Era nuestro nuevo comienzo, ahora éramos una familia y teníamos que adaptarnos a ello con un pequeño de tres meses, Daxton intentaba controlar sus negocios ilícitos para ser un buen padre, lejos de Italia, lejos de Corea, lejos de todo lo que estábamos acostumbrados... America nos pareció una excelente idea, era refrescante y la gente no parecía ser demasiado fría o soberbia, aunque si un poco demente.
Todo parecía ir viento en popa, hasta que él; James Smith, el futuro presidente de Estados Unidos decidió arruinarlo.
—Deben dejar de buscar a la candidata perfecta, ya la he encontrado... Ella será mi primera dama— Señaló el hombre de gran poder a los diferentes sujetos de su gabinete jurídico y de su seguridad. Estos no dudaron en reaccionar llevando la vista a él. —Pueden ocuparse de los demás asunto sueltos— sentenció al bajar la vista; sus ojos observaron a una mujer de cabellos rubios.
Él no sabía quiénes éramos, de donde venimos, y lo más importante, a que nos dedicábamos...
No mires atrás, pidió cuando creyó haberme salvado. Aunque tarde se dio cuenta de lo que había provocado, se había metido con Daxton Rinaldi, el más grande delincuente de Italia.