—Shhh… No hagas ruido. — me pide cuando estamos entrando a la cocina y enciende la luz —a Eliza no le gusta que nadie entre a la cocina cuando ella no está. — explica entre risas y abre el refrigerador. —Pero, ¿Por qué? — indago confundida mientras él saca la fuente con el tiramisú. La deja sobre la isla, busca dos platos pequeños, dos cucharas, y dos vasos —Porque dice que todos sus postres desaparecen, y tiene razón. — explica mientras ríe de manera silenciosa —¿Agua, jugo, refresco, vino? — me ofrece. —Agua está bien…— respondo y saca la botella de agua del refrigerador. —La culpa es mía, siempre hago excursiones nocturnas a la cocina en busca de algo dulce… es más fuerte que yo. — se explica mientras sirve agua en los vasos y yo me encargo de cortar los trozos de tiramisú y servi