Prefacio

244 Words
En la tarde dorada del estío ociosos navegamos por el agua; llevan unos bracitos los remos que apenas sus manitas abarcan y que en vano guiarnos pretenden donde nosotros deseamos. ¡Ay, qué crueles las Tres! En está hora, bajo un cielo propicio para el sueño, pedirme que les cuente una historia cuando mi aliento ni soplar puede la pluma más leve. ¿Qué puede mí voz ligera, frente a tres lenguas juntas? Prima lanza imperiosa el mandato formal: "Qué empiece sin tardar", Secunda muy amable espera "que el cuento no tenga pies ni cabeza"; mientras Tercia interrumpe el relato cada dos por tres a preguntar. Y pronto, hecho de nuevo el silencio las tres su cabeza dejan ganar por el mundo de extraña maravilla que una niña soñando va a cruzar charlando con pájaros y animales... Allí ellas creen que se encuentran ya. Siempre que el pobre cuentista quería, seco ya el polvo de su fantasía, dejar el cuento para el otro día y descansar diciendo: "Mañana seguirá"; las tres dichosas voces le decian: "Mañana es ya". Nació así el País de las Maravillas: así unos tras otros los raros sucesos surgieron fueron; y ahora el cuento acabó. La barca hacia casa nos devuelve felices bajo el sol. Acepta, Alicia, la infantil historia y ponla con tu delicada mano donde duermen los sueños infantiles, a la memoria unidos, cual secas flores que un día ya lejano recogiera un peregrino en muy lejana tierra.
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