Capítulo 1

1377 Words
Dolor. Mucho dolor. Eso fue lo que sintió Arabella. Le dolía todo el cuerpo, como si sus huesos se estuvieran rompiendo por dentro. Arabella abrió los ojos y, a través de su visión borrosa, vio el techo blanco que se alzaba sobre ella. La cabeza le dolía mientras intentaba recordar dónde estaba. Pero era muy difícil recordar algo porque el dolor en su cabeza seguía aumentando. El suave colchón debajo de ella se movió, al igual que la sábana que la cubría. ¿¡Qué estaba haciendo ella en una cama!? Su corazón dejó de latir por un segundo y luego todo comenzó a volver. La última vez, antes de que se le cerraran los ojos, Arabella recordaba que se estaba ahogando. Tenía las manos y las piernas atadas con cuerdas duras y los ojos vendados. Ni siquiera podía luchar mientras se ahogaba sin poder hacer nada. Pero ahora... Ese dolor en su cuerpo no se parecía al de alguien que se había ahogado. De hecho, le resultaba familiar, como si hubiera experimentado algo similar antes. La sábana se movió de nuevo y Arabella ahora estaba consciente de lo que la rodeaba. Su mirada se desvió hacia la izquierda y contuvo la respiración para no gritar. A su lado dormía nadie menos que su marido, Ethan Spencer. ¿¡Cómo era posible!? Ethan llevaba mucho tiempo muerto. Ella vio con sus propios ojos cómo su coche se caía por el acantilado de la montaña. Arabella se frotó los ojos para asegurarse de que no estaba imaginando cosas. Tocó al hombre debajo de la sábana... Era real, y también estaba desnudo... Y ella también estaba desnuda. Su corazón dio un vuelco otra vez y esta vez, Arabella saltó y dejó escapar un grito. Ahora que podía recordar ese escenario, su confusión sólo aumentó. Si no se equivocaba, se trataba exactamente de la misma condición en la que se había despertado por la mañana después de drogar a Ethan. Y sucedió hace casi un año, poco después de que se casaran. ¿¡Acaso ella había renacido!? Como si sus gritos lo perturbaran, Ethan se giró en la cama, agitando los párpados. Abrió los ojos y frunció el ceño. No parecía sorprendido ni asustado, a diferencia de ella. —E-Ethan, t-tú... —El corazón de Arabella no podía dejar de latir salvajemente cuando finalmente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. —¡Arabella Maxwell! —la voz profunda de Ethan resonó en la habitación, haciendo que su cuerpo se estremeciera. Antes de que pudiera pensar en salir corriendo, él la agarró por la cintura con sus fuertes brazos. Su cintura aún le dolía. —¿Cómo te atreves a jugarme una mala pasada? —la abrazó con más fuerza y la miró con dureza—. ¿Creías que drogarme y hacer que tuviera sexo con otra mujer daría a los medios una razón para abrir una brecha entre nuestras familias? Quieres el divorcio, ¿no? Arabella se estremeció cuando él levantó la mano para apartarle el cabello. —En tus sueños. Sus últimas palabras resonaron en sus oídos y finalmente se liberó de su fuerte control. Ethan se levantó de la cama y entró furioso al baño, cerrando la puerta detrás de él. Arabella apoyó la cabeza con ambas manos y cerró los ojos. Cada una de las palabras de Ethan era cierta. La noche anterior, en la fiesta de cumpleaños de su abuelo político, a quien ella le tenía saña ya que el viejo le estaba presionado para que cumpliera con lo estipulado dentro del contrato matrimonial, ella tenía que dar un heredero antes dos años de matrimonio o ella perdería todo su patrimonio. Por eso ella y su mejor amiga Mia habían elaborado un plan en secreto y habían pagado a un camarero para que le pusiera algo en la bebida a su esposo. También habían organizado que una mujer llevara a cabo su plan acostándose con Ethan. El periodista que también habían sido contratado para grabar todo y difundir el escándalo. Todo esta listo. Así ella por fin podría obtener el divorcio. Sin embargo, su plan fracasó cuando, de la nada, Ethan la agarró hasta el