ALLY
- ¿Señorita Ally Rivera? –
- Si, soy yo –
- Estas son para usted, me firma aquí por favor –
- Claro –
Firmo y recibo el hermoso y enorme arreglo de tulipanes blancos, cuando entro a la casa y leo la nota, me deshago en un charco.
- No puede ser –
Salgo corriendo emocionada escaleras arriba a mi habitación, me tomo una foto con mis hermosas flores y se la mando a Eric.
Ally: Considérate perdonado, ¿cómo supiste que los tulipanes blancos eran mis favoritos?
Me quedo un buen rato enviando mensajes con Eric, cuando me fui en la tarde de su casa estaba enojada, luego que se me pasó el coraje, analice la situación y puede que haya exagerado al irme de esa manera, , digamos que irme no fue el problema, sino la forma en la que me fui, pero bueno, de alguna manera también debía marcarle un límite a Eric.
Entiendo que algunos traumas son difíciles de desarraigar de nuestra mente y cuerpo , por algo se llaman traumas, sin embargo, nunca he sido buena siendo pusilánime, lo odio, no sirvo para eso, no soy moneda de oro para caerle bien a todos y tener contentos a todos, eso simplemente es un desgaste emocional innecesario.
Tocan a mi puerta y dejo pasar a Dayana quien entra emocionada.
- Vi todo por la ventana, quien te envió flores, ¡cuenta ya! – demanda
- Un arrocito en bajo –
- Mentirosa, nunca tienes arrocitos en bajo, lo tuyo es todo o nada –
- Si te lo digo debes jurar jamás decirle a papá –
- Por supuesto – dice alzando ambas manos a la altura de su pecho – chicas antes de pollas –
- Iugh no, no vuelvas a decir esa palabra en un contexto que involucre a mi papá –
Dayana se ríe a carcajadas, lo hizo a propósito, es lo nuestro desde que se casaron y en secreto lo disfruto, nunca supe lo que es tener una madre cariñosa, fui de pocas amigas mujeres, con Dayana fue un clic inmediato, ella lleno muchos espacios que nunca vi que estaban vacíos.
- Cuentameee – ruega
- Esta bien – tomo una bocanada de aire y digo rápidamente antes de taparme la cara con una almohada – fue Eric –
- Oh –
- ¿Oh? ¿Solo oh? – pregunto apartando la cara de la almohada
- Bueno es que… - ella balbucea, algo esconde
- Dime Daya, que sabes que yo no sé, dímelo ahora –
- Esta bien, está bien, cálmate –
- Dime y me calmaré, lo prometo –
- Ok, no lo vayas a sacar de contexto, cuando tu padre empezó el estudio y revisó el caso de Eric, yo dije en broma, Oh cariño ¿no sería lindo que Ally, nuestra hermosa encantadora de gruñones hiciera su magia con él? Y él dijo, ¿sabes amor? No me desagrada la idea, a fin de cuentas, en este estudio necesitaría a alguien del calibre de mi Ally, y yo dije, nuestra Ally –
Mi bella mejor amiga dramatiza cambiando de un lugar a otro y entonando la voz grave en la parte de mi padre, yo por mi lado, quedo en shock.
- Espera ¿Qué? – balbuceo impactada
- Así que como que hemos esperado durante un rato que hicieras tu magia, realmente nos cae muy bien y te hace bien –
- ¿Qué quieres decir con eso? –
- Bueno, desde que iniciaron la rehabilitación, sonríes más, tienes ese brillito en los ojos de interés, sé que en un inicio fue muy profesional y se lo conté a tu papá y él me dijo desde hace un par de semanas que el brillo ahora estaba por toda tu cara así que el interés empezaba a avanzar y estaba muy contento –
Shock por dos…
Shock y más shock…
- ¿Ally? – me llama Daya después de unos minutos de estar parpadeando a la nada – ¿todo bien? –
- Si… Entonces, estas diciendo que técnicamente, ¿mi papá hizo de cupido? –
- Algo así, digamos que también tuve que ver, ¿te molesta? –
Pienso unos segundos y realmente no.
