familia de Liam parecían dudar de su real existencia en la casa. Descubrir que había mentido sobre su naturaleza y que en realidad había resultado ser un omega, le daría la excusa perfecta a esa mujer llamada Isabela para correrlo de la casa, y Aaron no podía irse en ese momento, no hasta que hubiera terminado de tratar a Liam. Entrando en su closet, El omega inmediatamente sacó de su escondite uno de los inhibidores de aroma en aerosol y se lo echó sobre su cuerpo, exagerando solo un poquito en el proceso. Alzando nuevamente su camiseta, su respingona nariz de botón se arrugó tras encontrar que su aroma dulzón con esencia a canela parecía haberse impregnado en su ropa. Sacándosela, el lobo omega se cambió por una nueva y solo por seguridad, roció su pecho y un poco extra en la curvatura de su cuello. Con eso listo, Aaron abrió su cajón de escondite y contó los inhibidores que le quedaban. Su mente inmediatamente comenzó a trabajar con ello, contando para cuántos días tendría inhibidor de aromas. Con la cantidad tenía, si los utilizaba correctamente, podría durar una semana con ellos. Lo malo, es que no creía que una semana fuera suficiente como para sanar completamente al cambiaformas alfa, por lo que tendría que gastar algo del dinero que había ganado en su antiguo trabajo para conseguir más. Solo necesitaba buscar la oportunidad y tener algo de tiempo para escapar y dirigirse al mercado del cual le había hablado Esteban el primer día en que habían llegado, si no había ahí, estaba seguro de que podría conseguir en una farmacia cualquiera, gracias a que los inhibidores no era algo que se vendía con alguna receta médica. Guardando todo en su lugar nuevamente, Aaron cogió la camiseta impregnada con su aroma dulzón y la dejó dentro del canasto de ropa sucia en el baño, para cuando fuera la hora de lavar, su perfume ya debería de haber desaparecido. Colocando una mano sobre su estómago cuando este se quejó de hambre, Aaron suspiró saliendo de su habitación. Tal parecía que haberse saltado el almuerzo no había sido una buena idea, a pesar de que eso no había ocurrido exactamente por su propia voluntad. Alzando la mirada, los ojos del omega se posaron en la puerta frente a él, contemplando con un mal presentimiento como esta se encontraba semi abierta. Su lobo en su mente aulló no muy feliz con ello, y antes de que pudiera pensar al respecto, sus pies ya se encontraban cruzando el pasillo y entrando en la habitación. Observando como algunas de las máquinas habían sido desconectadas del cuerpo de Liam, dejando solamente la bolsa con el suero, los ojos de Aaron inmediatamente recayeron en el beta que se encontraba revisando las heridas del alfa. Y Aaron no pudo evitar sentir algo de molestia y mucho resentimiento tras contemplar como ese médico idiota estaba removiendo con toallas húmedas el ungüento que había preparado especialmente para Liam. —¿Qué crees que estás haciendo? —cuestionó acercándose lo más rápido que le permitió su cansado cuerpo. —Claramente estoy quitando esta extraña sustancia de la piel de mi alfa líder —contestó sin siquiera detener su trabajo—. No voy a permitir que algo de dudosa procedencia esté puesto directamente sobre las heridas de Liam —declaró chasqueando su lengua con molestia. —¿Dudosa procedencia? —repitió, parpadeando—. La he hecho yo mismo —informó, sosteniendo su mano para que dejara de limpiarla. —Por eso mismo, dudosa precedencia —indicó sin ocultar su desconfianza y casi hostilidad. —Puedes dudar de mí todo lo que quieras, pero eso no te da el derecho para simplemente venir y deshacer todo mi trabajo —indicó, sintiendo a su lobo frustrado y tan enojado como él con el hombre frente a ellos—. Es un ungüento hecho solamente de hierbas que previene infecciones y acelera el proceso de curación y cicatrización —informó. —Si no confío en ti, obviamente tampoco