Prólogo

407 Words
Tres meses pasaron, tres caóticos meses, no para mí, porque yo estaba en coma, no me enteraba de nada, sino para mis padres, que estaban desesperados por mi salud, por mi recuperación, porque no tenía muchas probabilidades de seguir viviendo, y además, intentando encontrar a mis hijos, Daniel y Eider. Nadie sabía dónde estaban, parecía que se los había tragado la tierra.  El celular de mi madre comenzó a sonar, era un llamado de la clínica. —¿Hola? —Señora Castillo —hizo una pausa—, se le solicita que venga a la clínica, por favor —terminó de hablar una señorita. —¿Sucedió algo con mi hija? —nadie le respondía—, ¡voy enseguida! Raquel se preparó y salió corriendo a la clínica, tenía miedo, no sabía que estaba pasando. Al llegar, entró y buscó enseguida a la secretaria buscando una explicación para la citación. Llamaron al doctor que me estaba atendiendo este tiempo, entraron a la habitación dónde me la pasé durmiendo. ¡Desperté, luego de tres meses, desperté! —¡Hija! —gritó mi madre, comenzó a llorar desconsolada. —Tranquila, señora —el doctor era muy paciente—, no debemos apurarnos, y no debemos precipitarla. Mi madre asentía, llorando, tomando mi mano, dando algún que otro apretón ahí. Aún no podía articular palabras debido a que tenía un tubo en mi garganta para poder respirar. Le regalé una sonrisa para que se sienta más tranquila. No se separó de mi lado en todo el día, llamó a mi padre también para notificarle. Un par de lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, ella me miraba extrañada. —¿Qué sucede, cariño? —me tomó de la mano preocupada—, ¿te duele algo? Negué con la cabeza, quería hablar pero no me salía la voz.  —¿Llamo al doctor? —Mis… hijos —logré articular con un tono apenas audible. —Nohe… —mi madre no sabía que decir, no sabía cómo explicarme. El doctor entró, le salvó el momento a mi madre, sin dudas. Para buena suerte, además de que recibí un fuerte golpe en mi cabeza que me llevó a estar en coma durante tres meses, no perdí la memoria y, aún quedaba comprobarlo, pero rogaba a Dios no me queden secuelas por ese accidente. Sólo quería tener mejoría, poder irme a mi casa y ver a mis hijos, que tanto los extrañaba. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD