Lorena sintió que los minutos pasaron lentos. El reloj suspendido en la pared del pasillo del segundo piso dejaba salir su tic tac como un karma para la joven. El silencio es demasiado cruel cuando una persona tiene cargo de conciencia. Las palabras “no tienes ni la más remota idea de cómo ha sido mi vida” la atormentaban en gran manera. Era cierto, Lorena lo único que sabía de la vida de Cristian era que tenía unos padres millonarios, que trabajaba en la empresa de su padre preparándose para tomar el mando de la fortuna de ellos. Por esa razón la joven creyó que sus padres le pagaban todo, de hecho, seguía confundida con aquello que dijo Cristian, ¿cómo así que sus padres no le daban dinero para sostenerse? —¿Vive sólo con lo que gana?, ¿cuánto le pagan? —se preguntó. Lorena con s