lo haré con los métodos que utilices en ni alfa líder —espetó, retirando su mano. —Respeto eso, así como tú deberías de hacerlo con la orden de Esteban —expresó—. Me dejó el cuidado de su hijo a mí, tuviste tu oportunidad para tratarlo y nadie te dijo nada al respecto, ahora es mi turno de verlo —argumentó—. Por lo que te pido, que no interrumpas y deshagas todo mi trabajo solo por tu desconfianza y principalmente molestia con la situación. —Que esté molesto con la situación y contigo por llenar de mentiras la cabeza de la pareja del antiguo alfa líder no tiene nada que ver con mis acciones —declaró—. Yo solo lo hago porque, como te dije, no confío en ti ni en cualquier cosa que hagas —anunció y prosiguió a seguir limpiando su ungüento de la piel de Liam. —Por favor, te estoy prendiendo amablemente que no lo hagas —pronunció volviendo a interponer su mano en el camino del médico—. Esas hierbas son difíciles de conseguir y yo no tengo más para repetir —explicó. Pero por supuesto que el molesto hombre no le iba a escuchar. —¿Está ocurriendo algo aquí? —preguntó Estaban parado bajo el marco de la puerta abierta. Generalmente, Aaron negaría cualquier cosa y se habría quedado en silencio prefiriendo evitar los problemas, pero simplemente, en ese momento no podía quedarse callado y correr la vista hacia otro lado para evitar drama, principalmente porque hacerlo podría poner la vida de Liam en riesgo por un tonto médico orgulloso y terco. —Sí, ocurre algo —anunció al mismo tiempo en que Bruce respondía que no. —Señor Esteban... —Silencio, Bruce —ordenó el omega mayor, observándole con sus ojos levemente entrecerrados—. Habla, Aaron, ¿cuál es el problema? —preguntó con un tono mucho más suave. —Bueno, vine aquí para comprobar cómo se encontraba mi paciente luego de nuestra sesión más temprano y me encuentro con este hombre limpiando el ungüento que había preparado especialmente para Liam, para acelerar el proceso de curación de sus heridas y evitar posibles infecciones —anunció. —¿Te refieres a esa sustancia verde? —preguntó Estaban. —Exactamente esa —asintió—. Las he colocado esta mañana y ahora este hombre las está removiendo sin mi permiso, con la excusa de que no confía en mí, ni en mi extraña sustancia de dudosa procedencia —explicó—. Le dije que es un ungüento hecho de hierbas, que no había nada de malo en ellas, y aún así no me ha escuchado —señaló mostrando como efectivamente, Bruce ya había removido varios lugares donde se encontraba esta sustancia. —Bruce —pronunció Esteban, observando al beta. —Es un completo desconocido, señor Esteban, no podía simplemente dejarle que haga lo que quisiera con el alfa líder —argumentó. —Le he traído precisamente para que utilice todos los medios con tal de salvar y ayudar a Liam —indicó no muy feliz el omega mayor. —Pero está utilizando procedimientos que no conocemos, ni siquiera creo que nos haya dicho si hay alguna consecuencia de utilizar dicho ungüento —discutió. —Cuando has tratado a Liam, tú también has utilizado procedimientos que yo no conocía ni entendía, y aun así te he permitido que lo hicieras por el bien de mi hijo —le recordó cruzando sus brazos. —Sí, pero hay una diferencia —anunció—. Soy un médico calificado y m*****o de esta manada, he estado con alguno de ustedes más de una vez y nunca he mostrado que no pueden confiar en mí —explicó. —Aaron tampoco ha demostrado que no puedo no confiar en él —anunció—. En tan solo un par de días que lleva aquí, ha hecho más progresos con Liam de lo que tú no has logrado en dos semanas, por lo que agradecería que lo respetaras a él y sus procedimientos que no conoces —declaró. Bruce frunció el ceño y observó a Aaron, quien permanecía en silencio y luego contempló a Liam. —Bueno, ciertamente parece mejor que antes y eso —reconoció no muy feliz—. Pero aun así me gustaría que todo lo que hiciera