—Desde que te despertaste has estado actuando de forma extraña, diferente a como eres habitualmente. Dime, ¿¡has ideado una nueva forma de lograr tu objetivo de divorcio!?
Arabella tragó saliva y dejó escapar una risa nerviosa.
—¿Quién dijo que quería el divorcio? —Arabella le dirigió su sonrisa más dulce—. Eres mi querido esposo y mi único objetivo es hacerte feliz. Y para lograrlo, debo hacer feliz a tu familia, especialmente a tu abuelo.
Ethan parecía más confundido que nunca. Sus pupilas se dilataron y parecía que iba a sufrir un ataque al corazón.
El conductor perdió el control y el coche casi se estrella contra las rejas.
Arabella perdió el equilibrio y el impacto la hizo chocar contra el cuerpo de Ethan, quien la envolvió con ambos brazos de manera protectora.
Su corazón latía con fuerza contra su pecho y también podía sentir los latidos del corazón de Ethan.
—¿Quieres perder tu trabajo? —preguntó Ethan sombríamente al conductor que ya había recuperado el control del volante.
—Lo... lo siento mucho, jefe. Por favor, perdone mi error —se disculpó profusamente el conductor mientras su mirada sorprendida se dirigía de vez en cuando a Arabella a través del espejo retrovisor, como si le hubiera salido tres cabezas.
Arabella no sabía que sus palabras asustarían tanto al conductor que casi acabaría con sus vidas. Cerró los ojos e hizo una mueca, inclinándose más hacia el abrazo de Ethan.
Y su corazón se agitó cuando él no la soltó. Su agarre solo se hizo más fuerte alrededor de ella, pero esta vez, la abrazó con suavidad.
Afortunadamente para ella, no le hizo más preguntas.
Pero por la forma en que Ethan la miró cuando llegaron a la galería, Arabella supo que pronto le surgirían más preguntas. Afortunadamente la atención de su esposo se desvió cuándo sonó su teléfono.
—Elige lo que quieras, me reuniré contigo en un momento —dijo.
Arabella sonrió en respuesta. Después de observar su figura alejarse, soltó un suspiro de alivio y se dirigió a la galería donde la recepcionista la recibió.
Después de un determinado tiempo de vagar por las secciones de cuadros de la galería uno de ellos le llamó la atención y caminó hacia él.
—Este cuadro llegó ayer y usted es la primera en admirarlo. ¿Quiere saber su precio? —La voz de la encargada rebosaba de emoción.
—Seguro —asintió Arabella. Le gustaban las complejidades del diseño y los suaves trazos utilizados para esculpir la hermosa cascada.
La agradable mezcla de atmósferas luminosas hizo que la pintura pareciera surrealista.
—Serán treinta mil dólares, señorita. No es el cuadro más caro de la tienda, pero es uno de los mejores.
—¡Treinta mil dólares! —Ara se quedó boquiabierta. Eso fue alucinante.
—Señora —al ver la expresión de Arabella, la sonrisa de la empleada vaciló—. ¿Está dispuesta a comprarlo? ¿Debo empacarlo para usted?
A Arabella le encantaría echar un vistazo a los demás cuadros. Quizá encuentre algo más barato o más bonito. Pero no podía perder el tiempo allí. Debían llegar a la mansión lo más rápido posible.
—Sí, por favor. Empácalo —respondió ella, metiendo una mano en su bolso para sacar su tarjeta de crédito.
—Enseguida, señora —la recepcionista volvió a sonreír—. La llevaré a la caja para que haga el p**o.
Arabella estaba a punto de sacar su tarjeta para pagar en caja cuando una voz llego detrás de su espalda.
—¿Yo pagaré?
Al oír la voz, Arabella se quedó atónita por unos segundos. No era otro que Cole. Ella tragó saliva y se giró lentamente, su mirada se posó en el joven que le sonreía con encantó.
La última expresión que vio en el rostro de Cole fue una sonrisa malvada cuando él y Mia le revelaron todos sus planes antes de dejarla en su miseria.
Al verlo ahora, Ara se vio obligada a evocar ese recuerdo.
—Vaya eso es muy caballeroso. —Al observar la apariencia de Cole, la empleada sonrió pensando que era el novio de Arabella.
—¿Cuánto cuesta el cuadro? —sonrió Cole, metiendo ambas manos en sus bolsillos.
—No será necesario —Arabella se adelantó antes que la cajera pudiera decir algo.
Ahora, más que nada, ella quería irse de ese lugar, no le gustaba ese encuentro repentino con Cole.
Aunque Cole parecía amable y cariñoso por fuera, Arabella había aprendido en su vida pasada que él albergaba mucho odio hacia ella en su corazón. Él y Mia siempre habían estado buscando la oportunidad adecuada para derribarla.
—Ara, por favor, no es nada para mí, déjame hacerlo —dijo Cole con su voz suave.
Arabella abrió la boca y sacudió la cabeza. No había forma de que aceptara la oferta de Cole. Si hubiera sido en el pasado, habría saltado de alegría y felicidad con solo verlo.
De todos modos, ya no estaba interesada en comprar el cuadro. Ethan estaba afuera, podía lograr que la llevara a otra galería.
Y pensando en el diablo...
Fue como si de repente un iceberg hubiera caído en la habitación. Se oyeron fuertes pasos desde la puerta y reinó un silencio sepulcral.
Una mirada profunda atravesó la espalda de Arabella. Se estremeció y se dio vuelta para encontrarse con los ojos fulminantes de Ethan. Su mirada fría estaba dirigida específicamente a Cole.
Los enemigos se encontrarían en un camino estrecho. ¿Y ahora qué? ¿Estaba en un problema mayor?
Ethan observaba la escena y su expresión se oscurecía.
—Yo pagare por mi esposa —Su voz resonó en la sala.
Sólo un puñado de personas no conocían el rostro de Ethan en la ciudad, y los empleados de la galería parecían tan sorprendidos de verlo en ese tipo de lugar.
—T-Su esposa —jadeo la cajera, confundida desviando su miranda entre los dos hombres apuestos.
Ethan ignoro el asombro de la cajera, sacó su tarjeta y se la entregó antes de agarrar la mano de Arabella.
Arabella salió de su estado de shock y gritó: —Ah, mi cuadro. —Tomó el cuadro de la mano de la cajera antes de trotar detrás de Ethan fuera de la tienda.
La última mirada que le lanzó a Cole le indicó a Arabella que ella acababa de cavar un hoyo para sí misma. Y durante todo el viaje a la mansión, una tensión represiva se apoderó del auto. Podía sentir la ira de Ethan hacia ella.
Debió haber pensado que era más que una coincidencia que Cole estuviera presente de repente en la tienda.
Ethan también debe haber escuchado cuando Cole intentó pagar la pintura en su nombre.
Arabella hizo una mueca y se encogió más profundamente en el asiento del auto.
Solo para fastidiar a Ethan en el pasado, no pasaba un día sin que ella mencionara a Cole y lo mucho que lo amaba.
Y un día, incluso llevó a Cole a la Villa con la ayuda de Mia. Ese día, ella había intentado fugarse con Cole, pero Ethan los atrapó. Había golpeado a Cole hasta dejarlo irreconocible, y Arabella había estado convencida de que Cole estaba muerto, hasta unos días después, cuando Mia le dijo que Cole quería verla.
Pensándolo bien ahora, ese incidente ocurrió unas semanas después de que ella drogara a Ethan. Resultó que Mia y Cole lo hicieron para provocar más brechas entre ella y Ethan.