- Para ser sincera no, pero si me involucro sentimentalmente con un paciente el estudio se puede ir a la basura –
- Bueno, sí, pero si nadie se entera no pasa nada y si se enteran que sea después de la fase que controla la FDA, así no podrían hacer nada, una vez los implantes estén en Eric, su hermosa historia de amor puede ser publica –
- ¿Amor? Oye, oye, oye, frena el carro, no es amor, fue apenas un gran revolcón –
- Espera ¿que? – es el turno de Daya para estar sorprendida
- Puuuueeeeees –
- Oh por Dios santo Alondra, ¿te acostaste con Eric? – yo asiento y ella se ríe – oh por Dios yo pensé que apenas te estaba cortejando a la antigua enviándote flores y notas y ya el postre se lo comieron –
Dayana se ríe sin parar hasta que terminamos en una pequeña pelea de almohadas, exhaustas nos quedamos tendidas en mi cama mirando mis luces de hada sobrepuestas en el techo de mi habitación.
- Pregunta cochina, ¿Cómo se las arreglaron? Es decir, creía que la lesión espinal estaba avanzada y sus cosas de chico no podían funcionar tan bien –
- Bueno, funcionan y muy bien –
- Ya lo creo, nada más mírate esa cara de ponqué, cuentaaaa, quiero detalles –
- No beso y cuento –
- Mentirosa, cuéntame lo que puedas, no seas mala –
Ambas nos giramos y quedamos boca abajo apoyándonos en nuestros antebrazos, abrazando cojines.
- Fue explosivo – digo al fin – Eric es fuego, nunca lo vi venir con ese carácter, nos hemos hecho amigos y había esta atracción en el aire, pero Dios, cuando me besó, sentí mi cuerpo encenderse de mil maneras, como me hablaba, como me hacía querer complacerlo, me sentí empoderada, sexy y llevaba tantos días fantaseando con esos brazos fuertes y esa espalda que no pude resistirme –
- Si claro, sobre todo por los brazos y la espalda –
- ¡Daya! – chillo y ambas nos reímos – sabes que esas cosas me ponen caliente, uno hombre que sea fuerte y pueda seguirme el ritmo y jamás espere eso de Eric, digo sí, es guapísimo obviamente, sin importar sus cicatrices – Daya asiente en acuerdo – pero no espere que fuera el tipo de hombre que sabría cómo, donde y cuando hacerme funcionar en la cama… o en el sofá para su defecto –
- Querida mia, eso solo lo logra el indicado, que te toquen como a un violín bien afinadito, eso es placido –
- Total y absolutamente –
- Aunque no es tan descabellado, fue el CEO de la empresa de modas que fundó su abuelo ¿no? –
- Si –
- Bueno, don de mando si tiene y eso te encanta –
- Totalmente –
- Entonces, disfrútalo, deja que pase el día a día, sin prisas ni pausas, sólo conózcanse en esta nueva faceta y vean si esto va más allá del sexo o puede ser algo más, por cierto, nunca me contaste como te fue con Armando –
- Ni me lo recuerdes, es un imbécil –
- ¿Sí? Por lo general tiene buenas críticas –
- Bueno, conmigo fue un imbécil, me llevo a comer ceviche –
- ¿Qué? –
- Y encima, llevaba consigo cinco Daya, CINCO malditas jeringas con epinefrina –
- ¿Pero qué mierda dices? ¿Está loco o qué? –
- NO tengo idea, de lo que si tengo idea es que no tendría por qué tener ese medicamento en la guantera de su auto, eran institucionales, nada de EpiPens, eran de las que usan en emergencias –
- No te preocupes cariño, ese imbécil no sabe en la que se metió, nadie le hace pasar un mal rato a mi bebé –
- Oh cállate –
Ambas nos reímos de su “instinto maternal” un rato más hasta que el sueño empieza a reclamarme y Dayana regresa a su ala, me doy una ducha rápida y al ponerme la pijama, opto por una opción bastante sexy, me paro frente al espejo de cuerpo entero que tengo en mi habitación y me tomo una foto, se la envío a Eric y pongo mi teléfono a cargar antes de caer en brazos de Morfeo.
