CAPITULO DIEZ

2009 Words
ALLY - Excelente, una vez más – le animo - Mierda – masculle y vuelve a estirar la pierna Hace tres meses y diez días cuando iniciamos la rehabilitación física, Eric no alcanzaba a estirar sus extremidades, apenas y podía subir y bajar el pie. Sus piernas tiemblan, pero él no se rinde. Hoy es la quinta sesión en la que Ashley no nos acompaña a tiempo completo, de vez en cuando pasa, mira cómo nos va o nos trae algún refresco y luego se va, cuando estamos en la piscina se queda en las tumbonas tomando sol o bajo la sombra leyendo un libro o arreglando el jardín junto a nosotros. Le he demostrado a todos que estoy comprometida con la recuperación de Eric al cien por cien. - No puedo más Ally – - Está bien, está bien, lo hiciste excelente hoy Eric, lograste dos estiramientos más que tu sesión pasada – lo elogio ganándome una sonrisa de satisfacción Si, eso también ha cambiado, Eric se ha abierto un poco más a mí, casi nunca me llama por mi nombre completo, sonríe, sus comentarios ácidos han desaparecido, los sarcásticos siguen por ahí de vez en cuando como parte de su encanto, al igual que los míos, es como una dinámica entre ambos. Lo ayudo a soltar sus piernas del arnés de seguridad de la máquina de remo que estamos utilizando para ejercitar las extremidades inferiores de Eric el día de hoy, él pasa sus manos por sus muslos y tras acomodar el equipo a un lado, le ayudo a suspenderse en las barandas de seguridad para que se ponga de pie. Ya se logra sostener unos segundos sin dolor, acerco una silla de oficina que estamos usando para apoyarnos, él se sienta y la deslizo hacia la camilla de masajes, donde nuevamente lo ayudo a sostenerse de pie para que él se impulse con sus fuertes brazos y se siente sobre la superficie plana. Estoy orgullosa y a la vez un poco acalorada por sus fuertes brazos, Eric también ha estado entrenándolos y dándole fuerza a su espalda y los resultados son maravillosos, tanto medica como estéticamente hablando. - ¿Puedo pedirte que no uses los guantes? – dice sacándome de mi ensoñación - ¿Eh? – - Se siente raro – - Raro malo o raro hormigueo o raro quemadura – - Raro a todo – - Esta bien, no los usaré entonces – Eric se quita la camiseta con una mano y tengo que abanicarme internamente ante la exposición de masculinidad, dejo de mirarlo y me distraigo buscando los implementos que necesito mientras él se acuesta en la camilla con una destreza producto de la confianza renovada en su fuerza ganada. Una vez se acomoda en la camilla procedo a iniciar su masaje, es la primera vez que lo toco sin guantes desde que iniciamos su fisioterapia y estoy un poco nerviosa, despejo mi mente de esos pensamientos mientras caliento mis manos antes de ponerle el aceite y esparcirlo, él suelta un suspiro que me hace volver pensar en cosas que no debería. Sus músculos se sientes tensos, pero no de la manera que se sentían al principio de todo, ahora puedo notar el músculo y la fuerza que ha ido ganando y tener mis manos desnudas sobre esa espalda y hombros anchos les hace cosas divertidas a mis partes femeninas. Trato de seguir el masaje desviando mis pensamientos obscenos para con mi paciente, pero sus quejiditos y suspiros no están colaborando, empiezo a contar de cien a cero, luego de cero a cien de tres en tres para volver a calmarme. Deslizo mis manos por su espalda y por un momento me imagino pasando mis uñas por ella estando debajo de él y hago más presión de la debida en su espalda baja sacándole un siseo. - ¿Duele? – pregunto preocupada de haberlo lastimado en mi ensoñación cachonda - Un poco, últimamente estoy pasando más tiempo sentado que acostado – - Ok, ammm yo – balbuceo nerviosa - voy a bajarte un poco los pantalones para poder llegar hasta