¿Qué debía hacer? ¿Y si me quedaba y me metía en un gran lío? Tenía que pensar, tenía que resolverlo rápido, era eso o tenía que buscar otros métodos para recuperar a mis hijos y con el padre de ellos en la mafia, era imposible. Estábamos acostados, ya habíamos cenado y listos para dormir, era algo tarde. Me acerqué a su cuerpo, estaba dándome la espalda. —Alessandro… —susurré—, acepto quedarme. Se giró de inmediato, me miró. —¿Lo dices en serio? —Sí… En un movimiento rápido quedó sobre mí, sonriendo, me besó apasionadamente, eso sí que no me lo esperaba. Me daba un poco de vergüenza, ambos estábamos sólo en ropa interior, el contacto de nuestra piel pedía más. —El contrato decía que no debían haber relaciones de este tipo —lo miré sonriendo. —A la mierda eso Nohemí —vol