Capítulo 14: la otra versión de la historia

1344 Words
Sin duda alguna, Marko estaba dispuesto a conquistarla. Lo bueno de enamorar a un magnate es que tendrás las cosas más costosas a tu alcance. Marko había llegado de sorpresa a la casa de Valentina y le llevó varios regalos, desde ropas, zapatos, aretes y un lujoso collar. Se le veía de buen humor, le había dicho que estaba de compras y se acordó de ella. Realmente no era la primera vez que Marko llegaba con regalos para Valentina, desde niños siempre lo había hecho; una vez, cuando era adolescente se la llevó de improviso en su avión privado a pasar el fin de semana en su isla privada, nada más porque cuando tuvo la idea le agradó. Se encontraban en la habitación de Valentina, Marko observaba el vidrio roto de la ventana y le cuestionaba el por qué no lo había mandado a reparar, argumentando que, aparte de pescar un resfriado, era peligroso. Ella, mientras organizaba las cajas de regalo en el clóset, le decía que no tenía tiempo. Afortunadamente Marko estaba concentrado, evaluando la ventana rota, pues así la joven tuvo oportunidad de esconder los documentos que antes estuvo leyendo, los cuales eran los mismos que robó de la caja fuerte del hombre. —Pediré que reparen la ventana —informó Marko—, pasa esta noche conmigo, no puedes quedarte aquí hasta que esté reparada. —Por favor, no sea dramático, esa ventana lleva así varios días y no ha pasado nada. —No está a discusión —dijo Marko y se sentó en un bordillo de la cama. Tenía tiempo que no veía a Valentina con ropa casual, llevaba puesta una pijama, le parecía que se veía hermosa. La joven siempre había sido de rostro tierno y cuerpo delgado, con un largo cabello liso y oscuro; en el colegio tenía muchos pretendientes, aunque ella nunca pudo darse cuenta, pues ninguno le hizo propuesta alguna, ya que se intimidaban por la presencia de Marko, que estaba siempre detrás de ella como una sombra, vigilándola. Tenía entendido que en la universidad Valentina salió con varios hombres y tuvo tres novios; era considerada una de las jóvenes más hermosas de la universidad, aunque ella siempre había sido demasiado tímida, por lo cual no socializaba mucho, pero claro, las personas sí que notaban su distinguida belleza. También en la empresa la admiraban mucho, no solamente por lo bella, sino también por lo buena empleada que era. Aunque, Marko analizó que Valentina no notaba esto, era tan ensimismada que no reparaba en su alrededor. Además, al estar otra vez él cerca, los muchos pretendientes secretos no eran capaces de acercarse a ella y mucho menos ahora que se encontraba de luto por la muerte de su esposo. Y eso era bueno, porque se moriría de celos si la veía con un nuevo novio o esposo. Aunque esperaba que Valentina mejorara su autoestima, a veces le daba la impresión de que estaba sufriendo de depresión. —Valentina, perdona por lo que te dijo Sara, no debió ir a molestarte en el trabajo —dijo el joven. Ella terminó de organizar el closet y se sentó al lado de él. —No se preocupe —comentó la mujer—. No me afectó nada de lo que dijo. Todo lo contrario, era ella la que se veía bastante alterada con la situación, ¿ya le contó que no quiere casarse? —Sí, pero no lo acepta, le costará un tiempo aceptar que ya no somos nada. Valentina se sorprendió por sus palabras. —¿Le terminó? —Sí, hace mucho tiempo que debí hacerlo —comentó Marko—, nuestra relación no iba a ninguna parte, la mayoría del tiempo estamos discutiendo. —Oh… —Valentina no sabía qué decir, le sorprendía lo rápido que todo estaba avanzando—. Entonces, ¿cómo hará con su familia ahora? —Esperaré a que todo pase, estaba pensando en hacer un viaje. Con el tiempo mis padres se resignarán con la idea y aceptarán mi decisión. Marko tomó una mano de Valentina y la acarició. —También deberías tomarte un descanso, irte de vacaciones a donde desees, me parece que lo necesitas. —¿Por qué lo dice? —Porque te conozco tan bien que sé que en este momento no estás bien —dijo con dulzura—. Sé que sufres, pero finges que estás bien y eso hará que en algún momento colapses. —Sí, bueno, es que… todo sigue siendo reciente… —Valentina se detuvo al darse cuenta que había empezado a sincerarse con su jefe. Se hizo un silencio algo incómodo para Valentina. —Esa noche… todo pasó demasiado rápido —confesó Marko—, para mí también es muy reciente, a veces tengo pesadillas. Si yo pudiera devolver el tiempo, te juro que lo cambiaría todo. Pasaron muchas cosas que no debieron suceder. La respiración de Valentina se congeló al escuchar que Marko estaba hablando de esa noche. —Podría… decirme… ¿cómo pasó? —pidió ella con los ojos llenos de lágrimas. —¿Estás segura de que quieres hablar de eso? —Sí, por favor, me gustaría saber cómo pasó. —Yo no lo vi, iba muy rápido y… —Por la mente de Marko pasaron los recuerdos de aquella noche y sus manos comenzaron a temblar, esto Valentina pudo notarlo—. Solamente pasó, quise frenar, pero era demasiado tarde. Lo único que pude hacer fue llamar la ambulancia y esperar a ver… si aún había esperanza. Valentina sentía que se le creaba un hueco en el pecho. —Sé que debes odiarme por lo que sucedió, lo sé, a veces lo noto, te fuerzas por mostrar que no te afecta, pero sí que pasa y es entendible, yo… le quité la vida a tu esposo. —Fue un accidente —soltó Valentina en un hilo de voz. —Un accidente o no, sigue siendo una muerte… Se sintió superada por la conversación y cerró los ojos con fuerza, llevando la parte baja de las palmas de sus manos a éstos y los frotó con decisión para no llorar. —Val… ¿él te maltrataba? —¿Qué? —Valentina volteó a verlo con extrañeza. —Es que… ante todo, Lorenzo no era tan buena persona, y yo sé que su matrimonio no iba bien. Valentina sintió que la sangre le cayó a los pies. —La última conversación que tuviste con él no fue nada amigable, ¿verdad? —Oh, se refiere a esa conversación —soltó la joven, había discutido con Lorenzo en la cafetería de la empresa y Marko los interrumpió cuando la situación se había vuelto más acalorada, de hecho, su jefe intervino y estuvo a punto de golpear a Lorenzo, de no ser porque ella se puso en medio, lo habría hecho. —¿Te llegó a maltratar? —Oh, no, para nada… esa vez fue una excepción, por alguna razón él estaba molesto y… no lo sé, fue raro… Lorenzo jamás habría sido capaz de maltratarme, ni siquiera me alzaba la voz. Acababa de mentir un poco, las cosas antes de que él muriera se habían puesto demasiado extrañas, a veces sentía que no reconocía a su esposo. Y ahora que Marko le manifestaba sus sospechas, se daba cuenta que no fue la única que notó aquel extraño comportamiento. —Nunca confié en él —comentó Marko—. Estoy seguro de que a su lado nunca ibas a ser feliz, más bien, corrías peligro. Valentina se extrañó por aquel comentario, Marko se dio cuenta que habló de más y se levantó de la cama. —¿Tienes hambre? Vamos a pedir algo para comer —dijo. —Espere, usted sabe algo, ¿verdad? —soltó ella y se levantó de la cama—. No es la primera vez que me dice lo mismo, antes de casarme, en la boda, me dijo lo mismo, que estaba corriendo peligro, ¿a qué se refiere? ¿Por qué iba a correr peligro al lado de Lorenzo?
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