ERIC
- Voy a hacerte una confesión y espero no te enojes –
- Dime – Raphael asiente en modo ultra profesional y se dispone a escucharme
- Realmente en estos últimos tiempos, solo he tenido una erección, sin eyaculación –
- Ok, fue evocada o estamos hablando de una erección matutina o tal vez tomaste una pastilla azul, cuéntame –
- ¿Sabías que es normal que alguien pueda tener una erección por un masaje? –
Pregunto un tanto retóricamente, dejando en el aire la información, a Raphael le lleva unos segundo captar la indirecta y luego de aclararse la garganta y fruncir un poco la boca, suspira y asiente.
- No es muy agradable saber que mi hija va por la vida provocando erecciones, pero bueno, es la biología – suspira y se pasa una mano por el rostro – al menos no hubo eyaculación – murmura, pero alcanzo a escucharlo
Decido seguir contándole para pasar rápido el momento incómodo.
- Después de la última cirugía pude controlar mis esfínteres nuevamente y me quitaron las bolsas y catéteres, puedo ir al baño por mí mismo, solo tengo que estar alerta a las señales de mi cuerpo para lograr llegar a tiempo sin accidentes, Ashley deja mi silla de ruedas junto a mi cama alrededor de una o dos horas después de cada comida, luego la saca para que no me dé una crisis, no soporto ver la cosa por mucho tiempo –
- Entiendo, es frustrante para ti –
- Eso es decirlo suavemente, en realidad es una maldita pesadilla, pero la he aprendido a manejar para valerme por mí mismo en lo más básico al menos –
- Escucho un “pero” por allí –
- Pero… tenías razón – admito - me he abandonado y poco a poco me estoy quedando sin fuerzas físicas y ganas de luchar por mí, luego de nuestra conversación, puedo notar un patrón de depresión sin revisar las notas de la psicóloga –
- Bueno amigo, el primer paso es aceptar que hay un problema – asiento – el segundo paso, es afrontarlo, cuando estes listo, aquí estaremos para apoyarte –
- Creo que lo estoy, creo que estoy listo para empezar a recuperar a mi antiguo yo, quiero recuperarme –
- Olvídate de esa vieja versión, ve por una nueva, Eric 2.0 – me anima sonriendo alegremente
Me rio de sus payasadas, pero nuevamente le doy la razón, no tiene caso querer ser el de antes, ese Eric, ya no existe más, pero puedo tomar cosas de ese Eric y abrazar a este nuevo que quiero ser.
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Al día siguiente de mi conversación/confesión embarazosa con Raphael, me dan el alta, debo admitir que los días que estuve en el hospital hicieron una diferencia en mí, los cuidados que recibí, mi cuerpo los necesitaba urgentemente.
Apenas mis padres me instalan en mi habitación, empiezan a darle nuevas instrucciones a los empleados, empezando por los de la cocina, mi alimentación va a tener unos cambios, necesito ganar masa muscular y ósea, así que mi consumo de proteínas debe ser vigilado mejor para que no vaya a tener problemas con mis riñones al no poder tener tanta movilidad como quisiera.
Así mismo, hay un nuevo horario de medicamentos, a mis típicas medicinas del dolor y relajante muscular, tengo multivitamínico y un antidepresivo suave, además de una rutina de ejercicios y fisioterapia con Alondra tres veces a la semana.
Ashley se encargó de mandar a llenar nuevamente la piscina, afortunadamente me lo hizo saber mientras estaba en el hospital, así me fui preparándome psicológicamente, la última vez que usamos la piscina fue en el cumpleaños de papá, dos meses antes del accidente.
Esa misma tarde escucho voces desde mi balcón donde estoy tomando un poco de sol mientras ojeo algunos diseños, veo a mi madrastra llevando un balón enorme y a mi papá una silla rara, detrás de ellos van dos hombres llevando una banca y otro más los sigue con una caja.
- ¿Que estas tramando Ashley? – le pregunto al viento
Curioso, voy en mi silla de ruedas hasta afuera de mi habitación, buscando el montacargas, hace mucho no lo uso, así que me cuesta un poco maniobrar para entrar en él, cuando lo consigo me doy unas palmaditas mentales por mi logro.
Una vez en el primer piso, me deslizo hasta las puertas que dan al jardín trasero y la piscina, al salir, veo el desorden, cajas, bolsas y demás cosas por todos lados, Ashley me ve y corre hacia mí con una enorme sonrisa.
- ¡Mi bebé! – exclama emocionada cuando llega a mí, se agacha y me abraza con fuerza – que alegría verte fuera de tu habitación –
- Los vi por el balcón llevar unas cosas y me dio curiosidad, y bueno, ahora tengo más, el patio parece que fue víctima de un huracán –
- Bueno, como aceptaste el programa de acondicionamiento, tu padre y yo estamos disponiendo el patio para adaptarlo a que sea tu gimnasio al aire libre –
- Oh vaya –
- Si, le pedí a Ally que me hiciera una lista de todas las cosas que pudieran necesitar para tus terapias físicas, así que estamos instalando cerca de la piscina, varios soportes para que tengan las cosas a la mano y seguras, en esta parte que esta techada, vamos a poner unos muebles que Ally me dijo que podrían funcionar muy bien y mañana van a traer una camilla super cómoda para instalarla en tu habitación, así Ally no tiene que traer la suya cada vez que venga, ¿Qué te parece? ¿Te gusta? –
Asiento mientras pestañeo unas cuantas veces asombrado por la emoción que emana de mi bella madrastra, su entusiasmo es contagioso y es la confirmación que hice lo correcto al aceptar seguir adelante con la preparación para el estudio, no sólo por mí, sino por mis padres.
