Capítulo I

1280 Words
Me vestí formalmente para mi primer día de trabajo, aunque todavía no había terminado mí carrera universitaria en Mercadotecnia y Marketing, (apenas estaba en mí primer año) conseguí un nuevo empleo en una importante empresa de publicidad, necesitaba urgentemente un trabajo para costearme los gastos, ya que desde que renuncie a la fortuna de mí padre a penas me alcanzaba para vivir, pero mí situación de vivienda cambió afortunadamente hace tres meses, cuando me enteré que mi abuela la cual había fallecido me había heredado un lujoso departamento en un edificio exclusivo, por supuesto lo acepte, ya que solo invertiría poco dinero para los gastos públicos y básicos.  Estaba un poco nerviosa por esta nueva etapa en mi vida. Busqué mi bolso y salí del departamento, caminé por el pasillo y luego toqué el botón para el elevador, poco después este llegó e ingresé, pero cuando estaba a punto de cerrarse las puertas, unas manos las detuvieron. Allí estaba él: Ashton Moore, el maldito dios griego con sus ojos zafiro, cabello n***o y fracciones perfectas ingresando en cámara lenta con su radiante sonrisa y su perfume expandiéndose por el lugar.  —Buenos días—pronunció él con voz ronca.  —Buenos días—respondí nerviosamente. Las puertas se cerraron, y el elevador bajó. Trate de mirar a un lado fijo, pero era casi imposible con él a mi lado. En ese momento la puerta se volvió abrir ingresando más personas, las chicas que iban frente a mi sonreían y hablaban entre ellas sin dejar de verlo, finalmente llegamos al lobby. Luego lo vi ingresar a su auto de lujo, para luego  alejarse de mí vista. Ashton, es uno de los dos hijos del magnate Marcus Moore, algunos dicen que le dio a sus hijos una parte de su fortuna para que ellos iniciarían su propio imperio, lo cual estos jóvenes hermanos han sabido aprovechar al máximo, en pocos años han hecho buenos negocios y han ganado mucho respeto. Nunca tuve la oportunidad de conocerlos en persona cuando todavía pertenecía en se círculo social, ya que ellos se encontraban estudiando en un internado privado para varones fuera del país, pero una vez que ellos finalizaron la universidad comenzaron en el mundo empresarial. Según leí en los diarios de farándula, ambos estaban solteros, solo se les observaba saliendo con mujeres hermosas de su mismo entorno. Ambos eran muy atractivos, pero el que a mí me gustaba era Asthon. Cuando me enteré que era mí vecino casi me desmayo, él tiene la capacidad de quitarle el aliento a cualquier mujer. Con el pasar de los días, me di cuenta que él ingresaba a su departamento con una chica diferente, más los fines de semana cuando todos buscaban relajarse, me quedé un poco impactada cuando comencé a escuchar gemidos femeninos provenientes de su departamento, al principio fue algo incómodo, pero luego se fue haciendo una fascinación para mí poder escuchar el placer que él daba, eso me hacía soñar despierta. Pero por alguna razón me sentía poca cosa para él, yo apenas tenía diecinueve años y no era el tipo de mujer con la que siempre se le veía, también porque apenas se fijaba en mí cuando nos encontrábamos en el edificio. Sacudí mí cabeza para olvidarme de mis pensamientos. Salí del edificio y tomé un taxi, ya que todavía no poseía auto propio, estaba ahorrando para uno. Minutos después llegué al edificio de Publicaciones Metrópolis, donde ingresé y tomé el elevador hasta llegar a mi nuevo piso, el lugar era muy amplio con colores cálidos, elegantes y modernos. El personal vestía de uniforme rojo con n***o que las hacían lucir hermosas, me reporte con la recepcionista del piso, ella llamó a mi futura jefe la señora Coleman para mostrarme mi cubículo, luego me explicó cuáles serían mis deberes. Una vez que ella se fue comencé a trabajar, era mi primer trabajo formal ya que desde que me fui de la casa de mi padre (hace un año) solo había trabajado de mesera, ahora debía poner todo de mi parte para demostrarme a mí misma que podía seguir sobreviviendo sin lo lujos que antes tenía, y de paso demostrarle a mi padre que podía salir adelante si su maldito dinero y sin su apellido. Pero tuve que mentir en mi solicitud, usé otro para poder conseguir el empleo, aunque conversé mí verdadero nombre, no quería que me dieran preferencia por ser una Garay, quería que las personas me tratarán como una persona común. —Hola, tú debes ser la nueva. Mi nombre es Elsa, es un placer conocerte—se presentó una chica un poco mayor que yo amablemente.  —Soy Monserrat, el placer es mío—respondí amablemente.  Hable unos segundos con Elsa, era muy linda y simpática, me dijo que se encargaría de mostrarme la cafetería a la hora del almuerzo y que me presentaría unos compañeros más.  Fue así que la hora del almuerzo había llegado. Cómo Elsa me lo había prometido me mostró la cafetería. Una vez que teníamos los alimentos en las charolas nos acercamos a una mesa dónde estaban dos acompañantes más.  —Monserrat te presento a Martín y a Angélica—me presentó Elsa a los demás.  Nos sentamos a comer y charla un poco. Todos eran muy agradable y genuinos nada que ver con las personas que antes me rodeaban. Miré a mí alrededor y pude sentir algo de tensión en el ambiente, las personas lucían preocupadas.  Cuando la hora de la Comida finalizó, regresamos a nuestro piso. Le pregunté a Elsa sobre las expresiones que había observado en los rostros de los demás empleados, ella me respondió que se debía porque la empresa sufriría de algunos cambios en el transcurso de las próximas semanas y temian que hubiera despidos con el nuevo dueño. Eso me sorprendió ya que apenas hoy era mi primer día de trabajo. Pero mi preocupación no se comparaba con el de los demás, ellos tenían responsabilidades familiares (hijos); sin embargo, todos teníamos cuentas que pagar. No podía hacer nada al respecto, solamente me tocaba esperar los nuevos cambios que sufriría la empresa. Una vez que regresé a mí departamento por la noche, me duché y me puse mí pijama. Miré mi reloj por undécima vez, estaba ansiosa. Me comencé a comer las uñas por la desesperación, ya eran las dos de la madrugada y no podía ir a dormir por esperar a que él llegará a su departamento y así poder escuchar ese tan apasionado y excitante momento. En ese instante escuché la puerta abrirse junto a unos pasos por el pasillo. Me levanté de la cama y coloqué mi oreja pegada a la pared, no pasaron muchos minutos cuando comencé a escuchar unos gemidos de mujer junto a unos golpes que me indicaba que el sexo era apasionado. Me mordí mi labio y cerré los ojos, solo bastó con imaginarme ser follada por él para humedecerme, desplace los dedos hacia mi coño la cual estaba cubierta por mis bragas que era lo único que llevaba puesto junto a una blusa de tirantes. Comencé a frotarme lentamente, mientras mi imaginación volaba sin parar, los gemidos de la chica se mezclaba con la excitación que sentía, comencé a frotarme rápidamente, ingresando un par de dedos a mi húmeda v****a, no pasó mucho tiempo cuando me corrí. Mi respiración era agitada y la ansiedad había disminuido, fui al baño y me lave las manos, me miré al espejo y me regañe a mí misma por masturbarme cada vez que mi nuevo vecino traía consigo nueva compañía. Me olvidé de mis morbosos pensamientos y me fui a la cama tratando de conciliar el sueño.  
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