Capítulo 3

2398 Words
Azul Antes siquiera de poder hablar, silencio mi queja con su boca. Esos labios se apoderaron de los míos como si siempre le han pertenecido. Su lengua se sentía cálida en consonancia con la mía; húmeda, caliente y carnosa apoderándose de mis labios con gran destreza y osadía. Este hombre sabía cómo besar, pero claro cómo alguien de su calibre no podría hacer delirar a una mujer tan solo con el roce de sus labios. Desprendía de mis labios sonidos que hacía tiempo nadie provocaba, porque la verdad nadie nunca me había besado como Shane, quien tomaba su tiempo explorando mi cavidad bucal a consciencia. No podía creer que un beso podría hacerte añorar tanto algo que antes no tenía la mínima importancia en tu vida. Mis sentidos estaban obnubilados y encandilados por la abrumadora sensación de sentir la danza de sus labios en compas con los míos. Agradezco estar rodeada por sus brazos porque, de lo contrario, el suelo estaría cerca de mi destino. Me sorprendí al percatarme de que estaba devolviéndole el beso con la misma intensidad con la que él lo hacía, y lo peor de todo esto es que sentía su deseo palpable entre mis muslos llenando mi mente de imágenes subida de tono. No, no puede gustarme este hombre. Es un completo idiota y es un Morgan que son como una especie de dioses en este pueblo o ellos se creen los dueños del lugar. En medio de mi lucha mental, él se separó lentamente de mí. Y un sentimiento de pérdida se instaló en mi pecho ¿Qué rayos me está pasando? Solo fue un beso, un extraordinario, pero beso al fin. Y ahora me pregunto que se espera en estas situaciones, ¿Qué palabras podrías decir sin que termines alabándolo, pero que tampoco lo ofendas? —Si el aire no fuera necesario, no habría parado de besarte —susurro sin despegar su vista de mis ojos. —Al final tenía razón, nos atraemos a pesar que somos polos opuestos. ¿Qué decir a semejante declaración? Nunca me ha pasado lo que estoy experimentando en estos momentos. Nadie ha sido capaz de dejarme sin habla y con deseos de ir más allá de unos roces. —Esto no significa nada, mejores besos he recibido. — explote al ver su sonrisa tan cálida, tenía la apetencia de borrarle esa sonrisa de yo siempre gano. Pegue la vuelta y entre en mi departamento. Dando vueltas en la estancia llegue a la conclusión que pensando no resolvería nada. A como dé lugar dejaría de estar pensando en mi sexy vecino y esa boca esculpida por los dioses hecha para pecar. A la mañana siguiente. —Estoy emocionada de que me haya dado la oportunidad de trabajar para usted, princesa.  —Por favor no me diga así, ya es una etapa de mi vida que se ha cerrado. Mejor llámeme Azul —le propongo ya que ese apodo remueve muchas cicatrices en mi alma. —Lo siento, no lo volveré hacer. —Gracias. Me decidí por contratar cuatro de las tantas que entreviste, sabía que tenía un trabajo arduo por delante para poder armonizar esta sucursal. Se aproxima la inauguración por lo que debo enseñarles más de este mundo, por lo que cada día les daría clases sobre el tema principal de mi tienda. Para que puedan ver cuál es mi percepción en este ámbito. Había tenido mucho trabajo organizando y desempacando algunos artículos y vestidos de novias que mi madre me envío. A pesar de todo esto un pensamiento constante no salía de mi mente, taladraba persistente mi cerebro embotando esa habilidad del olvido que poseemos, pero que hoy no me está funcionando. No puedo evitar revivir el beso con Shane. Es que fue... increíble. Y ese es el problema. No debería haber sentido nada especial por ese beso. Sacudo mi cabeza intentando alejar esos pensamientos, porque no quiero que suceda lo que las personas dicen, que cuando piensas intensamente en alguien lo estas llamando y no quiero que se aparezca invadiendo mi tienda. Pero ese gesto que tuvo de enviar varios de sus amigos o clientes, no sé, a ayudarme a descargar el envío no tiene nombre. Aunque me pareció extraño que no se presentara ayudar el mismo, bueno quizás tiene cosas más importantes que hacer. En resumen, le debo de alguna manera u otra gratitud, aunque para mi gusto no quería deberle nada. Amanda una señora muy simpática y parlanchina me saca donde se había ido mis pensamientos. Pareciera que sabe lo que estoy pensando en estos momentos. —Ese Shane es un encanto ¿no? Mira que se pasó de considerado y bondadoso al enviar esas personas a ayudarnos con las cajas. —Sí, no tenía porque, pero... — me encogí de hombros, mientras recibía una mirada desaprobatoria de su parte. — ¿lo conoces bien? —no pude evitar preguntar, ya que ella había traído a colación ese hombre a nuestra conversación. —Claro, ¿Quién en esta ciudad no conoce a los Morgan? Ellos son como una especie de imán para las mujeres y la fantasía hecha persona, todas andan vueltas locas atrás de ellos. Y ¿para los hombres? Mija aquí entre nos, son la envidia pura. Simplemente son exitosos, guapos, con una buena educación y con mucho dinero.  —Pues yo he escuchado que ellos son implacables y... —¿Escuchaste esos rumores no? — me miro con una ceja alzada. — jajaja en los pueblos siempre se inventan una reputación, por categorizar esto de alguna manera, pero en realidad no se sabe quién inicio el rumor. Ellos son justos y no se dejan engañar, son buenos negociadores no por nada tienen tanto éxito sin importar el área laboral en la que se muevan. Bueno a excepción de Jordán, ese es un caso perdido. Siempre dicen que hay una oveja negra en las familias, pues digamos que cumple con los parámetros establecidos. —Entonces ¿dices que fueron ellos lo que inventaron ese rumor?  —No, alguien que quiere opacarlos. Y yo sé quiénes son, los Montreal. Esos son unos envidiosos, todo es por una tierra que ellos dicen pertenecer a su familia, pero toda la vida ha estado en nombre de los Morgan. — Me dijeron que son muchos los Morgan, ¿es cierto? —no sé porque quiero indagar sobre ellos, pero tengo una curiosidad por saber más de esa familia. —Sí, los Morgan en este pueblo están encabezados por Charlie y Carlos. Ellos vinieron de otro estado y se asentaron aquí. Charlie es el papa de Shane, se casó con Valentina que es oriunda de este pueblo; tuvieron ocho hijos Charlie Jr él tiene una empresa de restauración, Zabdiel es pintor y dueño del club, le sigue Bryson que es policía, James y Shane que son gemelos el primero tiene una empresa mobiliaria con uno de sus primos Enger y ya sabes el negocio de Shane— me sonríe con una mirada extraña en su mirada. —Y Brandon es arquitecto, Jordán la oveja negra y Jazlynn es repostera —Waoo son muchos. — Sí. Carlos el tío de Shane, se casó con Rebeca también oriunda; tuvieron siete hijos Spencer que es el otro dueño del club y es relacionista público, Adler es el abogado, Luther es policía, Casper tiene una empresa de tecnología, Enger comparte con la empresa inmobiliaria con James, Chester es fotógrafo y escritor y Esther va más con tu onda tiene una tienda de modas. —Casi todos tienen una profesión. —Sí, ellos saben para lo que vinieron a este mundo. Menos Jordán. —Soy yo o no te cae bien ese Jordán. —No, no me cae bien. Mi sobrina rompió su compromiso con su novio de más de tres años por ese desgraciado que solo se acostó con ella y la desecho. No sé qué le vio si es un vago que vive a costilla de sus padres y hermanos que si trabajan. —al parecer moví una tecla muy delicada, terminando su ponencia salió de la tienda dejándome un poco descolocada. Bien dicen que hay de todo en la viña del señor. Después de esta charla aclaratoria, terminamos por el día de hoy. Me encontraba sola en la tienda, escribiendo algunas ideas que me habían llovido. Cuando hube terminado me preparaba para salir cuando escuché la campanilla de la entrada quedándome pasmada por mi sexy vecino que se encontraba parado observándome detalladamente. —Hola, Azul. —saludo con esa sonrisa provocadora. —¿Qué haces aquí? —susurré despacio cuando Salí de mi estupor. — Como buen vecino pase a ver si ya habías comido, por lo que te traje la especialidad del día. Mordí mi labio inferior con claro deje de nerviosismo, es que no sabía cómo comportarme en estos momentos con este espécimen delante de mí. —Gracias, pero no era necesario ya voy de salida. —No hay problema en eso. Es tuya puedes llevártela a tu apartamento, no es prohibido entrar alimentos ¿Sabías eso? —ja, que chistoso. Si con eso te vas, está bien acepto tu comida—. me extendió la bolsa con una sonrisa ensanchada, la tome y la coloque en la mesita. Al ver que no se movía, mire la hora percatándome que se me hacía tarde para la llamada diaria con mi madre querida. Ya que desde Atlanta a Madrid hay seis horas de diferencia