- ¿Inspeccionando la obra campeón? – pregunta papá al acercarse a nosotros, yo asiento – deja que terminemos y te hacemos un recorrido apropiado –
- Me encantaría –
- Genial, entonces si quieres quedarte aquí afuera, será solo en esta parte porque todo lo demás está un poco desordenado y podría ser peligroso, o si lo prefieres, puedes esperar en la sala y cuando terminemos iré por ti –
- Voy a morder esta y me iré a la sala a ver algo en la televisión –
Ashley grita, salta y aplaude emocionada como una niña pequeña que acaba de ganarse un premio, me rio de su entusiasmo, sintiéndome cada vez más seguro de haber tomado la decisión correcta.
Regreso por donde entre y me topo con Claire, una de las chicas del servicio, quien me sonríe y pregunta cortésmente si necesito algo, le pido algo para picar mientras veo la televisión y ella se ofrece a prepararme la merienda que tengo autorizada en mi nuevo menú y llevarla una vez esté lista, asiento y conduzco la silla hasta la gran sala de estar.
De por sí, la casa es grande y espaciosa, luego del accidente y mi pronostico tan lúgubre, Ashley se encargó que cada estancia tuviera espacio suficiente para que yo pudiera maniobrar la silla de ruedas sin llevarme nada por delante y a pesar de ser esta la primera vez que por voluntad propia bajo hasta la sala en silla de ruedas, la disposición de los muebles no me da ningún problema.
Después de un par de horas de hacer zapping en la TV y tomar una merienda, mis padres por fin terminan las adecuaciones y me llevan a dar una vuelta por la piscina.
Lo primero que noto, es que la piscina ya está llena de nuevo y le han instalado una carpa, haciendo que el gran tramo donde están los escalones, quede bajo sombra, veo algo más bajo el agua, pero no alcanzo a distinguir bien que es desde donde estoy.
Bajo la carpa, han puesto unas bancas, otra camilla, tiene barandales alrededor, una especia de armario lleno de cosas, veo un estuche de mancuernas y algunas pesas tobilleras, ligas y otros artículos más.
- Un gimnasio completo al aire libre –
- Por supuesto, y también haremos una versión bajo techo en el cuartito de atrás, sólo estoy esperando que alguien, lo desocupe – me dice Ashley
- Por alguien, ¿te refieres a mi dulzura? – pregunta divertido mi padre
- No es necesario desalojar al viejo – digo evitando conflictos matrimoniales, ese cuartito mi padre lo usa para guardar mil cosas que alguna vez utilizará, según él - podemos hacer espacio en mi taller –
Mis padres se quedan mirando entre los dos y cuando les alzo una ceja, Ashley es quien toma la palabra.
- Cariño, de cosa y dejas entrar a Loreta y a Claire para que lo limpien ahora que tú mismo no has podido hacerlo –
- Si bueno, creo que puedo hacer otra excepción con Alondra, hay un gran espacio que quería ocupar con unas estanterías para traer nuevas telas, pero sería el adecuado para instalar estas banquitas, ¿Por qué son tan bajas? –
- Tienen dos niveles, déjame te muestro –
Mi padre se acerca a la banquita, que es básicamente un cubo de madera, saca algo de un lateral y tira y la banquita queda transformada en una pequeña escalerita con unas patas de metal que no había visto tenía por debajo, haciendo que la altura suba casi al doble.
- Alondra nos explicó que es necesario iniciar por el nivel más bajo para que tus músculos se acostumbren de a poco a tu nuevo estilo de vida, luego trabajaran en el nivel alto para reacondicionar la postura y algo sobre texturas, con estos – papá saca una caja y me muestra unas especies de cojines, tomo algunos y si, las texturas son diferentes – algo sobre terapia sensorial -
- ¿Cuándo dijo que vendría? –
- Mañana por la mañana, estarás todo el día con ella, así que… -
- Me portaré bien con ella, ya lo sé –
- Hazme sentir más orgulloso del perfecto caballero que crie –
- ¿Criaste? – pregunta sarcásticamente Ashley
- Criamos – corrige rápidamente mi padre
- Bueno, entonces, que les parece si nos tomamos lo que queda de la tarde y vemos una película, hace mucho que no lo hacemos – propongo
El rostro de Ashley se ilumina, me abraza y corre a la casa parloteando sobre botanas, palomitas y bebidas.
- Cuanto te apuesto a que terminamos viendo una de estas películas infantiles de Disney – refunfuña mi padre
- Oye, tu fuiste quien la trajo a nuestras vidas, ahora no te quejes, no son tan malas –
- Let it go, let it go… - cantarrutea mi padre haciéndonos estallar en carcajadas a ambos mientras empuja mi silla al interior de la casa.
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A la mañana siguiente despierto renovado. La sesión de películas y mimos familiares me hacían más falta de la que quiero realmente reconocer a mis a 34 años, pero era justo lo que necesitaba para afrontar el día de hoy.
La infame silla de ruedas me espera junto a la cama, con cuidado bajo mis piernas y me impulso para quedar sentado en ella, voy al baño y me ocupo de mis asuntos, luego voy a la ducha y me paso al banco adosado de mármol para estar cómodo y no mojar la silla, me tomo mi tiempo para asearme bien, luego regreso a la silla y ruedo hasta la encimera, saco del cajón ropa interior limpia, apilo la ropa sucia y me quedo viendo mi reflejo en el espejo.
Hace mucho que no me veo al espejo, cada vez que lo hago, recuerdo ese día, veo mis imperfecciones, las cicatrices que ahora escondo bajo mi espesa barba… Estoy harto de ver esta patética versión de mí mismo, es hora de un cambio.