tu coxis, ¿te parece bien? – Él se toma sus dulces segundos pensándolo y si antes estaba consciente de su cuerpo bajo mi cuidado, sus manos bajando sus pantalones cortos junto con sus bóxer hasta la mitad de su redondo trasero, ganan la batalla… estoy en serios problemas con este hombre. Tomo una silenciosa respiración profunda y me pongo manos a la obra, usando mis pulgares masajeo justo encima de su glúteo izquierdo y dulce Jesús, Eric gime. - Joder Ally – Mátame vergüenza que el bicho no pudo… Siendo la profesional que soy, continúo masajeándolo, desatando las tensiones que encuentro en su apetecible trasero, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, tratando de tocarle lo menos posible los globos y como soy recompensada por este espécimen de hombre… Se baja el resto de su ropa… El muy hijo de su madrecita santa, acuna su delicioso trasero con su ropa dejándome a la vista esos globos redonditos que quiero apretujar y hasta morder no precisamente como profesional. Vamos Ally, sufre las consecuencias de tu estúpida regla de no más noches de sólo sexo, el hombre está sufriendo, ¡reacciona mujer! Me regaño en mi fuero interno… como si yo no estuviera sufriendo también… aunque no de la misma manera. Respiro profunda y silenciosamente una vez más y procedo a masajear sus glúteos, mi lívido baja un poco cuando, en efecto, hay contractura en toda la zona lumbar lo que tira de la musculatura glútea produciéndole dolor… y a mí de paso. Los quejidos y gemidos de Eric no están ayudando y nuevamente estos imaginando cosas que no debería, no puedo resistirme así que amaso su trasero un poco más personal de lo que normalmente se tendría que hacer en este caso, solo para satisfacer un poquito a la perra cachonda que creí haber enterrado en mi interior después de las estupideces de mi pasado y es allí cuando se abre la puerta del taller de Eric… Bien, trágame tierra, por favor y gracias. Me congelo con mis manos en el trasero de Eric y giro mi cabeza lentamente, en la puerta nos miran un divertidísimo Kurt Rivera y una muy sorprendida Ashley. - ¿Interrumpimos? – pregunta el descarado que tengo por tío - No, adelante – digo recuperándome mientras deslizo mis manos hacia las caderas de un nuevamente tenso Eric - ¿Es necesario que sus pantalones estén abajo Ally? – pregunta Ashley con un tono muy maternal Dios, la tierra, ábrela ya, gracias… - Eric está presentando lumbalgia, estoy ayudando a liberar la tensión de sus caderas y glúteos – Nunca en mi vida había estado tan orgullosa de lo profesional que ha sonado mi voz hablando sobre el trasero de un paciente, menos mal soy mujer y no un chico, porque estoy bastante segura que tendría una tienda de campaña en mis pantalones. La culpa me pesa un poco sobre los hombros cuando se repasan mis palabras en mi mente, la lumbalgia es algo serio a tratar en pacientes con movilidad reducida, ya que casi siempre están sentados y no hay nada peor después de no poder caminar, que no poder sentarte. - Oh – exclama Ashley acercándose a la cabecera de la camilla y acaricia el cabello de Eric - ¿duele mucho? – - Es… está mejorando – responde entrecortadamente Eric Mi tío se acerca a nosotros, se quita el bolso, su chaqueta, se arremanga su camisa de vestir, toma un poco de alcohol que tengo junto a mí en el carrito de insumos y le habla a Eric. - Eric, soy Kurt, voy a hacerte un examen rápido – dice poniéndose un par de guantes desechables - Esta bien – Le doy espacio a mi tío para que trabaje y él pone sus manos sobre la espalda de Eric, ejerce presión en ciertos puntos, bajando hasta sus caderas, cuando hace presión sobre el músculo que estaba trabajando, Eric sisea. - Si, definitivamente estas teniendo problemas por aquí, un par de sesiones más de masajes en los glúteos sería ideal – Dios apiádate de mí – ¿tienes contigo el equipo de electroterapia Ally? - Si – - Correcto, Eric, voy a colocarte unos electrodos para hacer estimulación eléctrica en esta área donde te duele y podríamos hablar de descansar boca abajo durante uno o dos días mientras se alivia la contractura – Eric asiente y mi tío se hace cargo del equipo, una vez colocados, ajusto los niveles de impacto y dejo correr el programa, me alejo para irme a lavar bien las manos, dejando a Ashley acariciando el cabello de Eric mientras le explica algo relacionado con la empresa. Una vez que me disculpo, me escabullo al baño de Eric, tomándome mis minutos para tratar de controlar el nerviosismo que me invade en estos momentos, me lavo las manos y la cara, cuando levanto mi vista y me veo al espejo, la vergüenza y la culpa se arremolinan en mi pecho. Allí estaba yo, calentándome con mi paciente adolorido, quien, por cierto, ha tenido dos ataques de abusivos y que hago yo, me aferro a esos globos redondos apetitosos… - ¡Suficiente Alondra! – me reprendo en un susurro molesto – esta no eres tú, ¡contrólate! – Tras una breve sesión de respiración para calmarme, me pongo mi mascara profesional y regreso al taller para ponerle la cara a todos y dejar esto como algo normal en una sesión terapéutica, que lo es, y me refiero al masaje y a aliviar el dolor del paciente, no a mis pensamientos calenturientos. Al entrar me sobresalto por el chillido de emoción que da Ashley, Eric ha girado su cara y ahora tiene su cabeza descansado sobre sus antebrazos cruzados mientras su trasero aún está en exhibición, una lenta sonrisa se posa en sus labios, mi tío me mira y me invita a unirme a la pequeña celebración. - Wao, cuanta emoción – digo tratando de parecer normal, nada sofocada por volver a ver el trasero de Eric, mi semidesnudo paciente. - Repite lo que acabas de decir por favor Kurt, quiero escucharlo nuevamente – pide Ashley totalmente al borde de las lágrimas, pero con una sonrisa que demuestra que no son de tristeza - Los últimos estudios de Eric le dan total luz verde para iniciar el protocolo neuroquirúrgico, estamos listos para ponerle a Eric el implante eléctrico en su médula espinal – Ashley vuelve a chillar y abraza a su hijo apoyando su cabeza sobre la de él, mi tío procede a recordarles que esto es un tratamiento aún experimental. - Aprovecharemos la cirugía para extraer un poco de medula ósea de tu cadera, de esa manera obtendremos células madres mesenquimales que cultivaremos para realizar unos sueros que van a ayudar a regenerar tu médula espinal – - ¿Cuándo podrán operarme? – - Raphael está haciendo algunos ajustes en el laboratorio a tu chip, debes pasarte por allá para las pruebas eléctricas pertinentes, será un dispositivo de electrodos conectado a tu cabeza y a la vez al chip para ajustar los sensores que permitan que el chip ejecute los movimientos que quieres que hagan tus extremidades una vez este implantado – explica mi tío – cómo ya debes saber, cuando se daña la médula espinal, se interrumpe la comunicación entre el cerebro y el cuerpo; la mayoría de los impulsos nerviosos no logran transmitirse adecuadamente causando la pérdida de sensación, el control del sistema nervioso autónomo y alteración de la movilidad, afortunadamente tu lesión no es completa, tienes gran parte de ese terreno ganado que te hace un candidato idóneo para darle esperanzas a muchos más con este tratamiento – - Programa todo Kurt, estoy listo – - Excelente hombre, me place escuchar eso – A pesar de la alegría que siento no puedo evitar que mis ojos se deslicen nuevamente hacia el trasero expuesto de Eric… Dios, ayúdame. Necesito echar un polvo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD