CAPÍTULO 1.
Hace tres años.
Emma se encontraba asistiendo a su último año de preparatoria con 18 años; se sentía emocionada porque tenía intenciones de salir a estudiar Veterinaria; mientras que su novio Cristian tenía intenciones de estudiar Medicina, sintiéndose orgullosa de él con quien llevaba más de un año de relación. Lo conocía desde séptimo de secundaria, siendo amigos inseparables, pero hasta hace 18 meses exactamente habían decidido intentar tener una relación donde Cristian dio el primer paso.
*Flash Back*
— Emma, Emma eres un terremoto — Dijo burlándose de ella, al ver como se había regado el yogur encima por chismosa —, Eso te pasa por querer ver mi celular.
— Eres un imbécil — Susurro rodando los ojos, a la vez que se mordía el labio intentando descifrar porque le daba celos ver llamadas de otra mujer en su celular —, Solo fue un accidente.
— Bueno, de los accidentes se aprende — Comentó encogiendo los hombros para sacar una cajita del bolsillo trasero de su pantalón —, Hemos compartido juntos mucho tiempo; eso ocasionó que tengamos una amistad muy firme, pero desde el beso que nos tuvimos que dar para la obra de fin de año, todo cambió al menos para mí.
— ¿Vas a dejar de ser mi amigo? — Preguntó con los ojos cristalizados; prefería tenerlo como amigo que confesar sus sentimientos y perderlo —, No seas así, fue solo un beso.
— No es así y lo sabes — Afirmó mirándola a los ojos, sorprendiéndose de cómo estaban brillando —, Emma Villanueva ¿quieres ser mi novia? — propuso abriendo la cajita, donde se encontraba una bella manilla bañada en oro, con la inicial de ambos.
— Cristian, no puedo creerlo — Murmuró tapándose la boca con ambas manos; mientras sacaba la manilla de la caja —, Claro que sí, quiero ser tu novia — Confesó agarrándolo del cuello para sellar su trato, con un profundo beso que ambos estaban deseando hace tiempo.
*Fin del Flash Back*
Desde ese momento, su unión se había vuelto más firme e indestructible, los padres de ambos los apoyaban en la relación. Sus compañeros del colegio estaban felices, en este momento faltaban dos meses para su grado, iniciar la vida universitaria y además poder dar un nuevo paso juntos; ya que Emma no había tenido relaciones sexuales todavía con Cristian por nervios; era virgen y él la entendía perfectamente que no la presionaba; sabía que no mentía porque la conocía de toda la vida.
Emma había preparado todo con ayuda de su íntima amiga Andrea; para que fuera el momento más especial para ambos. Cristian terminaba de asistir a su práctica de fútbol, para asistir a la cita con su amada; ya que iban a celebrar un mes más juntos, nadie negaba que le caían miles de mujeres, pero tenía muy claro a quien quería en su vida, aunque tenía nervios; porque le había llegado una carta con la notificación que había sido aceptado fuera del país para estudiar Medicina; con la ventaja que allí serían solo tres años mientras que acá tenía que estudiar cinco años, esperaba el apoyo de Emma.
Se cambio después de haber sudado, dándose una buena ducha para colocarse su jean color n***o con rotos, su camisa blanca y tenis negros. Mirándose al espejo, sintiéndose orgulloso de su piel blanca con sus ojos color gris que heredó de su madre; mientras que su cabello castaño claro con su estatura alta y un lunar específico en el hombro derecho pequeño heredado de su padre. Tenía buenos músculos, pero ellos ya eran del gimnasio y de las prácticas; pero de lo que estaba más orgulloso era de su disciplina para ser uno de los mejores de su clase.
Salió en su moto, hacia la dirección que Emma le había dado, siendo a media hora del colegio. Cristian tenía en ese momento, 20 años. Tuvo una adolescencia complicada donde recayó por culpa del fallecimiento de su gemelo Manuel, por sobredosis de cocaína. Desde ese momento, se juró que por nada del mundo caería en ese mundo ni ninguno de sus seres queridos. Llegó a la cabaña que se encontraba en la dirección proporcionada, entrecerrando los ojos porque no entendía y sospechaba que había anotado mal. Sin embargo, se bajó, estaciono la moto y entró al darse cuenta que se encontraba medio abierta.
Siguió el camino guiado por unos pétalos de rosas, sorprendiéndose y sintiéndose mal porque él debería ser quien le diera este tipo de sorpresas a Emma y no al revés. Llegó al gran comedor donde se encontraba una vela, acompañada de dos copas de vino y más pétalos de rosas, se sentó para ver como entraba a un lado su amada novia, para colocarse de pie dándole un profundo pero sincero beso en los labios; enseguida cada uno tomó una de las copas para brindar por un mes más juntos. Sentían que eran el uno para él otro, algo que no pretendían que cambiara.
— Acompáñame, te tengo una sorpresa — Susurro Emma con miedo, pero a la vez con seguridad del próximo paso a dar. Cristian solo sonrió y se dejó guiar por la mano cálida de su novia; amaba su temperatura corporal porque a pesar de estar lloviendo o haciendo mucho frío; sus manos siempre eran cálidas.
Llegaron a la habitación donde Emma se metió al baño mientras Cristian se sentaba en la cama. Había entendido todo, ella iba a entregarle su primera vez, pero debía hablar primero con ella sobre su posible viaje al extranjero; no quería hacer todo mal. Sin embargo, su mente quedo en blanco y boquiabierto cuando la vio salir del baño; se había quitado su falda con su camisa para quedar en un baby doll rojo, brillante y llamativo dejando ver las perfectas curvas de su cuerpo, su piel morena destacaba en su delgadito, pero curioso cuerpo dónde estaba bien proporcionada teniendo una buena medida de senos y glúteo. Lo que más lo enamoraba, era su hermosa mirada inocente, llena de ternura que se reflejaba en su color miel; recordando siempre a Winnie Pooh, siendo el personaje favorito de su amada además combinaba con su cabello mono claro largo hasta la cintura, liso y su perfecta sonrisa.
— Feliz mes mi amor, quiero ser tuya — Confesó Emma mientras tenía sus manos entrelazadas, temblando de los nervios acercándose a su amado —, Te amo Cristian Miller.
— También te amo, amor. Pero debo decirte algo antes — Afirmó con miedo, a ser rechazado, pero era lo correcto —, Yo…
No logró seguir, porque Emma cogió valor para acercarse a brindarle un beso fugaz. No iba a permitir que nada ni nadie dañara el bello momento que iba a tener con su amado. Cristian se olvidó de todo, abrazándola por la cintura mientras el beso se hacía cada vez más intenso y el calor corporal de ambos iba aumentando en intensidad.
Cristian cogió a su amada de sus glúteos, para colocar sus piernas sobre su cintura mientras caminaba hacia la cama para proporcionarle lentamente como una dama. Ella lo miraba con nervios, mientras él se sentía el hombre más afortunado del mundo iniciando a darle besos alrededor de sus senos, mientras jugaba con la tela del baby doll logrando el primer gemido de Emma, quien se sonrojo de no poder contenerlo.
— Tranquilízate, solo deja todo fluir porque eres perfecta — Susurro con voz seductora, donde Emma asintió estando segura del hombre que tenía al lado.
Enseguida, cogió sus senos sobre el brasier para apretarlos suavemente; logrando otro gemido para seguir bajando subiendo la tela; para dar besos por su adorado abdomen, Cristian amaba dormir sobre él. Enseguida, siguió bajando lentamente proporcionando besos en sus muslos hasta llegar a sus pies y volver a subir dándole otro beso en sus labios. Tenían nervios ambos, pero sabían que iba a ser una gran experiencia para los dos. Después de eso, le quitó la tanga con la que venía para dejar ver su v****a; abriendo lentamente con sus dedos para sacar su lengua y proporcionar el primer lengüetazo haciéndola gritar mientras se agarraba de la sabana.
Siguió brindándole el mejor sexo oral a su amada, en medio de los lengüetazos, mordiditas, succiones y meter el dedo dentro de ella. Escuchando cómo había llegado a su primer orgasmo, estaba preparada así que se quitó su ropa rápidamente, no le iba a pedir a ella que se lo hiciera porque sabía que era inexperta en este mundo. Así que, se acercó a ella mirando el último bolsillo de su pantalón maldiciendo porque no tenía un condón; no pensaba que iba a suceder eso.
— ¿Sucede algo? — Preguntó con nervios, mirándolo donde Cristian renegó, pero decidió no preocuparla. > pensó a sí mismo.
Decidió acercarse dando un suave beso en los labios; siendo extraño para ella porque sentía el sabor de su parte intima. Causando que se sonrojara más, mientras Cristian se acomodaba para entrar en ella por primera vez de forma lenta buscando no lastimarla, aunque era difícil; hasta que logró entrar para quitar su virginidad y aumentar su ritmo ambos sintiendo el placer, gimiendo en medio de las posiciones para llegar juntos al clímax, Emma se sentía realizada. Cuando terminaron, se recostaron en la cama abrazándola con ternura, mientras jugaba con su cabello.
— Eres hermosa, nunca lo olvides — Susurro con ternura mirándola con dolor, estaba entre la espada y la pared —, Pero debemos hablar, no me dejaste decirte antes de estar juntos —, Dijo acomodándose tenía miedo, pero era lo mejor.
— Tengo la posibilidad de estudiar fuera del país, estoy pensando en tomarla — Confesó, sintiendo como Emma iba a tratarlo mal por su posible decisión.
— No hay problema amor, sé que nuestro amor supera todas las barreras que se presenten — Afirmó con una sonrisa, sellando todo con otro profundo beso. Definitivamente, había encontrado a la mejor mujer del mundo.