estacionamiento y le ordenó a su chofer que los llevara de regreso a casa. Comenzó a desnudarla en el pasillo y ella terminó siendo víctima de la droga. Arabella recordaba que, después de este incidente, su resentimiento hacia Ethan aumentó. Su matrimonio siempre había estado en crisis desde el principio. Ella siempre estaba armando un plan encontrar de su esposo. Ella se aseguro de ser una piedrilla en su zapato. Inmediatamente después de graduarse de la universidad, su padre la obligó a casarse con él por un contrato de matrimonio que había entre los Maxwell y los Spencer con el único objetivo de fortalecer los lazos comerciales entre ambas familias. Aunque Ethan nunca la había tratado mal y le había conseguido todo lo que una mujer podría pedir, sus rabietas aumentaban cada día, alimentadas por su deseo de dejarlo y también por los constantes consejos de su mejor amiga de que estar con Ethan no era nada comparado con la felicidad que viviría cuando finalmente pudiera estar con Cole, su amor de la infancia. A pesar de actuar con frialdad todo el tiempo, Ethan se mantuvo firme en no divorciarse de ella con la excusa que el contrato de matrimonio entre ambas familias era irrompible, ellos estarían atados de por vida, y las rabietas de Arabella se volvieron tan espantosas que su abuelo desarrolló un ataque cardíaco que lo llevó a la muerte. Cuando Arabella se enteró de que estaba embarazada, no lo pensó dos veces antes de abortar él bebé. La medicina que tomó fue tan letal que casi perdió la vida, pero Ethan no se dio por vencido. Convocó a los mejores médicos para salvarle la vida, gastando toneladas de dinero. Pero ese incidente le pasó factura a Arabella cuando la gente se enteró de lo que había hecho. Su familia la repudió y los padres de Ethan la echaron de casa con el divorcio en mano. Fue entonces cuando descubrió que su mejor amiga, que la había apoyado todo el tiempo, era en realidad una perra hipócrita. Esa noche ella la encontró tirándose al hombre que supuestamente la amaba. Resultó que Mia y su amado Cole estaban en una relación, y su objetivo siempre había sido destruir su matrimonio. Ya era demasiado tarde cuando Eve se dio cuenta de que Ethan la había amado desde el principio. Porque poco después de su divorcio, él la llamó y quiso reunirse con ella en las afueras de la ciudad. Ella lo había esperado en la montaña, pero su auto parecía haber perdido el control y ella observó con horror cómo caía por el acantilado y explotaba. Debido a que ella estaba presente en el lugar de los hechos, la policía la arrestó y la familia de su exesposo la acusó de haber tenido algo que ver en el hecho. Sin nadie que la defendiera, Arabella pasó mucho tiempo en prisión, siendo acosada. Y un día, milagrosamente, una persona misteriosa la rescató. Sin embargo, al salir de la cárcel, Arabella fue secuestrada por unos hombres extraños. Ni siquiera sabía quiénes eran sus asesinos porque le vendaron los ojos, la ataron y la arrojaron a un océano profundo. Arabella se secó las lágrimas mientras esos recuerdos se repetían en su mente. Le dolía el corazón al recordar lo tonta y cruel que había sido en el pasado. Si hubiera visto el lado positivo, casarse con Ethan no habría sido más que una bendición, pero había permitido que Mia y Cole la engañaran y había dado por sentado todo lo que tenía. Su repercusión fue demasiado horrible para recordarla. Ahora que se había renacido mucho antes de que todo eso sucediera, ¿era esto una señal de que había sido bendecida por los cielos y le habían dado una segunda oportunidad? ¿Tenía ella el poder de evitar que volvieran a ocurrir las mismas cosas? El sonido de la puerta del baño abriéndose la hizo levantar la mirada y Ethan salió con una toalla envuelta alrededor de su cintura. Arabella parpadeó y su corazón se hundió hasta su estómago.
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