Al día siguiente Apenas hemos conseguido dormir y no porque el placer nos ganara una y otra vez a la noche, esta vez nuestro insomnio se debe a la preocupación tan grade que nos ha dejado esa amenaza. No pudimos dejar de preguntarnos quien pudo haber sido y si ha tenido algo que ver con lo que les ha sucedido a nuestras familias, ¿y si buscan matarnos al igual que a mis padres? Esa pregunta no ha dejado de rondar en mi cabeza durante toda la noche. El agua caliente cae por mi espalda mientras me ducho y convierto este sitio en mi lugar para hacer catarsis a solas. No quiero preocuparle más de lo que ya está y es que no ha sido más que levantarse de la cama y comenzar a hacer llamados telefónicos para organizar lo que parece será nuestra nueva rutina. He intentado convencerle de que no er