A la mañana siguiente, encuentro cinco mensajes de texto de Eric.
Eric: Mierda nena, acabas de ponerme duro como una roca.
Eric: ¿Qué vas a hacer al respecto?
Eric: ¿Ally?...
Eric: No puedes hablar en serio bebé, ¿me mandas esa foto y te duermes? Ahora que hago yo con este monstruo
El último mensaje es una foto de su muy erecta polla, alrededor de su mano, se ve húmeda, hinchada y mojada y quiero metérmela a la boca enseguida.
Ally: Buenos días a ustedes dos, espero que te hayas ocupado apropiadamente de eso como lo haré yo ahora en el baño, gracias.
Su respuesta no tarda en aparecer.
Eric: El karma es una perra bebé, ¿me muestras?
Ally: ¿Estas solo?
Eric: Puedo estarlo en diez minutos
Ally: En diez, facetime
Salgo de mi cama entusiasmada, mis bragas ya están mojadas, corro al baño me ocupo de mis asuntos matutinos y me doy una limpieza general rápida, sin mojarme el cabello para parecer lo más fresca y natural posible, como recién levantada, gracias a Dios hace unos años me hice una depilación laser en todo el cuerpo y ya no tengo que preocuparme por eso, me cepillo el cabello y luego me paso los dedos por él, ya sabes, aspecto natural y todo eso.
Busco en mi cajón privado y saco un consolador relativamente grande que tiene dos funciones, vibrar y penetrar, y es resistente al agua, perfecto para lo que tengo en mente.
Eric: Estoy listo bebé, muéstrame como te complaces.
Inmediatamente recibo su mensaje, inicio la videollamada, enfocando mis senos.
- Oh dulce… Muy buenos días a las chicas también –
- Ups… Debí enfocar más arriba, soy tan tonta – digo suave y delicadamente
- Mi nena no es tonta, puedes bajar la cámara todo lo que quieras –
- ¿Así? – digo dejando que la cámara recorra mi cuerpo y me detengo en mis pies
- Mas arriba nena –
- ¿Así? – subo hasta enfocar mis rodillas
- Otro poco más –
Camino a la encimera de mi baño, como no me gusta dejar nada encima, esta vacía, así que será un gran escenario, me subo, muevo mi mano, la cámara enfocando mi coño, estoy con las piernas cerradas.
- Si ahí, justo ahí, ahora se buena niña y abre esas piernas hermosas para mí, déjame ver si tu coñito apretado esta mojado para mi –
Obedezco, me giro en la encimera y abro mis piernas de par en par, apoyo el celular contra la pared dándole un plano completo a Eric de mi cuerpo desnudo, de mi centro goteante.
- Mira esa belleza, húmeda y agradable para mí, muéstrame Ally, déjame ver cómo te complaces –
No pierdo el tiempo, bajo mis manos sobre mi cuerpo, aprieto mis senos, los amaso, pellizco mis pezones, Eric suspira, mis manos alcanzan mi centro, uso mis dedos para abrirme, masajearme los labios del coño, jugar con mi clítoris, soy un lio de humedad, así que tomo mi juguete y me lo meto en la v****a.
- Mierda bebé, si, que rico se ve eso – Eric sisea, miro la pantalla, lo veo masturbarse e imito el ritmo de su maño sobre su polla con mi juguete – eso es nena, métetelo al fondo, imagina que soy yo –
Gimo, no puedo evitarlo, su nombre sale de mis labios una y otra vez mientras me penetro con mi juguete, pronto nuestro ritmo es errático y me vengo duro y rico, mientras me vengo, acaricio mi clítoris para prolongar mi placer, mientras escucho a Eric gruñir, miro la pantalla y su semen esta por todo su abdomen y pecho.
- Que lio armamos – susurro
- Ni que lo digas – Eric se ríe – muy buenos días Ally –
- Muy buenos días Eric – repito – muuuy buenos días –