Una habitación de hotel es una habitación de hotel. Así es como la Capitana Obvia Doris Córcega Aguilar describirá el sitio al que llevó a Michel, a revolcarse como animales con seguridad. Sino para qué más, no es como si tuviésemos química romántica o interés en la vida del otro. Por lo que esta vez conmigo solicitando la habitación y subiendo en silencio una vez más por un ascensor, llegamos.
Él entra primero, yo le sigo cerrando la puerta, y tomando aire para enfrentarle pero eso de enfrentarle no tuvo mucho tiempo, porque Michel tomo mi rostro entre sus manos y me beso. Nuestro primer beso fue uno hambriento y de reclamo, uno fogoso y profundo, del tipo que dejaban los labios hinchados y el cuerpo humeando.
Los primeros segundos deje mis manos al aire, pero cuando su lengua seguía
