Marko se mostraba tranquilo, nada sorprendido por las palabras de Rosa. De hecho, él ya lo veía venir. Después de todo, sería muy extraño que Valentina lo perdonara tan fácilmente después de asesinar a su esposo.
—Quiere matarte —advirtió la mujer.
—Está enojada, eso es todo, pero Valentina no es capaz de asesinar a una persona —dijo él y después tomó un sorbo de su copa.
Rosa soltó un jadeo y después echó atrás su corto cabello n***o con una mano.
—¿De verdad crees que Valentina no será capaz de hacerte daño? —cuestionó—. Conozco a mi hermana y sé perfectamente que sus palabras son advertencias de lo que hará. —Acercó su rostro a él—. ¿En qué momento me he equivocado cuando te advierto algo? Veo a diario a muchos asesinos y sé cuándo están hablando en serio.
—Cálmese, señora fiscal, no está en este momento dentro de un caso —chistó Marko.
La mujer volvió a jadear. Chasqueó la lengua y después se echó en el espaldar de la silla. La mansión aquel sábado estaba verdaderamente tranquila y desde la salita podía ver desde un gran ventanal el jardín donde las mariposas revoloteaban.
—Valentina está investigando el asesinato, siempre sospechó que no fue un accidente —dijo la mujer sin apartar la mirada del paisaje.
Marko jugó con su copa de vino en la mesa de madera.
—Es inteligente, sabe que hay algo que no concuerda —comentó él, empezó a menear la copa en círculo con su mano derecha—. Y es bueno, así poco a poco podrá descubrir la clase de esposo que tenía y el peligro que corría.
—Pero también descubrirá lo que pasó aquella noche —soltó ella—. Descubrirá que su hermana ayudó a asesinar a su esposo.
—Tú esa noche lo dijiste, debíamos elegir quién moría: él o Valentina —recordó el hombre con seriedad—. Enfócate en el caso, en descubrir quiénes son los bandidos que están detrás de nosotros y encarcélalos. —Guardó silencio—. No asesinamos a Lorenzo en vano. Necesitamos que esto pare.
—Lorenzo estaba casado —le informó—. Tenía otra familia. Estoy buscando su paradero, pero hace dos años se mudaron.
—¿Cuánto tardarás en encontrarlos?
—Estamos investigando, esperamos que pronto. Una antigua vecina me dio una dirección que podría ser la actual residencia de la esposa. Es por fuera de la ciudad. Hugo está yendo a investigarlo en este momento. Esperemos que podamos encontrar algo.
—¿Podría ser ella la que esté detrás de las amenazas a Valentina? —indagó Marko.
—Por el contenido de las amenazas, puede ser posible —aceptó Rosa.
—Valentina quedará muy consternada cuando se entere que su esposo tenía otra familia —dijo él—. Pero será un avance. Hay que dejarle pistas que pueda ir recogiendo para que vaya reaccionando y se enfrente con la realidad.
Rosa dudó en contarle lo que en realidad llegó a informarle. Pero al final se animó al recordar que entre ellos no existían los secretos.
—Cuando visité a Valentina, me dijo que cree estar embarazada.
Los ojos de Marko se abrieron en gran manera.
—Cree estar esperando un hijo de Lorenzo —continuó diciendo—. Pero aún no es seguro. —El silencio los atrapó—. Si tuviera un hijo de ese hombre… un hijo de un asesino.
—Pero aún no es seguro —soltó él, estaba pálido ante la noticia.
Sucumbieron ante el silencio una vez más.
—Cuídate de Valentina, ya te advertido. —Rosa se levantó de la silla—. No tomes nada preparado por ella. Vi que en su celular estuvo buscando nombres de venenos.
Marko mostró una sonrisa, se levantó y la abrazó.
—Estaré bien, no te preocupes. —La observó y le acarició el cabello con una mano—. Tranquila, no voy a morir.
—Cuídate mucho, ¿sí?
Él le besó la frente y volvió a abrazarla.