La decisión

1335 Words
“El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir nunca decide.” Henry F. Amiel Narrador Omnisciente A pesar de que aún faltan tres chicas por ser entrevistadas, Andrew parece dar por sentado que Anya es la elegida. Apreta el botón del teléfono: —Teresa por favor, ven a mi oficina. Minutos después la joven toca la puerta. —¡Adelante! —le ordena. —Dígame señor. —se sienta con su agenda y lápiz a la mano. —No te llamé para asuntos de la empresa. Necesito me hables de Anya. —Sí, señor. Lo que usted diga —coloca las manos enlazadas sobre su regazo. —¿Quién es realmente, ella? —pregunta él con excesiva curiosidad. —Anya Marcolla es mi vecina, tengo más de veinte años conociéndola. De pequeñas siempre éramos grandes amigas. Ella fue abandonada por su madre y Don Ernesto se encargó de criarla solo. Es un buen hombre y el mejor de los padres, yo quisiera haber tenido uno como él. Trabajaba de taxista, pero hace dos años, casi tres, cuando Anya estaba por graduarse, él fue a llevar a un cliente a una joyería y el hombre resultó ser un atracador, el dueño de la tienda fue asesinado. La policía logró atrapar al delincuente pero inculparon al padre de Anya como cómplice del robo que terminó en asesinato. Lo demás usted debe imaginárselo, en este país la gente pobre no sabe de justicia. Anya ama a su padre y haría lo que fuese por ayudarlo y sacarlo de la cárcel. Por eso cuando supe lo del vientre en alquiler me pareció la indicada para ello. Andrew se queda pensativo, realmente aquella historia resulta ser bastante difícil para la muchacha que piensa escoger para ser la madre de su hijo. —Eso que me cuentas, debió ser muy difícil para ella. —Lo fue y lo sigue siendo. Por eso mi madre y yo siempre hemos cuidado de ella. Anya es una chica noble, con principios, nadie tiene algo que comentar de ella en el barrio. Por eso quisiera que de verdad logre ese contrato y ambos, tanto usted como ella, puedan cumplir sus sueños. —¡Gracias Teresa! Eso me da una visión más amplia sobre la decisión que debo tomar. Por ahora cumpliré con las siguientes entrevistas porque es mi responsabilidad hacerlo. —¿Eso quiere decir, que Anya es la escogida? —Es hasta ahora la que cumple con los requisitos, excepto por la edad, pero eso lo veremos luego. Necesito llames a la compañía de telefonía y pidas el móvil más avanzado hasta ahora, que tengan en su stock; pero eso debe ser para hoy mismo, Anya tuvo un accidente con el suyo por mi culpa y debo reponerle uno. —Sí, señor. Como ordene. —Teresa por favor, no le digas nada a Anya hasta tanto no haya tomado una decisión final. —No se preocupe Sr. Isler. Sé que usted es un hombre correcto y bondadoso. Gracias por todo lo que hace por ella. —Vé, haz lo que te pedí. Por favor, dile a CLO que venga a mi oficina. —Sí, señor. Con su permiso. Teresa sale de aquella oficina con la alegría que no le cabe en el pecho. La emoción es tan grande que sería maravilloso poder darle la noticia a su amiga. Andrew revive la noche anterior cuando sintió a Anya cerca de él. Su cuerpo se estremece ante aquel pensamiento. Mueve su cabeza negándose a sí mismo, lo que siente por ella. Suena el teléfono. Apreta el botón. —Sí, Teresa, dígame. —El Sr. Orsini va hacia su oficina. —¡Gracias! Segundos después, el abogado entra a su oficina. —Cuéntame Andrew, ¿qué tienes por allí? ¿Alguna demanda de un empleado insatisfecho o algún cliente que no quiso pagar? —No Alejandro. Esta vez se trata de un favor muy especial. Necesito que te encargues de sacar de la cárcel a alguien. —¿Sacar de la cárcel a alguien? ¿En que líos te metiste? —Luego te explico con calma, necesito que representes legalmente al Sr. Ernesto Marcolla, un taxista acusado de cómplice en un asalto a una joyería donde el dueño del local murió. —Un robo subsecuente de homicidio. Interesante caso. ¿Y el cliente es inocente? —Es lo que debes averiguar. Es lo que me dijeron sobre el caso —Entonces ¿lo libero? —Sólo si es inocente. Encárgate de demostrarlo. Ah, es externo a tu trabajo dentro de la empresa por lo que tus honorarios te los pagaré aparte. —Me parece excelente. Este mismo fin de semana podría visitar al cliente. —Sí, imagino que sí. Confío en tu trabajo y discreción. ¿Entiendes? —No te preocupes, nadie sabrá sobre esto, excepto tú, yo y el acusado. —Gracias, hermano. Sabía que podría contar contigo —se pone de pie y estrecha la mano de su amigo. Alejandro Orsini, es hijo de uno de los abogados más renombrados del país. Su padre es el dueño del bufete Orsini y Asociados. Pero él nunca ha querido obtener éxito en su carrera, por ser el hijo de Gerardo Orsini; como abogado se ha ocupado en lograr el reconocimiento de su trabajo , a través de su esfuerzo y dedicación. Andrew sabe que la libertad del padre de Anya estará en manos del mejor abogado del país. Mientras Anya arregla un poco su casa, cae el atardecer. Tocan a su puerta, es Doña Gloria. Trae un pedazo de pastel para la chica. —Te traje esto, linda —le ofrece el platillo con el pastel de chocolate preferido de Anya. —¡Ah, por Dios! Me leyó el pensamiento. Me siento tan ansiosa con esto de la entrevista, que pareciera que los minutos pasan lentamente. —Es normal que estés así. —¿Tete ya llegó? —pregunta mientras prueba el delicioso pastel. —No aún no. Pero ya debe estar por llegar. Bueno voy a preparar la cena. Si quieres puedes venir conmigo, me ayudas y cenamos las tres. —Claro, por supuesto que iré a ayudarla. —salen de la casa, Anya cierra la puerta Entran a la casa de Gloria y conversan sobre la entrevista, mientras preparan la cena. Teresa llega media hora después. —¡Uyyy que bueno que estás aquí! Mira lo que te traje. Abre el bolso y saca la caja del celular último modelo que Andrew encargó para ella. —Oh, por Dios ¿Qué es esto? —Última tecnología avanzada querida, Samsung S21. El jefe me pidió lo comprara para ti. —No puedo aceptar eso. Debió costar mucho. —Si, realmente sí. Pero él dijo que tu teléfono se dañó por su culpa, así que debes aceptarlo. Sería un gesto poco amable de tu parte Anya. —¡Acéptalo! —comenta Gloria. Anya sonríe. Teresa le explica cómo debe usarlo. Ambas parecen un par de niñas con juguete nuevo. Los días siguientes transcurren lentamente. Andrew cumple con las entrevistas, y finalmente tomará su decisión. Es viernes, la última chica sale de la oficina. Teresa la ve marcharse, a diferencia de Anya, ninguna de las otras fue invitada a cenar o almorzar. Eso es un buen presagio. Aún así, Andrew no le pide que vaya a su oficina. Quizás haya cambiado de opinión por lo que le contó sobre el padre de su amiga, pero no habría sido capaz de mentirle a su propio jefe. Sólo espera que él, pueda realmente ser justo y darle la oportunidad a su amiga. Sale de su oficina. Lo ve venir con su maletín. Pasa cerca de ella. —Feliz fin de semana Teresa. —Igualmente Sr. Isler —responde algo desanimada. Teresa se había hecho tantas ilusiones, que ver la actitud de su jefe la desconcierta y entristece. Sabe cual será la reacción de Anya cuando le pregunte sobre el resultado y no pueda darle una respuesta.
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