Traté de detenerlo antes de que subiera a su auto, pero me fue imposible, me doblega en tamaño y su fuerza es descomunal. Sin duda es el lobo más fuerte que he conocido más que mi padre y mi hermano, por eso lo llaman el alfa despiadado. No dudo de que mataría cualquier cosa que se le cruzara en frente, incluso creo que podría acabar con un titán si se lo propone.
Subí a mi auto y conduje detrás de su deportivo tratando de alcanzarlo, pero me fue imposible acelerar lo más que pude, pero su auto era más rápido que el mío, el cual ya estaba bastante viejo. Se adentró con su deportivo en el bosque, traté de ir, pero mi auto se calló en un poso de barro y no pude sacar. El auto quedó clavado ahí. Salí del auto y comencé a correr por entre los árboles tratando de llegar antes de que todo se vaya por el caño.
Corrí y corrí como si no hubiera un mañana pocos metros me quedaban para llegar un dolor punzante hizo que mi pecho se apretara y doliera como si me hubieran disparado mis uñas salieron poniéndome en alerta caí al suelo y mi cuerpo comenzó a calentarse algo estaba mal adolorida me levante y retome mi camino hacia la casa de la manada tenía que evitar que Atlas mate a alguien de mi familia trate de correr, pero mi cuerpo no reacciona del todo bien.
Cruce la gran puerta de la entrada de la casa de la manada y el recibidor era un desastre, todo estaba destrozado los muebles caídos y rotos por todos lados, los cuadros estaban desacomodados o se habían caído al suelo comencé a seguir la línea de desastre en la casa hasta llegar a la parte trasera de la casa donde había un gran ventanal el cual estaba destrozado salí por entre los cristales caminando apenas. Sujetándome el pecho aún adolorido, bajé las escaleras en dirección al patio en donde se veía a lo lejos una pequeña multitud de gente reunida.
Aparte a barios guardias abriéndome paso entre ellos vi a mi hermano peleando con Atlas el cual estaba transformado en lobo con sus enormes colmillos expuestos, sus largas garras y sus más de tres metros de altura le estaba dando una gran pelea a mi hermano el cual estaba bañado en su propia sangre casi no podía pararse, mire a mi padre el cual estaba mu enojado por el desempeño de mi hermano, Atlas se preparaba para atacar a mi hermano y darle el golpe final, estaba dispuesto a acabar con él corrí y me pare frente a él haciendo que se detuviera en seco quedando frente a mí.
— Ya fue suficiente, detengan esto de una vez. — Miré a mi padre, el cual estaba cruzado de brazos.
— Tu lobo es quien vino aquí exigiendo que tú eres suya y que nadie puede separarte de él — dijo mi padre en tono burlón.
Atlas volteo a verlo y comenzó a gruñir amenazando a mi padre el cual descruzo sus brazos y les indico a sus hombres que se alejaran trate de tomar a Atlas de su pelaje, pero estaba débil como para sujetarlo con fuerza mi padre comenzó a hacer crujir sus huesos poco a poco su piel comenzó a caerse dejando ver un hermoso pelaje gris oscuro empezó a crecer de tamaño su lobo no era tan grande como Atlas, pero era grande pronto ambos comenzaron a gruñirse en uno al otro en sus formas lobunas haciendo que todos a su alrededor comenzaran a alejarse de ellos.
Me encontraba sosteniendo la cabeza de mi hermano el cual no dejaba de escupir sangre por la boca sin duda Atlas le había dado una verdadera paliza, mi padre y Atlas comenzaba a tomar impulso para comenzar a pelear entre ellos quería correr y detenerlos, pero no podía dejar a mi hermano solo y herido enlace con uno de los guardias para que se llevaran a mi hermano lo levantaron a la fuerza y se lo llevaron él no quería irse quería seguir peleando.
Me levanté con dificultad sentía que mi cabeza iba a estallar el dolor era muy fuerte y mi pecho no dejaba de dolerme cada vez sentía que me faltaba más el aire al punto de que casi no respiraba Atlas y mi padre estaban entrelazados el uno con el otro rasguñándose y mordiéndose con poca fuerza llegue a donde estaban con mis uñas rasgue la piel de mi antebrazo causándome un sangrado intenso mi padre empujo a Atlas lejos de él y dirigió su mirada hacia mí, comenzó a acercarse volviendo a transformarse en humano.
Mi sangre brotaba sin parar de mi brazo, cayendo sobre el suelo. Todos a nuestro alrededor estaban de rodillas, como si estuvieran hipnotizados. Mi padre se acercó a mí y calló de rodillas, acaricié su cabeza con mi mano y él se agachó a mis pies.
—Fue suficiente sangre, vuelvan a sus puestos —dije, mirando fijamente a Atlas.
Todos los guardias y mi padre comenzaron a irse alejándose de nosotros cuando ya no quedaba nadie cerca sujete mi brazo para parar la sangre Atlas se volvió a transformar en humano y se acercó a mí sin decirme nada cubrió mi brazo con un pedazo de tela que corto de su remera manchándose la mano la cual olio sus ojos se nublaron de inmediato quedando inmóvil en su lugar.
— No debiste hacer eso, mi sangre es un conductor para mis poderes, incrementa mi habilidad de manipulación. Ahora vete y no vuelvas, ya has causado bastante daño aquí —dije alejándome de él, yendo en dirección a la casa de la manada.
Volteé para verlo aún parado donde lo dejé, no se movía de ese lugar con su mirada fijada en mí, poco a poco se transformó en lobo y corrió hacia el bosque perdiéndose entre los árboles, caía de rodilla al suelo desmayandome.