horaria. —Ah por cierto gracias por todo, fueron de gran ayuda esos hombres que enviaste. —No tienes nada que agradecer, para mí es un placer poderte ayudar— ay esa sonrisa me va a matar. Shane Desde anoche no puedo sacarla de mi mente, a cada minuto y nanosegundo ella es el constante pensamiento que llena mi mente. Una apetencia de querer verla se apodero de mi sistema, anulando cualquier otra cosa. Me escude de llevarle algo para comer, pero en el fondo seguía a mi instinto que clamaba comprobar que la hacía tan especial. Al entrar en la tienda supe que estaba cayendo en picada, reconocí que esta mujer posee esa habilidad de calarse en lo más profundo de mis tuétanos. Y que yo como un tonto embobado dejaría que ella se subiera en el pedestal para poder adorarla con gran regocijo. Sabía que quería deshacerse de mí, pero yo aun no quería dejar de ver su hermoso rostro adornado por esas perlas azules. No podía dejar de sonreír. —Shane ¿podrías encender las luces? Ya que no tienes el deseo de salir ahora, el interruptor está a tu derecha. — ahora es que me percato que el sol ya se ha ocultado y estamos a oscuras.  —Claro. — en vez de hacer lo que me pidió me acerque a ella, eliminando toda distancia. —Pero antes quiero que sepas algo. —¿Qué? —Que no he podido dejar de pensar en ese beso que nos dimos. —Ah sí. —Sí, ¿tú no? — intento hablar, pero coloque uno de mis dedos sellando sus labios. —No me mientas, sé que tu boca dirá algo contrario a tu cuerpo y tus ojos, pero ellos sin miedo me dicen lo que tanto deseas negar. —Esto es absurdo, solo tenemos máximo dos días conociéndonos. —Tres, el día de hoy cuenta. —Que importa sea dos o tres, lo que trato de decir que ni siquiera nos conocemos y todo esto va muy rápido.  —Sí, puede que tengas razón. Pero eso se puede resolver de una única manera. —¿Cuál? —Que nos conozcamos, si a eso es que le temes. Conóceme y déjame conocerte. —¿Con que propósito? ¿para qué? ¿Qué quieres conmigo? —Con el propósito de averiguar qué rayos es esto, para poder darle sentido a todo y solo quiero conocerte y dejarme llevar y ver donde para todo esto. Crees que me emociona tener que detener parte de mi trabajo, solo porque estas ocupando cada vez más un espacio en mis pensamientos. Nunca me ha pasado esto. —Pero yo no quiero nada de esto. Lo único que me importa en este momento es levantar este negocio, mi familia que está en España y las personas que dependen de mí. Nada más, no hay espacio para trivialidades. Enfócate en otra persona y déjame ser. Perdón por la franqueza. — Al contrario, te agradezco tu franqueza, pero ahora yo te seré aún más franco. No importa lo que intentes hacer yo soy persistente y seguiré insistiendo. Y algo que no podemos ocultar, es que te deseo.  —la apegue a mi cuerpo para que sintiera la clara señal de mi deseo. —Y sé que tú también me deseas. —Te equivocas en eso. No te deseo, no pierdas el tiempo conmigo. Mira eres atractivo y varonil de seguro puedes tener cualquier mujer tan solo con mirarlas.  —Pero la única mujer que yo deseo es a ti. Desde hace varios meses que no salgo con ninguna mujer, porque no sentía ningún deseo por ellas. Pero desde que te vi despertaste esa pasión dormida. — me miro con extrañeza. —Solo te pido que nos conozcamos tampoco es que vamos a llegar al altar. — No sé. —Hagamos esto, salgamos juntos sin ningún tipo de compromiso. Sin esperar nada, dejemos que lo que tenga que ser sé de y ya. Ya sea que al final simplemente seamos amigos. ¿Qué dices? Espere ansioso por su respuesta, no me daría por vencido. Tenía que sacarle una respuesta afirmativa. Podía ver los engranajes de su mente a toda marcha, sopesando los pros y los contras. Algo me impulsa a estar cerca de ella, no sé qué nos deparara el futuro, pero quiero explorarlo con ella en la misma sintonía que la mía.  —Está bien Shane, acepto. Pero bajo mis condiciones. — Ok, ¿cuáles son esas condiciones? —Nada de besos, toqueteos y por sobre todo no llegaremos a acostarnos. —Te prometo que trataré de cumplir, pero te aseguro que serás tú quien me pedirás estas cosas. — acerque mis labios a los suyos, solo un corto espacio nos separaba. —Tú me lo pedirás. — susurré separándome y dejándola parada en el lugar mientras salía antes que rompiera la promesa que acababa de hacer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD