Al día siguiente después de disfrutar una noche placentera de sexo, Marcos y Maite bajaron al comedor tomados de la mano.
—¡Buenos días! —saludaron ambos.
—¡Buenos días, mis tortolitos!—devolvió el saludo Elisa, en cuanto a Emma tragó grueso y forzó una sonrisa, una vez que desayunaron él se marchó a la oficina.
—Chao amor, te llamo cuando llegue —replicó antes de marcharse.
—Cuídate, mi vida —acotó Maite limpiando el labio de su novio.
Sin dejar pasar las horas Elisa empezó con los preparativos.
—Querida, empezaremos desde hoy.
—Si tú quieres, Lisa —masculló Maite con los ojos brillando—. ¿Cómo que si yo quiero? Eres tú la que se va a casar.
—Sí, pero si por mi fuera me casaba en la playa sin tantos invitados.
—Imposible, Marcos es mi único nieto, la boda tiene que ser a lo grande, el país entero debe saberlo —soltando un suspiro lleno de envidia, Emma se despidió de Maite interrumpiendo la conversación de las dos mujeres.
—Bueno yo también me retiro, salgo para París hoy mismo.
—Em, ¿Por qué? ¿No piensas acompañarme?
—Si, por supuesto, volveré un día antes de tu boda —maldijo en sus adentros mientras abrazaba a su amiga.
Maite se quedó triste al ver partir a su amiga. Ella era la única amiga que tenía en el país.
—Ya dijo que volverá, tú tranquila, que si Emma no está, estamos Marcos y mi persona —Maite sonrió con los labios cerrados y dejó un beso en las manos de la anciana.
Una semana pasó desde que Marcos le pidió matrimonio a Maite. Al día siguiente se celebraría la boda y Maite estaba de los nervios, bajó junto a Elisa al comedor a la espera de Marcos.
—Mañana Lisa, mañana me caso con Marcos —farfulló con alegría.
—Eres la mujer indicada para él, mi pequeña —la abrazó, y al minuto siguiente sonó la puerta.
—¿Quién toca así? —cuestionó Lisa.
—¿Será Marcos? —caminaron hasta la puerta, cuando la antes nombrada se abrió, el rostro de Emma apareció.
—Uhm, gracias por venir, amiga mía.
—Ya sabes que no podía perderme este día especial para ti, pero te tengo una sorpresa —confesó.
—¿Qué sorpresa?
—Chicos, entren —abrió la puerta para dejar ingresar a cuatro hombres, los cuales se acercaron a Maite sonriendo. Ella tragó grueso y miró a Elisa, sintió vergüenza al ver tantos hombres rodeándola, ella no estaba acostumbrada a eso.
—Elisa ¿Podemos celebrar la despedida de soltera de Maite? —preguntó juntando las manos—. Sólo será una hora —la anciana arqueó la ceja y asintió.
—Está bien —Elisa sonrió—. Que sea antes de que Marcos llegue. Diviértete, Maite —ella la miró con pocas ganas pero asintió.
Los hombres bailaron para ellas tres, aunque a Maite no le gustaba la manera que uno de ellos se le acercaba, ella no dijo nada hasta que el show se acabó, lo que menos quería era hacer sentir mal a su amiga.
Cuando el Show terminó, Emma despidió a los estríper y luego salió con ellos, hablaba con uno mientras le entregaba el dinero.
—Cuando abra la puerta vuelves a entrar.
—Está bien. ¿Pero no habrá problemas?
—Tranquilo, Marcos no llegará aún —Emma entró, preparó unas bebidas para darle a Maite y a Elisa—. ¿Bebidas? —inquirió.
—Yo sí —pronunció Elisa.
—¿Tu Maite?
—No quiero —refutó, provocando un malvado sentimiento en su amiga.
—Anda, sólo una —insistió Emma.
—Okey
Emma estiró la copa a Elisa, la anciana la tomó y rápidamente la llevó a su boca, cuando Emma caminó hacia Maite para entregarle su copa, la anciana ya había terminado la suya, al darse la vuelta, contempló la copa vacía de Elisa y se sintió dichosa.
—Me iré a la recámara, ha sido un día pesado y mañana hay que despertar temprano, nos vemos chicas.
—Hasta mañana, Lisa.
—Subirás temprano, Maite —aconsejó la anciana.
—Sí Lisa, hablaré solo un momento con Em.
Ellas le dieron un beso y esta se marchó a su habitación, Emma al ver que Maite aún tenía su bebida en la mano, le insistió que la beba.
—Maite, bebe de tu copa.
—Es que no quiero tomar.
—Mañana te casas amiga, debes disfrutar, es tu último día de soltera —aconsejó mientras ajustaba sus dientes.
Soltando un suspiro se dejó convencer y terminó alzando la copa hasta dejarla vacía, los ojos de Emma brillaron con malicia, su plan estaba saliendo a la perfección, sólo esperaba que Alonso entretuviera a Marcos.