Karim no contestó a su pregunta, no le dijo absolutamente nada. Solamente agarró la pequeña maleta con la cual Amanda había llegado a Arabia Saudí, la guardo en el maletero de su Porshe y se fue con la chica de la empresa. Amanda iba sonriendo todo el trayecto, expectante con la noche de amor que esperaba pasar al lado de su príncipe y feliz por creer que Karim aún seguía enamorado de ella, que posiblemente sus celos le habían dado la falsa sensación de que él ya no la amaba. Hasta que empezó a reconocer aquel camino por donde Karim la llevaba, pues ella lo había recorrido aquella misma mañana y entonces entendió que estaba en lo cierto, el amor se había perdido. Amanda miró al príncipe buscando algún rastro del hombre que amaba, de ese amor que habían vivido juntos. Pero cuanto más