me lo dijera con anticipación para ver que no será peligroso para el alfa líder —pidió. La mirada de Aaron inmediatamente recayó Esteban, casi esperando que este aceptara dicha solicitud, pero el omega mayor parecía estar más enojado que nada. —No. —anunció. —¿No? —exclamó Bruce, observándolo con sorpresa. —Exactamente, no —asintió—. Así como tú tienes tus normas a la hora de tratar a tus pacientes, Aaron tienes las suyas y yo accedí a ellas, por lo que no me arriesgaré a presionarlo para que te diga todo lo que hará con Liam solo para que tu ego esté contento —espetó. —Señor Esteban, no es mi ego, es... —No me vengas con que es preocupación —cortó con frialdad—. Te lo creí en un principio cuando pediste ver a Liam, pero viendo que apenas le has dado realmente una mirada, es obvio que se trata de tu ego —resopló—. Así que, te recuerdo que tú no tienes ningún derecho de ordenar en esta casa, puedes dar solicitudes y opiniones, pero nada más. Y para aclarar, quien está cuidando de mi hijo en este momento es Aaron, no tú, por lo que él es quien toma las decisiones aquí —declaró. —Pero... Señor —exclamó, observándolo como si no pudiera creer en sus palabras—. ¿Creerá más en este hombre que no conoce que en mí? —cuestionó. —Bueno, tú prácticamente me dijiste que me rindiera con mi hijo, mientras que Aaron ya logró que despertara al menos por unos minutos —indicó, logrando que la sorpresa se reflejara en el rostro del beta antes de contemplar a Aaron. —¿Cómo lo has hecho? ¿Qué es lo que tenía? ¿En qué estaba mal? —cuestionó casi lanzándose sobre el cambiaformas omega, quien inmediatamente retrocedió rodeando la cama y dejándola entre ellos. —¡Bruce! —exclamó Esteban, observando con el ceño fruncido al beta—. ¿Qué crees que estás haciendo? —Si lo que ha dicho es cierto, entonces este chico ha averiguado que estaba mal con Liam y necesito saber qué era lo que estaba haciendo mal —respondió con seriedad y volvió a concentrarse en Aaron, quien en ese momento, se estaba arrepintiendo solo un poco por haber hablado. No le gustaba para nada la atención que estaba recibiendo del otro hombre, ni el brillo en su mirada, pero a pesar de ello, sabía que había hecho bien al haber hablado o el médico habría seguido haciendo de las suyas en cada oportunidad, arruinando sus avances o incluso exigiendo estar presente cada vez que iba a sanar a Liam utilizando su poder, cosa que por supuesto que no podía permitir. —¿Y bien? —exigió el beta. —¿Y bien qué? —repitió tranquilamente, observando un lugar donde sentarse cuando sus rodillas comenzaron a temblar suavemente por el esfuerzo de estar parado tanto tiempo. —¿No me dirás lo que realmente estaba mal? —exclamó enojado. —¿Por qué debería de hacerlo considerando la forma en la que lo estás tratando? —defendió Esteban, internándose más en la habitación—. Ni siquiera te has disculpado por tus palabras rudas y no has mejorado tu forma de hablar, así ni yo estoy teniendo deseos de hablar contigo en este momento —expresó con severidad—. Por lo que creo que sería lo mejor si te vas ahora —pidió. —No me puedo ir sin antes tener una respuesta —expresó observándolo—. Hacerlo podría salvar la vida de otros. —¿Hay más personas que están en la misma situación que Liam? —preguntó Aaron, con su mirada viajando hacia el alfa en la cama. Sin poder evitarlo, Aaron se permitió caer sentándose en la orilla de la cama cuando sus rodillas finalmente cedieron. —No, no hay nadie más, pero si en el futuro... —Largo, Bruce, y no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando —aclaró Esteban con tono severo. —Pero, señor... Alzando una ceja, el omega lo observó fijamente en silencio hasta que este finalmente tomó sus cosas y se fue sin decir una palabra más al respecto, no viéndose exactamente muy feliz con ello tampoco.
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