Severidad.

557 Words
El sol entró por la ventana de mi habitación. Oh, diablos, mi cabeza. Abrí los ojos con pesadez, pero todo me dolía, quería pasar el día en mi cama. Aún cuando los golpes en mi cuerpo fueron tratados, me dolía. Intenté levantarme, pero sentí un jalón en mi cabeza y volví a caer en cama. Esto es tan patético. Hace bastante tiempo no recibía amenazas así. Mucho menos que las cumplieran. “No puedes matar al hijo de McCray si es que aún aprecias un poco tu vida” Mátenme de una vez, es preferible. Todo fue una estúpida trampa. ¡Qué imbécil! Un mensaje de un número viejo de Hall y yo de idiota no me tomé un momento a pensarlo, sólo fui sin más. Ellos sabían que iría por ser mi amigo de toda la maldita vida. Pensé en la fiesta: claro que estaría presente, el vestido cubre los moratones en mis brazos, que son pocos y en unos días no se notarían. Los mataré a todos, tengan eso por seguro. — ¿Nayla? — Escuché una voz tímida en la puerta de mi habitación. Era Gwen y detrás de ella Meredith. — Meredith, pasa. ¿Kato y Percil? Gwen, ve a tu cuarto, gracias. — Ordené, mientras me levanta con cuidado. — Pero, Nayla…— Rogó, tratando de entrar, pero con una mirada severa hice que retrocediera y regresó a su cuarto con la cabeza gacha. — En serio no quiero ser dura con ella, pero no tengo de otra. Debe entender como son las cosas aquí — Confesé, como si hablara sola sabiendo que Meredith estaba ahí, asintiendo y verificando los moretones en mi piel. — ¿Crees que el vestido evite que se vean las marcas? — Oh, sí — Asintió despreocupada. — Espero se recupere pronto, señorita —alentó Meredith. — Los señores Kato y Percil salieron, dejaron un breve recado para usted. “Ten cuidado con tus allegados, no confíes en mensajes con trampas y dudosos remitentes, recuerda la manera en la que nos dirigimos hacia ti”. Esas fueron sus palabras, señorita. — Comprendo, claro. — Expresé en un tono serio, acomodando mí cabello. — ¿Cómo se encuentra tu hermana? ─ Pregunté para cambiar el tema. — Se está sintiendo mejor, gracias por estar al tanto. Ella regresará a la casa en cuanto se sienta totalmente bien, para evitar que usted u otros se contagien de su fuerte gripe. — Explicó. Asentí confiando en sus palabras, sabía que Meredith era mayor que yo y veía su actitud maternal, pero a mi corta edad me había acostumbrado a ver a los demás como mi responsabilidad, mis cargas. — Perfecto, espero verla pronto por aquí — Expresé. — Meredith, ¿qué hora es? — Las 10 de la mañana, sabíamos que estaba cansada por eso no quisimos irrumpir en su habitación — Indicó. Me senté en la cama y ella caminó hacia la puerta. — Podemos traerle el desayuno, así evita esfuerzos. — Muchas gracias, Meredith — Acepté. Me volví a recostar. — Si mis ami… —frené en seco la palabra— si mis compañeros llegan, por favor, avísenme. Y saldré de nuevo, por lo tanto, quisiera que estén al tanto de Gwen. — Claro. ¿Necesita algo más? — Preguntó. Negué con la cabeza y ella salió.
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