Antes de poder salir del pasillo, dos guardias me impidieron el paso. Dos guardias más se colocaron por detrás.
—Lo lamento tanto, Giovanni, pero no puedo permitir que te lleves a mi mejor chica— Chacal se apareció frente a mí con una sonrisa diabólica en el rostro.
Dirigí mi vista a Emma, la cual estaba inconsciente en mis brazos, completamente bañada en sangre. Su rostro se comenzaba a hinchar, dejándola casi irreconocible. Ese animal la había golpeado con mucha violencia.
—Sabes, Giovanni, jamás creí que un asesino despiadado como tú pudiera tener sentimientos por una prostituta, pero ahora que lo se me la llevaré y podremos hacer negocios si quieres— uno de sus hombres me sujetó de los hombros mientras otro me quitaba a Emma de mis brazos.
—Porque no arreglamos esto solo tú y yo deja a Emma — Trate de convencerlo
— me encantaría, pero me pagaron mucho dinero por ella y es una de las mejores bailarinas que tengo, mi hermano le enseñó bien a hacer su trabajo— una risa se escapó de su boca.
La sangre me hervía de la rabia el guardia detrás de mí me quito todas las armas que llevaba conmigo, trate de luchar para que no se llevaran a Emma, pero fue inútil todos estaban armados y yo estaba en desventaja, lo malo es que ahora que sé donde está la llevarán a otro lado para evitar que la busquen.
— Sáquenlo de aquí, no quiero verlo en mi club otra vez ni en ningún otro saquen esta mierda de aquí— Chacal se fue detrás del guardia que llevaba a Emma.
Un fuerte golpe en mi nuca hizo que me debilitara al punto de caer de rodillas en el asqueroso suelo, mis manos sujetaban mi cuerpo para no caer pestañeaba con fuerza tratando de mantenerme despierto, me sujetaron de los brazos levantándome y arrastrando me hacía la salida me empujaron fuera donde caía una gran tormenta la cual estaba muy fría haciendo que recupere la conciencia.
Sacudí mi cabeza y fui derecho a mi auto tambaleando un poco, me senté en el asiento del conductor y tomé mi teléfono aún con la vista borrosa, busqué el número de mi padre y lo llamé de inmediato.
—Giovanni, hijo, ¿qué sucede?—Mi padre sonaba algo dormido.
—La encontré, encontré a Emma Chacal, la tiene trabajando en sus prostíbulos, pero me descubrió tratando de sacarla, de ahí seguramente la moverán —.
—¿Cómo se te ocurre ir tú solo? Ya salgo para allá junto con los muchachos. No la pierdas de vista, trataré de llegar lo más rápido posible. Hay que rescatar a esa pobre chica antes de la boda de tu hermano —mi padre sonaba algo alterado.
—Bien, te espero, no voy a moverme de aquí— colgué la llamada y esperé.
CUATRO SEMANAS
Hemos perdido el rastro de Emma, la noche que la encontré la habían sacado por unos túneles que había en el lugar. En dos semanas desarmaron todos sus boliches dejando solo estructuras vacías. Ya no sabíamos dónde buscar, ya no quedaban señales de Emma por ningún lado.
Mi hermano y Sara pospusieron su boda unas semanas porque Emma no contestaba sus mensajes, pero decidieron seguir adelante. Hay me encontraba frente a un espejo tratando de anudar mi corbata vestido con un incómodo esmoquin azul.
—Nunca te salió el nudo de la corbata, no me sorprende que nunca uses una—dijo mi madre muy divertida.
—No veo la necesidad de usar una madre, solo estorbara —dije mientras le daba lugar para que me ayudara.
—Solo espero que la joven que se case contigo sepa anudar la corbata— se rio de su comentario, me sujetó de los hombros dándome un apretón y salió de la habitación.
Volví a verme al espejo, pero lo único que se me venía a la mente era que más de una vez se nos escapó chacal de las manos necesito encontrarlo y acabar con él para poder traer a Emma de vuelta, su familia la necesita y pronto comenzarán a sospechar que no está de viaje, sino que está siendo usada como un juguete.
Mi hermano entró en la habitación sacándome de mis pensamientos, ya era hora de comenzar con la boda. Salí detrás de él hacia la entrada para caminar por el pasillo junto a las damas de honor. La verdad es que estas ceremonias me aburren, no veo la necesidad de hacer todo esto.
Mi hermano ya estaba en el altar y era hora de que los padrinos caminaran por el pasillo; yo era el último en caminar. Ya casi llegaba mi turno cuando unos brazos se enredaron en mi brazo izquierdo, haciendo que guiara mi mirada hacia ese lugar.
—No hagas preguntas, solo sonríe y camina— Emma me callo antes de poder hablar
Mi asombro era muy evidente, pero ya había llegado nuestro turno, comenzamos a avanzar por el pasillo llevándonos todas las miradas de los invitados estoy seguro de que es por Emma, luce tan sexy con ese vestido entallado al cuerpo que hasta yo me hubiera quedado mirándola si no fuera porque está a mi lado.
—No te haré ninguna pregunta ahora, pero luego tú y yo hablaremos—mi rostro seguía serio
—No tengo nada que contestar, tú no eres quien para preguntarme nada, déjame en paz—. Emma sonaba algo alterada, pero sí sonrisa seguía dibujando en su rostro.
—No me hagas enojar, Emma, oh… —
—¿Oh qué? ¿Me golpearás si no te contesto? No te tengo miedo — me interrumpió dejándome con las palabras en la boca.
Soltó mi brazo y se acomodó del lado de la novia y yo me acomodé junto a mi hermano. No podía dejar de verla, se veía tan hermosa, su mirada se dirigió hacia los invitados. Víctor está vigilando sentado entre los invitados.